Sentimientos indeseables

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Davys se quedó un largo rato tirado debajo de ese gran árbol, su mirada perdida y su mente bagá lo hacían parecer que estaba fuera de la realidad, Había descubierto que Lisa no era la bestia, todo este tiempo deseó que aquella mujer estuviera lejos de toda sospecha, pues había llegado a encariñarse con ella, más de lo que pensó, al grado de sentir celos por los hombres que la rondaban, Davys se sentía perdido, derrotado, por más que había luchado, por más que se había resistido, no pudo controlarse no supo cómo encerrar su corazón y este se asomó por la ventana y vio los hermosos ojos de Lisa, cayó en la trampa, el conejo Davys Hill había perdido la batalla y se enamoró del zorro astuto de Lisa Jones y se sentía como un completo estúpido, enamorarse de ella era como venderle el alma al diablo, no era una asesina, pero era la cómplice de un asesino.
—Esto es tan confuso...quisiera morirme...
Davys se pone de pie y camina como si estuviera ebrio, tambaleándose de un lado a otro, su corazón latía con fuerza por una psicópata fanática de los asesinatos y estaba tan deprimido por eso que de tener el valor suficiente sería capaz de colgarse de un árbol para así no tener que lidiar con esto.
Y fue a la tienda de conveniencia más cercana y compro todo el alcohol que pudo y se embriagó , se bebió toda la botella aguantando el ardor en su garganta, estaba tirado en una banqueta completamente deprimido lloraba y reía como un loco.
—Lisa...mira lo que me has hecho ¿Que voy hacer ahora? Arráncame el corazón y dile a tu bestia que se lo coma y entiérrenme en lo más profundo del bosque para que esta culpa deje de carcomerme el alma , en el sepulcro, más aya de las fauces del infierno recibiré mi castigo por enamorarme de ti...
Ahora ya no puedo ir con la policía y acusarte, no soportaría el hecho de verte tras las rejas o capturada por ese monstruo por haberlo delatado, estoy entre la espada y la pared y cuando muera ni el cielo ni el infierno se pelearan por mi, porque no pienso arrepentirme, estoy arruinado, tú amor me ha arruinado....
Davys se lamenta tapándose el rostro con sus manos y para su mala suerte Ven pasaba Justo por ahí, su hermana le había pedido de favor ir al mini súper por un helado ya que estaba en su periodo y a él no le molestaba consentirla.
—Ash, malditos borrachos, se tiran en media calle estorbando todo el Paso.—Ven hace aún lado al tipo que se encuentra boca abajo tapándose el rostro y se da cuenta de que se trata de Davys.
—¿Tú? ¿Que haces aquí? ¿Que te pasa? —Ven lo agarra del suéter y lo sacude con fuerza.
—¿Desde cuando bebes? Apestas tanto que quiero vomitar.—le dice Ven asqueado.
—Estoy arruinado...—balbucea Davys entre lágrimas.
—¿Que diablos te pasa? Si alguien de la escuela te llega a ver así te subirá a las redes o te darán una golpiza.
—El corazón me arde...—Davys seguía diciendo sandeces y esto harto tanto a Ven que decidió llevárselo con el.
—No soy tan malo como crees Hill, no puedo dejarte en ese estado, te vez muy vulnerable, pobre de ti que me vomites encima o que asustes a mi hermanita.
En ese momento la madre de Ven no se encontraba en casa, así que el estaba a cargo del orden mientras ella no estaba.
Ven prácticamente arrastro a Davys durante todo el camino y llegó a casa empapado en sudor.
—¿Como diablos puedes pesar tanto? Soy más grande que tú...—expresa Ven casi ahogándose.
—Lo siento...solo déjame morir...—le dice Davys mientras se cae de espaldas.
—¡Cuidado! Mira nada más, no puedes ni ponerte de pie, eres un desastre.
—Tu no entiendes...estoy frito.
—¡Ay! Cierra la boca, te prepararé un café bien cargado, eso te ayudará a bajarte el alcohol.
En ese momento Aluvión la hermana de Ven sale de su habitación.
—¿Que está pasando aquí? ¿Por qué hay tanto alboroto? —Aluvión se queda sorprendida al ver a Davys sentado en el sofá, el la miro y esta si tío un flechazo instantáneo.
—Wow, que lindo...—Davys tenía las mejillas coloradas y combinadas con su cabello despeinado y oscuro, lo hacían ver muy atractivo.
—¿Por que no me dijiste que tenías un amigo tan atractivo? —le pregunta Aluvión mientras le despeja la cara a Davys.
—Déjalo en paz, no es mi amigo.
—¿Entonces por que lo trajiste aquí? Solo un amigo hace eso, se ve que está ebrio hasta los zapatos.
Aluvión tenía trece años y era fanática de los grupos coreanos de pop, Davys le parecía igual a un ídolo de ese país, y le tomó varías fotos.
—¡Aluvión déjalo ya! —le exige Ven avergonzado.
—Ay, solo le tome una foto, le diré a mis amigas que salgo con el, así se morirán de envidia jejeje.
—Toma tu helado y vete a tu habitación, mamá dijo que tenías que terminar la tarea antes de irte a dormir.
—Aún es temprano para eso, no te preocupes, ah, gracias por el helado, eres el mejor.—Aluvión le da un abrazo a Ven y se va a su habitación dejándolos solos.
—Toma, bébetelo todo y no lo vomites.—le dice Ven con fastidio.
—¿Que carajos le pasó a este idiota para que termine ebrio y tirado en la calle como un vagabundo?—se preguntaba Ven mientras veía cómo Davys se tomaba el café haciendo caras de asco.
—Deja de hacer esas caras, que bien que te bebiste esa asquerosa botella barata.
Davys tiro la taza a un lado y agarró a Ven de la ropa y lo miro fijamente con una mirada ardiente y fija.
—Estoy enamorado.
—¿Que?
—Te amo demonio astuto.
Davys estaba confundido por tanto alcohol y su mirada estaba borrosa así que acercó a Ven con fuerza hacia el y le plantó un beso.

Las dos caras de géminisWhere stories live. Discover now