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—Llegas tarde —dijo Hyunjin siguiendo con su mirada a su mejor amigo recién llegado

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—Llegas tarde —dijo Hyunjin siguiendo con su mirada a su mejor amigo recién llegado.

—Primero; buenos días —suspiró cansado, recuperando el aire al haber tenido de que estacionarse un poco más lejos del jardín por ya no haber sitio donde solía dejar su auto—. Y segundo; lo sé, lo sé, pero mi mamá me llamó cuando me iba, así que... —Hyunjin asintió compresivo.

— Bueno, al menos no llegas tarde para ver a tu doctor —sonriendo travieso fue como se posicionó a su lado en la entrada, viendo como algunos otros apoderados llegaban, al igual que el padre del pequeño Minho.

Chan se enderezó, poniéndose firme, aunque sus mejillas estaban levemente sonrojadas y se notaba su nerviosismo de igual forma.

Cuando Jeongin llegó hasta la entrada tomando la mano de su hijo, conectó miradas con el profesor rubio, tragando duro y nervioso. Ambos elevaron un poco las comisuras de sus labios en una sonrisa tímida y cómplice.

Minho miraba todo desde su lugar, ¿Por qué sentía que se perdió de algo? De cualquier forma, caminó hasta un poquito más dentro de la entrada. Se quedó mirando a su padre; hasta a este punto del camino, su padre siempre se despedía, sobre todo cuando debía ir al trabajo luego de inmediato.

Podría ser un pequeño niño, pero sabía que había algo distinto en el ambiente. ¿El qué? Eso no lo sabía, pero de que había algo nuevo entre su profesor y su padre, había.

—Papá, ¿no vas tarde? —aunque amaba las interacciones de su profesor y su padre, tampoco significaba que prefería que su padre llegase tarde al trabajo, que siempre el mayor le decía que era importante llegar a tiempo a los lugares.

—¿Qué? Ah, sí —se arrodilló hasta quedar a la altura del niño con una mirada cálida y con cariño—. Recuerda que te va a venir a buscar Hwe, ¿sí?

—¿Te veré mañana? —su tono era un poco triste. Esta vez el turno de Jeongin dudaría un poco más de lo que solía durar, esta vez siendo un turno de veintiséis horas justas. El mayor asintió seguro.

—Mañana ya estaré en casa, ¿está bien? —le sonrió, intentando subirle un poco el ánimo—. Te comes toda tu comida, y no te duermas tan tarde —Minho asintió seguro, iba a cumplir su palabra—. Ya entra. Te quiero mucho —besó la mejilla suave del menor.

—Te quiero, ¡suerte! —corrió hasta su sala, encontrándose con sus amigos prontamente.

Jeongin suspiró. Revisó el reloj de muñeca que tenía e hizo una mueca, dándose la vuelta para empezar a caminar un poco más rápido.

El profesor rubio, al ver todo, se acercó rápido al padre, interrumpiendo su paso. Jeongin le miró expectante, y Chan respiró profundo y habló.

—Sé que vas tarde, pero ¿tienes alguna hora libre? Deberíamos hablar sobre lo que pasó el otro día —las mejillas del apoderado se sintieron calientes de inmediato, de igual forma, asintió.

My Little Bunny ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora