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—tu mami no se va a enterar... - dijo de manera sigilosa aquel hombre, mientras su asquerosa y fría mano se dirigía a la intimidad de aquel pequeño...

¿Su pequeño?... No.

—pero no quiero, déjame. - aquella voz, tan tierna como temblorosa, pidiendo ayuda en un grito interno, tan triste que nadie pudiese oír sus súplicas.

—si tu gritas, tu madre se enterera, y yo se que tu no quieres que le pase algo, ¿verdad?.

—-—

—¡Ah!. - grito cuando sus ojos se abrieron de golpe, su cuerpo sudaba de manera escandalosa, era como decir que su cama era un tsunami por completo.

Su pecho subía y bajaba de manera rápida, sus manos temblaban... Y sus sábanas estaban mojadas.
Tanto era tu su miedo que mojo todo... Y se sintió como un niño nuevamente.

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2017, agosto 06.

La poesía, el arte de decir tus miedos y sufrimientos mediante cartas que siendo alguien del mundo común, nadie leerá.
Pinturas y dibujos, pagarán más por una línea de dos segundos que por un cuadro de 39 horas...

Así era el mundo, debía de tener un rango para cumplir tu sueño.

El carboncillo manchaba casa vez conforme Minho trazaba en aquel delicado lienzo de papel.
¿Que trazaba?... La oscuridad, la muerte, el miedo, la tristeza.

Estaba solo en casa, deseando que no llegarán a ser las ocho de la noche, sabiendo que este sería el inicio del mismo infierno de siempre, su padre llegaba alcoholizado del trabajo, llegando a golpearlo y lastimarlo... A veces hasta lo tocaba.
Pero Lee nunca pensó en huir lejos, por que se sentía pequeño ante el mundo, sabía que todo era cruel y tenebroso, o eso le decía su padre.
No tenía aún las agallaz para irse, pero cuando abriera los ojos, abriría la puerta y escaparía de aquel moustro.

La música se reproducía desde su teléfono en aquel parlante, el piano inundaba su sentido del oír, deleitando con plenitud, sentía que sus pies se elevaban y volaba por toda la habitación... Pero no era así, estaba encerrado en su cuarto pintando miles de cosas sin sentido alguno, sin nada que explicar, igual, sin ganas de hacerlo.

Su deseo de volar lejos, vivir lejos... Amar de manera incondicional.
Un deseo tan profundo que sentía su corazón encender en llamas. Aunque la única luz que pudo divisar en ese momento fue el cigarro de su padre que estaba en la puerta con una botella de ron en su mano.

—¿que haces?. - pregunto de manera distorsionada por los litros de alcohol que llevaba encima.

—Yo... Pintaba, ¿es lindo no?. - dijo y volteo su cuadro con ilusión que este le aplaudiera, pero lo único que resonaria ahí capaz y sería su rostro siendo golpeado o estrellado en la pared... Como todos esos golpes que llevaba por encima.

—¿lindo?. - carcajep y se acercó a pasos torpez. —¿llamas a esto lindo?. - hipo y Lee junto sus brazos con miedo. —¿llamas a esto lindo?, ¿¡eh!?, ¡responde!. - la primer cachetada salió, haciendo a este derramar mil gotas.

Si todas las veces que sus lágrimas cayeron, estas ya hubiecen causado un mar, y con un prominente tsunami apuntó de salir.

Su respiración se volvió nula, sentía su espacio comprimirse con la manera en que su padre le gritaba, causando una asfixia de su corazón, la manera de su hablar era muy agrevisiva, que hasta el mismo demonio le tuviera miedo.
Lo golpeó una y otra vez, lastimando sus labios, dejando en estos una abertura muy dolorosa, de su nariz chorreaba la sangre, de tal manera que sus labios ya estaban empapados este líquido rojo.

Habibi - Minsung Where stories live. Discover now