02

12.5K 672 95
                                    

dos días pasaron desde aquella última desilusión, una de las tantas a lo largo de los veinte años que lo conocía

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


dos días pasaron desde aquella última desilusión, una de las tantas a lo largo de los veinte años que lo conocía.

ni una llamada. ni un mensaje. parecía que no existía para él.

igualmente yo tampoco había insistido mucho, con la poca dignidad que me quedaba le mande un mensaje preguntando si iba a ir a la casa. nunca recibí respuesta.

en contra de mi voluntad me levanté para bañarme, siempre que leandro hacia estas cosas arruinaba el poco autoestima y salud mental que me quedaba. era costumbre quedarme por varios días acostada hasta que él vuelva a dar una señal de vida.

no se por qué pensé que esta vez iba a ser diferente.

hoy recibía a una de mis amigas de Italia, carina. en estos años donde viaje a rusia y francia por suerte no perdimos el contacto. me hacia bien conocer gente más allá de leandro y poder confiarle a alguien todo lo que me pasaba.

un tiempo después de la ducha sonó el timbre de la casa, con la mejor sonrisa que me salió en ese momento fui a abrir la puerta. ella salió a mis brazos y ambas reímos, nos habíamos entrañado un montón.

nos sentamos en la mesa, ella había traído macitas y yo ya tenia el mate preparado. era como en los viejos tiempos.

- mira tus ojeras, candela, por dios ¿ahora que hizo el pelotudo? - me preguntó tomando una de mis manos sobre la mesa

mis ojos se aguaron al instante y se me dificultó tragar una de las macitas.

- nada me prometió que iba a venir y no vino. hace dos días no se nada de él - le dije evitando algunas partes, si se las decía iba a ser peor

ella me ofreció una servilleta que tome para limpiar las lágrimas que corrían por mi rostro, me sentía muy vulnerable.

- algo de todos los meses, can. no cambia más, no podes vivir en la sombra por el resto de tu vida

- ya lo hice por veinte años, puedo seguir así

demasiado optimismo para una "relacion" que ya estaba rota.

- ¿por qué seguis con él? podrías tener a cualquier pibe a tus pies, cande, y vos seguis atrás de un boludo que lo único que sabe hacer es lastimarte

alcé mis hombres y suspiré, toda persona de mi círculo íntimo me preguntaba lo mismo y yo siempre daba la misma respuesta.

- porque lo amo, lo único que conozco es su amor y tengo miedo de lo que sería mi vida sin él. se también que el me quiere, a su forma pero lo hace

- acabas de decir que te quiere, no que te ama

y tenía razón, a pesar de que leandro me repitiera miles de veces que me amaba muy en el fondo sabia que no era real.

cuando estaba a punto de replicar se escucharon las llaves de la casa, con carina nos miramos. era él.

rápidamente limpie mi cara, aunque mis ojos ya estaban rojos, al igual que mis mejillas.

- pero miren quien se dignó a aparecer - dijo carina mirándolo de mala forma

leandro era conciente de que ella sabía sobre lo nuestro, mi confesión nos costó varias peleas en un pasado pero yo no podía seguir tragandome todos sus tratos sola, necesitaba algún desahogo.

- siempre es bueno volver a verte, carina - dijo leandro todavía al lado de la puerta, claramente fue sarcástico, no se soportaban

carina iba a responder pero la mire negando, no quería que ellos peleen.

- déjanos solos, cari. después hablamos bien - le dije levantándome de la silla para saludarla, la voz me había temblando un poco

nos abrazamos unos segundos y ella se fue sin siquiera mirar a leandro.

- que hija de puta - comentó el futbolista apenas carina salió por la puerta

- ¿que haces acá, leandro? - pregunté mirandolo de lejos, su cercanía era mi perdición

- vine a verte, amor - me dijo sonriendo, no podía creer lo cínico que era a veces

- después de dos días venis, me prometiste una cosa y no la cumpliste, otra vez. te mande un mensaje y anda, parece que desaparecí del mapa

mi tono de voz no era para nada bajo, no me importaba si los vecinos escuchaban.

- para, amor. hablemos bien

- no vas a calmarme con un "amor" y lindas palabras

en el fondo sabia que eso era mentira, siempre me ablandaba a su antojo.

- no quiero eso, vicky levantó fiebre en plena cena, no podía dejarla. aparte estos días fueron un caos para mi familia, ahora que todo se calmó pude venir

su familia.

- ¿como esta vicky? - pregunté bajando el tono, sus hijos eran su prioridad y lo debía entender

- bien, fue algo de una noche. nada grave - dijo acercándose hacia mi para colocar ambas manos en mis mejillas y acariciarlas, cerre mis ojos

- igual no me parece que no me hayas mandado ni un mensaje

- tenes razón, perdón, mi amor. te amo, no lo voy a volver a hacer

y yo como boluda le creí, volví a caer.

doble vida | leandro paredesWhere stories live. Discover now