Freddy me ayudó a quitar los tablones de madera que cubrían la puerta al sótano, y una vez abierta la puerta tomé la linterna para ver cómo unas escaleras en caracol bajaban a lo más profundo, sin embargo, a partir de cierto punto ya no quedaban escaleras, ahí es cuando la cuerda entraba en acción. Ambos bajamos cuidadosa y sigilosamente, cerrando la puerta detrás de nosotros. Estas escaleras eran viejas que era imposible no tener miedo de que en cualquier momento se cayeran, todo esto sumado a los insectos gigantes en las paredes poco a poco alimentaban mi miedo.
Una vez llegando al final de la escalera atamos muy bien la cuerda, y revisamos varias veces que no se pudiera desatar. Una vez hecho esto revise que tuviera todo para bajar. Fred me miraba en silencio.
-Gracias por ayudarme, amigo.- lo miré. -A veces me cuesta hacer que la gente crea en mí nuevamente.- Me quedé callado y seguí atando las cuerdas a mi arnés.
-Todo lo que quieres es a tu familia de regreso. Yo también quiero a la mía. Somos iguales.
-Ella era muy importante para ti. Lo siento tanto.- Me dijo.
-La chica de mis sueños. Habríamos hecho una familia juntos. Sólo la quiero de regreso. Por eso estaré a tu lado.- Dije, entregándole una pantalla en la que podría ver dónde me encontraba.
-Es extraño... casi siempre a quien miran a través de una cámara es a mí.- Sonreí leve, y le indique con la mano que se fuera. -Ten cuidado allá abajo.-
Fred retrocedió y yo empecé a bajar por la cuerda, con la linterna en la boca. Era mucho más profundo de lo que me temía. Pero ya no podía echarme para atrás, esto era mi deber, y tenía todo para cumplirlo.
Bajando y bajando, hasta sentir el suelo bajo mis pies. Agradecí internamente haber insistido en la tienda para que me dieran la cuerda más larga que tuvieran. Una vez ahí tomé la linterna y apunte a todos lados, era una oscuridad tan absoluta que mi linterna era toda la luz que podría haber.
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Aun con las piernas temblorosas apunté con la linterna en todas las direcciones, asegurándome de estar alejado de peligro. Una vez hecho, encendí la cámara por la que Freddy me vería.
-¿me escuchas?- pregunté.
-Te escucho y te veo perfectamente, compañero.- me dijo. Y comencé a desatar la cuerda de mí, para comenzar a caminar. -no te adentres mucho, no queremos que te pierdas.
-Entendido- Caminé una distancia cómo de doce metros hacia adelante, mientras apuntaba en todas direcciones con la cámara y la linterna, pero no había nada que pareciera relevante. Sólo necesitaba algo, una pista de que ellos estaban aquí. Lo más mínimo y sería suficiente.
-¿Ves algo?
-Sólo... veo rocas.- Dije, ligeramente derrotado. Y di un paso más adelante.
