Nos vamos.

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Todo era un caos, entre los profesores que hablaban al mismo tiempo, nadie entendía nada, sin embargo, ni Dumbledore, ni ella aparto la mirada del uno del otro. Liliana los escucho hablar y gritar por un largo tiempo, pero, aun así, no decía nada.

Liliana sintio como algo la cubría por los hombros, parecía ser una túnica celeste con blanco. Suspiro y decidió ponérsela, agarro una cuerda y se la amarro en la cintura.

— ¡Cuanta insolencia! — grito Phineas, con furia, arrugando su nariz. — ¿¡Como te atreves a aparecer de esa manera a este lugar sagrado como lo es, este colegio!? O peor aún... ¡Este sagrado directorio que ha perdurado por generaciones! Parece que los valores que todos nosotros, los paradocentes y yo mismo, te han enseñado se te ha olvidado, mocosa...

— Suficiente, Phineas. — dijo Dumbledore. — ¿No está contento de saber que Lily esta con vida?

— Si, pero si apareciera decentemente...

— Supongo que ningún alumno suyo ha regresado de la vida, tal vez por eso está molesto. — murmuro Liliana, dirigiéndose al escritorio, se sentó, entrelazando su pierna derecha. — ¿Estoy en lo correcto?

— T....Tu... — murmuro Phineas. — ¿Así es como nos pagas por todo lo que hemos hecho por ti? 

— ¿Debería agradecer e inclinarme ante alguien que jugo con mi confianza y me hizo creer que lo mejor para mí era suicidarme? — inquirió, alzando la ceja. — No sabía que me quería muerta como Sirius.

Phineas iba a hablar, pero Dumbledore se adelantó.

— ¿Entonces si te mataste? — pregunto Dumbledore, abriendo los ojos con sorpresa.

Liliana soltó una sonrisa con poca gana. — ¿No dijo que tenía que hacerlo?

— Yo.... — murmuro el anciano, sus ojos azules la observaron por unos segundos, luego los bajo, como si estuviera avergonzado. — Si, yo te lo pedí. Te pedí que te murieras.

— Y lo hice, hice mi parte. — afirmo. — Pero... debe de saber que calculo mal en este juego, Dumbledore. — varios profesores abrieron la boca, indignados. — Nadie puede matar a una sombra sangrienta, o por lo menos, si es que aceptas este poder. 

— ¿Podrías decirme como sobreviviste?

Liliana miro sus uñas, por una extraña razón, sentía la necesidad de rasguñar algo, miro de reojo por atrás, vio los objetos, así como los libros y libretas viejas.

— Fueron las sombras sangrientas, es lo que me salvo y me protegió hasta el final. Sin embargo, también descubrí algunas cosas.... — Liliana miro al Señor Black. — Como, por ejemplo...

Phineas hizo una mueca, tembloroso cuando sus ojos se encontraron. La mirada de aquella niña no era normal, sus ojos verde avellanas, brillaban con fuerza, era como si fuera una bestia maldita, dispuesta a asesinar con la mirada.

— Descubrí que la familia Black asesino a varios niños mestizos y de sangre muggle con el don de las sombras. También, — agrego. — habían manuscritos, explicando algunas cosas. 

Alzo la mano, y la lechuza le entrego unos papeles.

— Curiosamente, estaban en su despacho, profesor Dumbledore... 

Liliana dirigió su mirada a los manuscritos y algunos pergaminos con la letra que conocia muy bien, era de Albus Dumbledore. 

— Incluso esta su letra aquí, vea...  «La familia Black es la más noble y las limpia de todas, por esa misma razón, (y al ser descendientes directos de la primera sombra sangrienta en todo el mundo y fundador de esta casa,) se encargará de mantener la dignidad de la sombra sangrienta, al igual que ser su guardián. Daremos la vida para protegerlo, así como asesinar al que quiera lastimarlo.» 

Soy tu Sombra. (7)Where stories live. Discover now