❝Nuestro secreto❞

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La oscuridad de la noche aún se aferraba al cuarto de JiMin cuando abrió los ojos. El silencio era absoluto, roto solo por el suave zumbido de la nevera en la cocina y el tik tak del reloj de Cinnamoroll sobre su escritorio repleto de tarea hecha y por hacer. Se giró en la cama, con la mirada perdida en el techo. La luz del amanecer se filtraba por las cortinas, creando sombras danzarinas que jugaban en las paredes.

La mente del rubio estaba llena de pensamientos confusos, como una tormenta que rugía en su interior. Recordaba cada palabra, cada gesto de su hyung en la noche anterior.

«Sé que no estuve para ti en todos estos años, y que hay muchas cosas que no has hecho o que no sabes por lo abrumadoramente conservadora que es JiHyo»

«Pero ya estoy contigo, campeón»

«Puedes confiar en hyung»

«Yo te cuidaré más, campeón»

«Hyung te enseñará todo lo que quieras»

La cama, antes un refugio seguro, ahora parecía un terreno incierto. Se sentó, frotándose los ojos como si pudiera borrar las imágenes que persistían en su mente. Los susurros de Jungkook resonaban, invitándolo a un mundo desconocido.

¿Qué cosas podría aprender? ¿Qué le faltaba? Su mamá siempre lo premiaba por ser muy listo e inteligente, tenía un promedio de calificaciones impecable y todos sus profesores se deslumbraban con su desempeño en cada materia. ¿Qué sabiduría única y crucial poseía su hyung que le faltaba a él?

Diablos... estaba muriendo de la curiosidad.

Luego de aquel pequeño trance, miró su ruidoso reloj y notó que había perdido veinte minutos para arreglarse.

Se levantó y se dirigió al baño en un intento de escapar de la tensión en su habitación. El agua fría de la ducha chocó contra su piel, pero no logró lavar la confusión que lo atormentaba. Se sentía ansioso e inquieto, ¿por qué?

Mientras se enjabonaba con su jabón favorito de fresas, no podía evitar que la imagen de la piel bronceada, los tatuajes y las perforaciones, así como cada músculo increíblemente delineado, rondara su mente. ¿Sentía celos del cuerpo de su mayor? ¿O le asustó verlo así? Nunca había visto a un chico de esa forma, pues los idols de las revistas que él y Tae compraban no podían siquiera competir con JungKook.

¿Por qué rayos no podía dejar de evocar la imagen de su hyung sin camisa descansando en ese colchón nuevo?

Al salir del baño, se quedó unos momentos frente al espejo. Sus propios ojos lo miraban, pero parecían reflejar a un JiMin que estaba en la encrucijada de dos caminos, ninguno de los cuales estaba claro.

Luego de echarle la culpa a la boba pubertad, se decidió por vestirse y arreglar su mochila. El delicioso aroma del desayuno ya subía por las escaleras directo a colarse en su habitación, y su estómago comenzó a rugir.

Bajó las escaleras, encontrándose con la quietud de su adorada casa. La cocina estaba iluminada por la luz tenue de la lámpara sobre la mesa que minuto tras minuto era más inútil, pues el sol se hacía cada vez más presente en los ventanales de la primera planta.

Esa quietud familiar fue pisoteada por la presencia de un tercero. Oh claro, ya no eran sólo su mamá y él.

JungKook estaba allí, una figura enigmática, con una taza de café en la mano y una sonrisa impecable en su rostro afeitado. Traía el cabello mojado y goteando la sudadera negra que cubría su torso.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2023 ⏰

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"Starboy" © KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora