Capitulo 85

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Harry

La carretera esta desolada, son las diez y media de la noche y no hay una alma en mitad de una fría noche de noviembre. El auto está a alta velocidad mientras siento como mi cuerpo inerte pierde energía, mis nudillos están blancos de la rabia mientras el recuerdo de una hora atrás cruza por mi mente.

Llego del trabajo y abro la puerta, es muy temprano para ir al apartamento y no quiero verle la cara a Leila, subo las escaleras de mi vieja habitación y abro el corcho con los dedos sin problema. Bebo el contenido del vino en un segundo y bajo lentamente hasta la cocina, el sonido del grifo del agua y los platos siendo lavados resuenan en mi cabeza y empuño con fuerza el cuchillo guardado en el bolsillo derecho del pantalon escondido gracias al largo de mi camisa.

Richard esta de espaldas.

Camino con lentitud pudiendo sentir la carne fresca y la escurridiza sangre a punto de chorrear por mis dedos.

—Harry —Una mano tras mi hombro me detiene y entonces el tipo escuálido parece escuchar y gira espaborido.

Me miro en el espejo retrovisor, mis ojos están completamente negros desde la pupila hasta la parte normalmente blanca. Disminuyó la velocidad sintiendo como cada vez más mi sistema tiene hambre y necesidad de sangre.

Permiso —Susurra el hombre pasando asustadizo entre mi madre y yo.

Se ha salvado... otra vez.

Me giro quitando sus dedos de sobre mi.

—¿Qué quieres?

—Soy tu madre por si de alguna forma lo haz olvidado.

Sonrió —, créeme, he tratado de tenerlo muy presente últimamente "mamá" —El tono que utilizo con la última palabra parece irritarla.

—Es domingo.

Me enconjo de hombros.

—¿Y que?

—Espero que hallas tenido suficiente con esa única vez en que te rebajaste acostandote con esa chica Lili Ann; porque mañana la despedire y ya sabes lo que pasa en esta casa con los empleados que despedimos. Tu padre hará lo que le pida.

Me paso el pulgar entre los labios disimulando.

—La encontré con su uniforme desarreglado y me confesó que fuiste tu. La despedire mañana.

El recuerdo de ese día, cuando follamos en esta casa se me viene a la cabeza y hago todo por contenerme y actuar.

—Haz lo que quieras, no me interesa.

No tengo autocontrol de mis impulsos cuando reduzco la velocidad. Veo un hombre medianamente alto y blanco caminando por la orilla de la carretera, miró de reojo, coicidencialmente tiene un asqueroso bigote respingado y es muy parecido a Richard, una sensación de intoxicación y furia se mezclan en mi interior sumado a la falta de sangre que pide mi cuerpo ahora casi inerte.

Mi auto retrocede, lo estacionó a mitad de la carretera y el cuerpo del hombre ya se ve a lo lejos, me tomo mi tiempo hasta que a mi vista se ve lo suficiente pequeño y aumento ligeramente la velocidad...

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora