Sorpréndeme

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Estar frente a frente con él, reírnos de todo y de nada a la vez es fascinante. Es divertido una vez lo conoces, nada que ver con ese hombre serio e intimidante. Es impresionantemente bello, elegante, caballeroso, detallista… ¡Oh, Dios que más se te puede pedir, si es tu magnífica creación!

Decir que me encanta cada vez que me mira es poco. Siento cómo el vello de mi piel se eriza tan solo con su mirada.

Es estremecedor todo lo que hace como profesional, además de trabajar en la clínica tiene una pequeña sede donde atiende emergencias gratuitas. Varios profesionales se han sumado a su causa, cuando ocurren accidentes que requieran de una buena cirugía sale disparado como hoy.

Aun así, se toma el tiempo para invitarme. Me da penita, debe estar cansado.

—Permiso—dice el mesero—. Pasta a la carbonara para la señorita y ravioles para el señor.

Gracias, respondemos al unísono. Nos quedamos viendo y nos reímos como tontos.

El chico abre la botella de vino y Edward le hace señas de que se puede retirar, que él lo hace, el chico agradece y se retira pidiendo permiso.

—¿Has probado algún vino antes, Letty?

—Probé uno hace tiempo y no me agradó para nada su sabor.

—Pues, prepárate para degustar un buen vino—lee la etiqueta—Marsala Martinez Superiore Riserva Secco, es un vino italiano que va muy bien con los platos que hemos pedido, espero te guste. 

Me extiende la copa y yo la tomo, me dice cómo degustar el vino y yo me rio, hace muchas caras graciosas cuando lo prueba. La cena estuvo deliciosa y su compañía es muy amena, lástima que la cena no es eterna. Ya tenemos que volver y pareciera que ninguno de los dos quiere separarse.

—¿Quieres que te lleve a casa o puedo abusar un poco más de tu tiempo?

«¡Abusaaa, abusa de mí todo lo que quieras!»

—¿Qué tienes en mente?—se ríe y yo lo hago también.

—Caminar un poco por la orilla de la playa, ¿vienes conmigo?

«Hasta el fin del mundo, si me lo pides»

—Sí.

Una vez más me toma de la mano y yo no lo aparto, me agrada su calidez y la suavidad de sus manos. Caminamos juntos por la orilla del mar, me cuenta un poco de su niñez y de su paso por la universidad. Ni siquiera le he hecho preguntas y él está contándome su vida como si nada y apenas me conoce.

Noto como mis zapatos se llenan de arena y siento incomodidad de caminar así, para mañana estarán desastrosos y no puedo darme el lujo de comprar unos ahora. Él lo nota, por lo que se quita sus zapatos y me invita hacerlo también. Pero, no quiero hacerlo.

QUIERO SABER LO QUE ES EL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora