3. Chófer

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Me despierto por el sonido de la alarma, subo la persiana y abro las cortinas, me doy cuenta de que sigue lloviendo, pero es más chispear que llover la verdad. Escribiría a Pedri para decirle que no venga pero ya me ha escrito él diciéndome que me va a llevar igual y prometiéndome que no le viene mal porque tienen entrenamiento y tiene que pasar a por Gavi.

Me visto y hago un intento por arreglarme la cara de muerta que llevo, pero el maquillaje nunca ha sido una de mis mejores habilidades. Bajo cuando Pedri me escribe diciéndome que ya está abajo. Salgo de la habitación y me doy cuenta de que se me ha olvidado el paraguas, así que vuelvo corriendo a cogerlo. Me doy prisa en bajar las escaleras para no hacer esperar a los chicos y casi me mato cuando chocó contra un cuerpo.

—Perdó...—Violeta me corta antes de que pueda seguir.

—No te preocupes, ya estamos en paz —ríe y yo la sigo.

—Corre venga, que no quiero entretenerte — se despide de mí dándome vía libre para seguir mi carrera hasta fuera.

—¡Chao! —la digo mientras empiezo a bajar.

Veo el coche nada más salir y cuando llego a él me monto.

—Te haces de rogar —se queja de broma Pedri a la vez que arranca el coche.

—Perdón, es que se me había olvidado el paraguas —hablo rápidamente.

—Hola eh —dice esta vez Pablo haciéndose el ofendido, sé que se refiere a nuestro encuentro de ayer, porque a parte de la clara referencia, veo como al final se le escapa una sonrisa orgullosa.

—Iba a saludar ahora, que conste —me defiendo.

No iba a hacerlo, pero tampoco voy a admitirlo.

—Seguro, seguro —me da la razón como a los tontos y no hay cosa que me dé más rabia.

Pedri nos da una mirada rara a ambos, pero ninguno de los dos se molesta en explicarle nada.

—Luego no puedo pasar a por ti, entrenamos hasta las doce y después tenemos una sesión de fotos o no sé qué —cambia Pedri de tema.

—No te preocupes, soy capaz de volver a casa sola —le aseguro irónicamente.

Llegamos a la universidad y me bajo del coche a la vez que me despido y le doy las gracias al Pedri por acercarme.

Tengo anatomía a primera hora y creo que nunca me ha hecho tanta ilusión ir a clase como ahora. Entro a la clase y me siento en la parte de atrás con una chica que no tenía compañero todavía.

—Eres nueva ¿no? —me sorprende la voz de la rubia que tenía a mi lado.

La clase había terminado y estaba recogiendo mis cosas.

—Sí y ¿tú? —le devuelvo la pregunta.

—Segundo año, pero me ha quedado esta asignatura, así que, aquí estoy otro año más. —me explica. —Soy Patri, por cierto —aprovecha para presentarse.

—Yo Noa —la imito. —¿Es muy difícil? —pregunto volviendo al tema de la asignatura.

—No, si te lo curras, lo sacas. Yo fui un poco tonta y me preocupé más por salir de fiesta que por quedarme estudiando —suelta una risa un tanto amarga.

—Bueno, no conozco a nadie aquí, así que, no creo que vaya a muchas fiestas por ahora —la explico.

—Has dado con la chica adecuada —responde ella rápidamente. —El domingo hay una fiesta en una discoteca de aquí cerca, voy a ir con una amiga, vente —me propone.

—El lunes hay clase ¿verdad? —pregunto con ingenuidad.

—Los lunes solemos tener pocas clases, además, no creo que nos vayamos muy tarde, no lo pienses tanto y ve —intenta convencerme.

—Vale, sí sí, me apunto —ella sonríe de oreja a oreja y nos levantamos a la vez para salir de clase.

—Entonces, ¿no eres de Barcelona?

—No, soy de Madrid, me he mudado por la uni —respondo.

—Yo también me mudé, pero de Tarragona a Barcelona, así que, el cambio no fue muy grande —me cuenta. —¿Lo llevas bien? El estar tan lejos de casa y eso.

—Bueno, a ratos, tengo un amigo cercano aquí, me hace sentirme menos sola —río un poco. —Lo más difícil yo creo que es que todo es muy distinto, no conozco nada.

Creo que uno de mis mayores miedos es lo desconocido, esto estaba siendo una experiencia un tanto difícil de sobrellevar aunque no lo parezca. Todo es tan nuevo, que me cuesta hasta salir de la habitación.

—Normal —asiente. —Bueno, pues ya tienes otra amiga —me guiña un ojo con complicidad y yo sonrío.

Las clases pasan rápido y cuando me quiero dar cuenta son las dos y media y me toca volver a casa. Para mi suerte ya no llueve, camino hasta el metro tranquilamente hasta que una mano me toca la espalda.

—Dios, casi me matas del susto —digo cuando veo a Patri a mi lado partiéndose de risa.

—Perdón, no lo he podido evitar —se disculpa. —¿Vas al metro?

—Sí, ¿a dónde vas tú?

Su respuesta me sorprende bastante porque vive en mi residencia, y no solo en mi misma planta, su habitación es la de al lado de Violeta.

—Esto es el destino tía, nos teníamos que conocer —río un poco ante sus ocurrencias y su tono de seriedad. —¿Conoces a Vio entonces? —me pregunta mientras nos sentamos ya en el metro.

—Sí, nos hemos chocado un par de veces por las escaleras, es muy simpática.

—Pues perfecto, porque es la amiga con la que voy el domingo, así que, ya os conocéis.

Voy a responder cuando empieza a sonarme el móvil, Pedri, ¿quién iba a ser sino?

—Hola, ¿qué pasa?

—¿Has llegado bien

Pesado. Pedri es como el hermano mayor que nunca has tenido, la diferencia es que yo sí que lo tengo entonces son como réplicas que me vigilan allá a donde voy.

—Sí, Pedri estoy en el metro voy con una amiga que también vive en la residencia, no me van a raptar —le explico con ironía.

—Vale, vale, solo quería asegurarme.

—Venga, Adiós, gracias por llamar —me despido y cuando escucho su respuesta, cuelgo.

—¿Ese era tu amigo? —pregunta Patri a lo que yo asiento. —Pedri, parece el del barça.

—Es él —afirmo, y no sé si hago bien o mal.

—No me jodas, ¿tu amigo, tu único amigo aquí es Pedri? —dice incrédula.

—Sí, mi hermano es entrenador y fue él de Pedri durante un par de años, acabamos haciéndonos amigos y se hizo muy cercano con mi hermano, es casi familia.

—Joder —creo que seguía sin asimilarlo, aunque yo no lo veía para tanto.

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Intentaré subir capítulo hoy o mañana
Espero que os esté gustando la historia.
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Wildest Dreams (Pablo Gavi)Where stories live. Discover now