CAPÍTULO VI

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La noche era tranquila y cálida. La luna podía verse en todo su esplendor reflejándose en las apacibles aguas del lago. Raelle giró detrás de ella encontrándose de frente con Scylla quien la miraba con ternura, a la vez que le sonreía, haciéndola sonreír también. Sin decir nada, se acercó lentamente, la tomó de la barbilla y cerró el espacio entre ellas, presionando sus labios para un breve y dulce beso que se sentía tan cálido y real... pero no lo era.

La doctora despertó de golpe, levantando la cabeza que estaba recargada sobre un grueso libro de cardiología, se talló los ojos para despejarse y miró a su alrededor, encontrándose con la sala de descanso del Hospital. Suspiró con frustración dándose cuenta de que todo había sido un sueño, un muy hermoso sueño.

—Tengo que solucionar esto de alguna manera.

📖📖📖📖📖📖📖📖

La doctora Tally Craven terminaba una consulta médica con una pequeña niña que estaba fascinada portando al cuello la medalla al mérito altruista que le había prestado. Tally, era muy dulce con los niños, demostrando la enorme vocación que tenía como pediatra.

—Esta medalla es hermosa, ¿cómo la consiguió?

—Estuve en Estados Unidos recién terminé mi carrera y me presenté como voluntaria para atender a varios damnificados por una inundación. La labor que hicimos los voluntarios, fue reconocida por el alcalde de la ciudad con esta medalla.

—Amber, entrégale ya su medalla a la doctora. —Dijo la madre de la niña.

—Sí, mami.

La doctora se agachó un poco y la pequeña le colocó la medalla en su cuello.

—Gracias, oficial. —Dijo en tono de broma, como si acabara de recibir el reconocimiento y la niña sonrió—. Y recuerda tomar tu medicina para que te alivies pronto.

—Eso hará, doctora. Gracias por su atención.

—Cualquier problema que se presente con el tratamiento, por favor traerla a consulta de inmediato.

—De acuerdo, muchas gracias.

La doctora abrió la puerta de su consultorio para que la mujer y su hija salieran. Justo en ese momento llegó Raelle .

—¿Tienes un minuto?

—Claro, pasa.

Raelle tomó asiento, mientras Tally colocaba su medalla sobre una repisa.

—Tally, estoy algo inquieta.

—¿Por qué?

—Hace mas de una semana que estuve en Nueva York y desde entonces no he dejado de pensar en Scylla, incluso en mis sueños está.

—Uh, eso es demasiado intenso. ¿No te ha llamado?

—No y yo tampoco lo he hecho. Le pedí tiempo para asimilar las cosas y si no se ha comunicado conmigo, supongo que es porque está respetando eso.

—Lo cual es muy considerado de su parte.

—Es que ella es tan linda.

—Deberías llamarle.

—Antes creo que debo dejar claro todo esto científicamente o aceptar su teoría.

—¿La unión mística de ustedes dos que el Universo planeó?

—Me cuesta entenderlo, pero creo que de un modo u otro estamos conectadas. Sólo quiero aclarar algunas dudas. No pensé que alguna vez diría esto, pero necesito que me ayudes a hablar con tu novia.

EL LIBRO DEL AMOR (RAYLLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora