💸CAPÍTULO TRECE💸

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Olivia

Que rico es poder dormir sin interrupciones, esas pocas horas que tienes para descansar se vuelven algo valioso para tu paz y tranquilidad

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Que rico es poder dormir sin interrupciones, esas pocas horas que tienes para descansar se vuelven algo valioso para tu paz y tranquilidad. Por ese rato te desconectas del mundo y se te olvidan todas las cosas, puedes sentirte calmada; aunque a veces esa paz se sienta abrumada por las terribles pesadillas.

Me levanté de mi cama y me dispuse a prepararme para ir a la universidad. Hoy por fin es viernes; eso implica tener dos días de descanso, según los maestros; aunque no nos dejan en paz ni los fines de semana. Lo que sucedió en la fiesta sí que me trajo consecuencias, está en juego mi beca universitaria y si llego a perderla, eso implicaría regresar a Argentina y eso no está en mis planes por ahora, aunque el enemigo lo tenga cerca.

Me puse de pie y caminé hacia la cocina a poner algo en el horno mientras me duchaba, pero me encontré con un rubio acostado en el sofá y con el torso al descubierto, ¿No sintió frío? Me acerqué muy lentamente a él y por un momento me dispuse a mirarlo. Se ve muy lindo dormido, se nota que está tranquilo, lástima que al despertar eso se esfume.

Sé que es difícil por lo que estás pasando, pero tengo fe que vas a poder superar todo. ¡Eres muy fuerte!

Muy cuidadosamente logré acomodarle un mechón de cabello que estaba en su frente, por un momento pensé en besarlo, pero me detuve.

—Muy difícil, pero estando contigo al lado, hace que sea más fácil todo —mencionó el rubio sonriendo. Pegué un salto por el susto.

Thomas suelta una pequeña risa burlona y se levanta del sofá.

—No era mi intención asustarte, pero fueron lindas tus palabras. Gracias —dijo acomodándose un poco el cabello.

No puede ser, se suponía que él no debía escuchar eso, quedé atrapada.

—¿Puedo usar tu baño? —preguntó colocándose sus zapatos.

—Claro, no hay problema, anda mientras yo preparo algo de desayunar.

El rubio desapareció entre las paredes del apartamento, y yo me dispuse a preparar algo para comer. Encendí el horno y empecé a preparar el desayuno para sí podernos ir a la universidad y hacer nuestros deberes como universitarios. Pasaron varios minutos y el chico de pelo rubio aún no salía del baño; empecé a emplatar los alimentos y organizar la mesa para poder desayunar. Cuando de repente tocaron el timbre.

Dejo a un lado todo lo que estaba haciendo en la mesa y caminé hacia la puerta.

—Pero que rico huele aquí, ¿preparaste desayuno para ambos?

El olor del perfume elegante y carísimo de Marc entró por mis fosas nasales.

—¿Qué haces tan temprano aquí? —pregunté un poco enojada. Aún no se me olvida lo que pasó aquella noche en el restaurante. Pensé que me dejaría en paz después de amenazarlo esa noche, pero por lo que veo no funcionó para nada.

Amor a toda cuesta [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora