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En la hora de receso, Yangyang, Hendery y Ten juegan baloncesto con otros amigos. Varios estudiantes los rodean mientras animan el juego, y en una de las ventanas del edificio de la escuela, Ningning y Giselle observan a los muchachos.

Giselle está muy atenta a los movimientos de los muchachos, pero está más concentrada en los hábiles pasos que da Yangyang. El jovencito es rápido con el balón, disfruta la competencia fuerte que le dan sus amigos, y cuando anota, celebra con euforia.

—¡Bien! — grita Giselle.

Ningning, que está a su lado, la mira con sospecha. Voltea entonces a mirar la partida que se está realizando en el patio, pero así como su amiga, está más atenta en un jugador: en el bromista Hendery.

Giselle mira como Ningning pega un salto cuando Hendery le arrebata el balón a Yangyang.

—¿¡Hendery!? — le grita Giselle a Ningning.

—¿¡Y tú Yangyang!? — le grita Ningning a Giselle.

Y las dos muchachas saltan con emoción por el amor rebosante que sienten por esos dos hombres —que son estúpidos y a veces unos holgazanes—.

Por otra habitación del mismo edificio, también hay alguien muy atento a las jugadas de los muchachos: es Lee Jeno, que no ha bajado en ningún momento la mirada de los jugadores.

No.

En realidad solo de uno.

De Liu Yangyang.

Yangyang, quién se mueve con astucia y sabe arrebatar el balón. Yangyang, que ríe cuando sus amigos no pueden anotar. Yangyang, qué se pone violento cuándo Xiaojun se queja y no quiere continuar el juego.

Lee Jeno no puede dejar de mirar a Yangyang.

—¿Profesor Lee? Veo que está muy atento. — le pregunta de repente una de las maestras. Se trata de Wendy, si es que su memoria no le falla a Jeno.

El maestro Lee le quita la mirada a los estudiantes, asustado por haber sido pillado, y le da su atención a la maestra. 

—Sí, bueno...son increíbles jugando, ¿no lo crees? — es lo que atina a responderle Lee. 

—Sí, pero cuando están en clases dejan de serlo. 

Los dos maestros comparten algunas risas, hasta que la campanada que avisa el final del receso retumba en todo el edificio y Lee Jeno tiene que irse para prepararse a dar la siguiente clase.

Se despide de Wendy, y camina; campante, al aula que le toca, sin embargo, se detiene en la habitación de sus alumnos asignados. Aun estando vacía, se adentra y mira el desorden que hay en cada asiento y en cada casillero. Les recuerda mucho a él y a sus amigos, quiénes en su época de estudiantes siempre han sido tan desordenados y quisquilloso. 

Se pregunta qué habrá sido de Jaehyun y Johnny después de la graduación. Se siente mal por haberlos dejado de hablar.

Entre pensamiento y caminata, se detiene al lado del asiento de Liu Yangyang, y curioso de lo que tiene sobre la mesa, decide curiosear y descubre de inmediato la fascinación que tiene el estudiante por pintar. 

Mujeres desnudas. 

Jena esboza una risa, pensando que no puede reclamarle nada a un estudiante de 17 años. Es un buen pintor, al menos eso puede rescatar del muchacho. 

Buen amigo, admirado y bueno en la pintura. Yangyang se está haciendo increíble en la mente de Jeno. 

Hasta que la melodía de una canción empieza a escucharse del celular; que Yangyang ha dejado al lado de todos sus cuadernos, y el profesor Lee reconoce la melodía. 

Es de un vals, justamente la favorita de Eun Joo.

Lee Jeno recuerda entonces las veces que escuchó esa canción cuando Eun Joo estaba con él, pero el momento que se mantiene más vivo es la vez que se tomaron las manos para bailarla sobre la arena. Él, que no sabía nada de baile, aprendió los pasos gracias a Eun Joo y practicaron hasta cansarse. Hastar caer. 

Hasta besarse. 

La melodía termina y el timbre que siempre suena en los celulares cuando te llega un mensaje llama la atención de Jeno. Borra entonces el recuerdo y mira en la pantalla el nombre de la persona que decidió hablarle a Yangyang una vez que su mano toma el celular ajeno.

Es de Giselle:

Te amo.

Lo que hace Lee Jeno realmente es inexplicable. Lo hace muy rápido y sin preocuparse del lugar en el que está. Pero cuando borra el mensaje sin miedo, se percata de su acción tan cuestionable. 

Le empieza a dar miedo la manera en cómo empieza a actuar cuando se trata de Yangyang. 

—Profesor Lee.

La voz de un alumno lo sobresalta. 

—Lo estamos esperando, profesor. 

Lee Jeno, asustado, deja el celular ajeno en la carpeta y se da la vuelta para marcharse junto al estudiante; quién antes de salir, mira; extrañado, la carpeta de Yangyang. 

Bungee Jumping of Their Own || noyangOù les histoires vivent. Découvrez maintenant