Capítulo Tres

525 50 1
                                    

No supo cuánto tiempo había transcurrido desde que se durmió. Para su sorpresa, al mirar la hora en su teléfono, se percató que todavía faltaba mucho para el amanecer. No había ningún mensaje de Kuea, y tampoco estaba conectado, por lo que volvió a dejarlo reposar en la mesa de luz.
Intentó girarse, cambiar de posición para volver a dormir, pero tampoco eso funcionó. No creía poder conseguirlo estando tan intranquilo.
Se levantó y fue hacia la cocina, con la intención de que al beber un vaso de agua quizás lo lograría. Pero antes de que pudiera llegar a servirlo, se encontró con alguien que lo estaba esperando allí sentado en una de las banquetas.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó confundido al joven Diao—. ¿Kuea vino contigo?
—Ah ya veo, luzco como Diao. El prometido de tu mejor amigo, ¿verdad? —le consultó aquel que se veía como el chico, pero que aparentemente no lo era.
—¿Es éste algún tipo de broma extraña? —cuestionó, acercándose con cautela.
—Suelo tomar mi trabajo muy en serio, así que te aseguro que no es ninguna broma.
—¿Trabajo? ¿De qué hablas?
—Será mejor que te sientes antes de que lo explique, porque probablemente no lo creas en un inicio.
Aunque estaba confundido sobre lo que estaba ocurriendo, decidió hacer caso y tomar asiento. Tal vez Diao solo quería hablarle sobre Kuea, pero estaba actuando de una manera extraña.
—Bien, explícame qué está ocurriendo. ¿Por qué NuKuea o Yi no vinieron contigo?
—Porque no soy quien tú crees que soy, pero me ves como alguien conocido para que sea más fácil para ti entenderlo.
—Pues no estoy entendiendo nada en absoluto.
—Eso es evidente, porque solo te has limitado a ver una cara de la moneda en tu vida diaria.
Sus palabras se escuchaban cada vez más confusas, ni siquiera parecían ser dichas por aquel chico que conocía.
—¿A qué te refieres? —le cuestionó.
—¿Quieres ver realmente a lo que me refiero?
Lian asintió, sin saber lo que le esperaría.
—Entonces te enseñaré lo que ocurrirá en la Navidad presente, con cada decisión que has tomado durante éste último tiempo —le propuso el supuesto Diao, pasando una mano delante de los ojos de Lian como si corriera un velo—. De esa absurda cena que puede seguir esperando y continuará aunque tú no estés, ¿verdad? Parafraseando tus propias palabras.
Lian apenas había parpadeado en medio de esa situación tan confusa, buscando comprender lo que el chico le decía. Y sin que se diera cuenta todo a su alrededor había cambiado, ya no se encontraba en su hogar sino en la sala del hotel donde tendría la reunión con los inversores esa misma noche.
—¿Qué? ¿Qué es todo esto? ¿Dónde estamos? —preguntó Lian sorprendido.
—La mejor manera de que lo comprendas es que lo veas —le explicó el otro, incorporándose de la silla donde ahora estaba sentado—. ¿Quieres echar un vistazo a tu alrededor?
Lian se levantó y comenzó a caminar por la sala. El grupo de inversores comenzó a ingresar a la sala.
—¿Qué sucede? —le preguntó a Diao, después de ver cómo las personas pasaban de él sin verlo.
—No van a verte ni sentirte, a esta versión de ti. Pero si al estricto Lian que está por entrar —le indicó.
Pudo escuchar los comentarios por lo bajo de aquel grupo de personas reunidas.
—No puedo creer que vaya a perderme de pasar está Navidad junto a mis hijos, porque este hombre no es capaz de cambiar la fecha de la reunión.
—También pensé que al ser alguien joven, tal vez prefería pasar este día junto a sus amigos o quien sea. No estar aquí encerrado revisando presupuestos.
—Todo un Grinch, así te ven tus posibles nuevos socios —le comentó Diao.
Si para sorpresas que se llevaría en esa noche no fuera suficiente encontrarse en otro lugar diferente al de su hogar, verse a él mismo entrando en aquella sala fue todo un impacto. Su mirada pedía la explicación que su voz imposibilitada de salir quería pedir.
—Esa es tu versión de la Navidad del Presente, así vas a pasarla —le explicó el joven parecido a Diao.
—Pero yo estoy aquí, ¿cómo es posible? Esto debe ser solo un mal sueño.
Lian cerró sus ojos con fuerza, como si de esa manera pudiera despertar. Lo hizo al menos unas tres veces, hasta que desistió por no poder conseguirlo.
—Sí, no funciona así —negó su guía—. No volverás a "despertar" a menos que haga mi trabajo.
—¿Y cuál se supone que es tu trabajo Diao? ¿Qué es todo esto?
Mientras un desconcertado Lian exigía explicaciones, la reunión había dado inicio. En el rostro de todos los presentes podía leerse el hastío, ninguno de ellos quería estar allí. La infelicidad era palpable.
—Ya te he dicho que no soy Diao, pero puedes llamarme de ese modo si lo prefieres.
—Si no eres Diao, ¿quién eres?
—Mi nombre no puedo decirlo, pero me conocen como el Espíritu de las Navidades Presentes.
Lian largó una carcajada, creyendo que podía ser solo una pésima broma o jugarreta bizarra de su mente.
—Esto no puede ser real —negó con la cabeza.
