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Samantha abrió la mochila de la escuela, de ahí saco una hoja y un lápiz. Puso la hoja encima de la caja de cartón de su peculiar paquete y con el lápiz se dio pequeños golpes en sus labios, mirando hacia arriba pensando en que podría decir. Por fin pensó en algo, con su lápiz escribió "¿Por qué un ojo?" Luego pensó otro momento más y escribió "¿están vivas cuando le quitas eso? Samantha pensó, pero creyó que eran suficientes preguntas, no quería saturar y doblo dos veces ese papel y lo puso debajo de su almohada, cuando anocheciera lo pondría en su ventana y con suerte esa misma noche se llevaría su carta.

Justo después Samantha se quitó la funda de la navaja de su pierna, esta había dejado marcada ligeramente su pierna con el contorno de la funda, quedo algo distraído viendo la funda, luego guardo la funda con su navaja dentro en el armario, lo más arriba y al fondo posible.

Samantha fue hasta la sala, allí se sentó en el sofá, se encuentra muy ansiosa por la respuesta de ese alguien. Prendió el televisor que estaba encendido en el canal de noticias en este el titular era del pueblo de Dubái "debido a los 3 asesinatos, autoridades mayores llevaran la investigación" Samantha cambio el canal donde mostraban una película algo vieja, pero se quedó igual a verla.

Su madre y abuelo llegaron una hora después, estos saludaron, Samantha contesto sin dejar de ver la película, su madre siguió hasta la habitación de ella, mientras que su abuelo se sentó junto a ella al lado del sofá.

-Sam lo siento por lo que dije – dijo su abuelo, el miraba a Samantha esperando una respuesta, pero ni le prestó atención, así que continuo – solo quiero protegerte.

-para – le dijo Samantha algo molesta, pero más que eso parecía decepciona más bien - ¿crees que yo puedo llegar a hacer eso?

A su abuelo esta pregunta le cogió por sorpresa, tanto que se quedó pensando mucho tiempo que Samantha se quedó sin paciencia y se fue a su cuarto sin decir una palabra.

Cerró la puerta lentamente, no quería llamar la atención, pero lo que más temía era que tal vez su abuelo tenía razón ¿podría ella hacerle algo a alguien? Pensó en cómo había llevado esa navaja sin ninguna razón, en cómo después de ponérsela en su pierna salió al patio y su abuelo noto lo feliz que estaba ¿eso significaba algo? Samantha reprimió esos pensamientos y mejor despejo su mente en alguna actividad así que saco su libro de veterinaria, Samantha jamás en sus visiones se vio involucrado ningún animal, jamás por su mente ha pasado hacerle daño a algún animal, le gustaba la veterinaria era lo que quería ser de grande. Aunque jamás le pidió una mascota a su madre, hace mucho tuvo una conversación con su abuelo y le hizo darse cuenta de que una mascota no era lo indicado para ella en ese momento. Ahora para ella era más claro, no quería tener una hasta que sus visiones desaparecieran. Después de eso se dio cuenta que tal vez fue algo dura con su abuelo.

Samantha leyó algunos fragmentos del libro de veterinaria por un buen tiempo, ya sabía que se disculparía con su abuelo, pero quería hacerlo luego, se sentía mal, pero tampoco le gustaba que su abuelo usara ese término con ella, la hace sentir mal, ¿tal vez porque cree que sea verdad? ¿o solo no le gusta pensar en eso?

Samantha salió de su cuarto y fue a la sala, esta está vacía, voltea rápidamente hacia la cocina la cual también se encuentra vacía. Va al patio donde al fondo en la pequeña banca esta su madre, sentada mirando y la saluda cuando se percata que Samantha está en la puerta.

Samantha sale de su casa hacia el patio en dirección hacia su madre, allí se sienta a su lado.

-¿estabas durmiendo?

-estaba leyendo.

-que bien ¿algo interesante?

-sí, ya sabes veterinaria ¿y tú que hacías?

-vi algo de televisión y vine aquí.

-¿y el abuelo?

-está durmiendo.

-¿Cómo era papá?

Su madre la miro unos instantes, Samantha noto una pisca de melancolía y tal vez algo de nervios.

-bueno él era todo un caballero, siempre me regalaba cosas siempre que podía, así fueran una pequeña golosina, era un sueño como le dirían algunos.

-¿y todo era tan bueno entre ustedes?

Su madre la miro fijamente, como si estuviera pensando.

-¿Por qué esa pregunta?

-quiero saber todo de él.

-puede que algunas cosas que te diga dejen de verlo como lo vez ahora.

-¿a qué te refieres?

-tal vez algunas cosas de él te decepcionen.

-no lo creo.

-Sam todos tenemos algo con lo que cargamos, un secreto que no queremos que nadie sepa, tu padre como casi todos tenía el suyo y después de varios años de matrimonio el decidió que yo debía saberlo.

-¿Qué secreto era?

-no te lo puedo decir, pero eso de cierta forma arruino nuestra relación eso fue semanas antes que muriera.

-¿nunca me lo dirás?

-no necesitas saberlo, él fue un buen hombre gran parte de su vida, quiero que así sea como lo recuerdes.

-bueno vuélveme a contar como se conocieron – dijo Samantha mientras arre cuesta su cabeza sobre el hombro de su madre.

-bueno la primera vez que vi a tu padre casi me mata de un susto – dijo su madre con una cara muy pensativa, como si pensara en eso y se preguntara como paso todo – ese día salí muy tarde de la universidad y estaba esperando sola el bus, de la nada llego tu padre con un saco negro y con la capucha puesta, pensé que era un ladrón, luego se quitó la capucha, de la nada se disculpó, me dijo que me había confundido con una amiga suya y que solo quería jugarle una broma, se disculpó muchas veces y me acompaño a esperar el bus, cuando llego el bus me pidió mi número.

-¿mi papa hacia muchas bromas?

-no muchas muy rara vez.

-¿se sintió mal de hacer bromas desde que te conoció?

-debió haber sido eso – dijo su madre mirando a la nada – Sam iré a ver si puedo hacer una siesta, estoy algo cansada.

-Está bien.

Su madre se levantó y camino hasta su casa dejando sola en la banca a Samantha se quedó pensando en la historia que le conto sobre su padre, no quiso pensar mucho en ello, sabía que su madre tenía razón no quería saber algo malo de su padre, prefería recordarlo tal cual como lo hace ahora en vez cuestionar eso.

Samantha se quedó ahí sin más pensando en muchas cosas e imaginando muchas otras, pensaba en su padre de cómo le gustaría conocerlo, pero jamás podrá conocerlo, pensaba en la navaja ¿por qué la compro? ¿alguna vez pensó en usarla con alguien? Pensaba tantas cosas que al final solo se quedó viendo un pedazo de césped del suelo.

Estaba tan concentrada en el césped y por su mente pasaban tantas cosas que no se dio cuenta que su abuelo se sentó al lado de ella.

-Hola Sam – dijo su a abuelo, vio que Samantha dio un salto al percatarse de la presencia de él.

-Abuelo quería hablar contigo – hizo una pausa y lo miro – creo que mi reacción fue algo exagerada

-claro que no creo que pienses que pienso en que seas capaz de hacer una cosa de esas, solo necesito saber que no cometerás un error no sé cómo funcionan esas visiones, pero al otro día te pasa algo muy similar, no quiero que por un momento pienses que no es un sueño.

-Claro lo entiendo, pero no creo que debas preocuparte tanto.

-bien si hay algo me lo dirías ¿verdad?

-si – mintió Samantha.

Asesino SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora