I know your wife and she wouldn't mind

1.3K 68 48
                                    

un toque en su mejilla y un besito debajo de su oreja despertaron al pequeño Omega que dormía plácidamente entre montones de frazadas, ya que era demasiado friolento, teniendo que dormir tapado incluso en días de verano. Mientras que Emiliano sufría a veces por el calor, teniendo que sacar una pierna fuera de las frazadas para sentir un poco el aire frío.

- Lou... - El Omega continuaba con sus ojitos cerrados, no quería abrirlos. - Amor.

Sólo abrió un ojo, aún así no lograba ver bien en la oscuridad más el cansancio. - Emi, ¿Ya te vas? - Sonó como una queja mezclado con una pizca de tristeza.

- Sí amor, tengo que entrenar. - Emiliano le muestra la hora en su reloj, que marcaba las cuatro y media de la madrugada. - Te traje un desayuno, no sé si vas a querer comerlo ahora, pero no quería irme sin saludarte, además-

Fue interrumpido con un tirón, siendo enroscado por cientas de frazadas y unos brazos que lo mantenían quieto en su lugar. Emiliano reía, no entendía cómo Louis podía soportar todo su peso encima de él, sabía que estaba haciendo su mayor esfuerzo para poder respirar por lo menos un poco, todo para que el Alfa se quedara junto a él en la cama.

Emi se levantó un poquito, todavía con los brazos y piernas del Omega enganchados en su cuerpo, dejando que Louis respirara. Besó la nariz de su Omega, peinando a su vez el flequillo despeinado y enredado por las horas de sueño.

- Me tengo que ir amor, vuelvo en unas horitas nomás. - Promete el Alfa, dejando otro beso. - Necesito que desayunes.

Louis negó, con su ceño levemente fruncido. Emiliano relajó sus músculos al sentir que el menor invadía toda la habitación con su aroma. No era necesario, el Alfa siempre olía a su pareja, sin embargo parecía ser que Louis sí veía necesario marcar a su esposo con sus dulces, dulces feromonas.

Miel.

- No te acerques a ese Omega. - Louis advirtió, remarcando la palabra, para luego pasar su lengua a lo largo del cuello del hombre que seguía encima suyo.

- ¿Qué pasa si me acerco?

El Omega mostró dos de sus dedos, imitando unas tijeras cortando.

[...]

No pudo volver a dormir, odió a Emiliano por eso. ¡Pero cómo podría odiarlo si el Alfa había dejado una notita junto al desayuno!

Louis chilló y pataleó, mordió una almohada y hasta dejó soltar unas lagrimitas. Su Alfa era demasiado tierno y detallista, él había tomado un trozo de papel, un bolígrafo y con sus propias manos trazó letra por letra, palabras de amor para el Omega. Que sentía la necesidad intensa en su interior de correr hacia donde se encontraba su esposo para pellizcarlo por todos lados, morderlo y tirarle del pelo para así soltar todo ese amor inexplicable que le transmitían esos pequeños actos que su Alfa tenía con él. ¿Podía pedir algo más? Definitivamente no.

La nota era simple y corta; "Espero tengas un hermoso día siendo mi Omega, mi compañero. Gracias por estar conmigo en un momento tan especial. Te ama, Emi."

Y un puto corazón. ¡Emiliano había dibujado un corazón para él, para SU Omega, por el amor de Dios Louis tendría a cada uno de sus cachorros sin queja alguna!

Decidió por un segundo dejar su ataque de amor, para comer su desayuno. Café, un jugo de naranja y variedades de facturas, Louis ama demasiado las facturas hechas en Argentina y Emiliano lo sabía.

Quiso vomitar su medialuna a medio comer cuando encendió la tv y lo primero que vió fue a Lionel hablando sobre lo que mejor sabía hacer; dirigir y mandonear a las personas. Porque, ¿Cuidar a un Omega? Eso al parecer no había aprendido a hacerlo y Louis lo detesta. Entonces cambia el canal por uno de cocina, Louis tiene muuucha hambre aunque se encontrara comiendo como un loco.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 23, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

We can scape to the great sunshine Where stories live. Discover now