Lian intentó salir de aquella sala, como si así pudiera romper con el cruel encanto que lo mantenía allí atrapado. Pero al pasar por esa puerta, tan solo ingresó en otro escenario de lo que iba a ocurrir en esta Navidad.
Podía reconocer perfectamente ese lugar, después de todo había pasado algunos años viviendo en ese hogar. Su hogar familiar.
Guiado por la voz de su madre se encaminó hacia la sala de estar, donde ella se encontraba hablando por teléfono.
—Está bien, querido, sabes que en nuestra familia siempre tendrás un lugar. Gracias por llamarnos y estar presente para nosotros.
Su madre se veía conmocionada, y lágrimas rodaron por sus mejillas tras terminar ese llamado. Su padre, que había estado sentado en el sillón, se acercó hacia ella y la abrazó.
—Él no vendrá otra vez, lo siento cariño —le comentó la mujer a su esposo, aferrándose a su abrazo.
Al verlos tan entristecidos, Lian quiso acercarse a ellos, pero su mano solo atravesó el brazo de su padre.
—¿Qué sucede? —le preguntó al que se presentó como un espíritu, que ahora estaba a su lado.
—Te dije que no podían sentirte, ni verte —volvió a repetirle.
—Pero tengo que estar con ellos, haz que puedan verme. Me necesitan.
—Te necesitan hace ya un tiempo, tal vez no te habías dado cuenta de ello.
—Pero haz algo para que pueda estar con ellos —exigió.
—No soy yo quien puede hacer algo al respecto.
—Sácame de aquí, déjame despertar y que pueda ir con ellos. Debo verlos antes de viajar, estaré fuera por varios días.
El espíritu hizo una mueca de disgusto al escucharlo mencionar ese viaje.
—Realmente pensé que funcionaría —comentó por lo bajo el espíritu del presente—. Pero a reacciones duras, medidas más severas.
Chasqueó sus dedos y el escenario volvió a modificarse. En esta ocasión ambos estaban en la casa de Yi y Diao.
—Deja de hacer eso, y haz algo para que pueda volver a despertar —volvió a pedirle Lian.
—Eso intento, hay algo más que necesitas ver para que haya cumplido con mi labor —señaló el espíritu.
Lo guío hacia la habitación donde se encontraban sus amigos junto a Kuea.
El verdadero Diao estaba abrazando a su mejor amigo, quien seguía llorando después de haber finalizado la llamada que le hizo a sus ex futuros suegros.
—Debería estar con ellos, pero no tengo la fuerza para acompañarlos hoy. ¿Con qué cara lo haría? —expresaba Kuea en medio del llanto—. Les prometí que éste año sí iríamos a verlos, y nuevamente no pude cumplirles.
—Kuea, no es tu culpa, lo intentaste —quería tranquilizarlo Diao.
—¿Por qué no pudo escucharme? Al menos una vez… —su voz sonaba entrecortada.
Lian sentía su corazón achicarse al verlo en ese estado, tal como cuando leyó su carta de despedida.
—NuKuea… —murmuró, intentando acercarse a su amado.
El espíritu volvió a detenerlo al anteponerse en su camino.
—No va a escucharte, ni verte —le recordó.
—Tengo que volver con él —sentenció Lian.
—Puedes hacerlo.
—Por favor, sácame de aquí. Aún tengo tiempo de hablar con él antes de mi vuelo.
—No puedo creer que seas tan testarudo —sacó de quicio al espíritu.
—Solo te estoy pidiendo que me regreses a mi hogar. Que pueda despertar y así hablaré con Kuea antes de irme, sé que podemos solucionarlo.
Confiaba en que Kuea lo amaba y lo perdonaría, que entendería una vez más sus promesas a futuro porque ese negocio que debía cerrar era importante.
—¿Realmente crees eso? Que una nueva promesa a futuro pueda servir en esta ocasión también —le cuestionó el espíritu.
—Sí, sé que Kuea me ama y va a esperar. Siempre lo hace.
El espíritu del presente esbozó una sonrisa ladina, para luego negar con su cabeza.
—No quería llegar a éste extremo, pero ya que lo pides lo tendrás —comentó el espíritu que se veía como Diao—. Voy a presentarte a un buen amigo, pero te advierto que aún no lo reconocerás.
—No quiero conocer a tus amigos, solo quiero… —se estaba negando Lian, cuando la bruma interrumpió en el lugar para cambiar nuevamente el escenario donde se encontraban.
Unos pasos resonaban en medio de la oscuridad y apenas un poco de luz iluminaba al expectante Lian. Cuando ese nuevo espíritu llegó junto a Lian, éste último comprendió que efectivamente no lo conocía, pero en él apreciaba cierta extraña familiaridad.

 Cuando ese nuevo espíritu llegó junto a Lian, éste último comprendió que efectivamente no lo conocía, pero en él apreciaba cierta extraña familiaridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Voy a dejar esta imagen por aquí, y sólo diré una cosa. Puede que otros lo vean como Sky (de Love in the air), pero para mí el espíritu de las navidades futuras se vería así.
A quien entienda la referencia a la "familiaridad" se gana un fic de esa posibilidad, no mentira 🤣 Todavía no entro en el mundo de la escritura de omegaverse. Pero si me lo imagino así.
Para quienes no conocen "Un cuento de Navidad", esa es su temática, la aparición de los espíritus de la Navidad para ayudar a alguien a recuperar la esperanza y alegría por estas festividades.

AU Cutie Pie: Especial Navidad 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora