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La secundaria había llegado a su vida, hoy sería su primer dia, no es necesario decirlo pero en estos momentos pensaba seriamente en suicidarse. Ver nueva gente rara y desconocida era simplemente frustrante, estaría rodeada de escasez de cerebros por cinco años.

-¡Wednesday!- gritó una voz conocida.

Esa voz, provenía de su único amigo en la primaria, Xavier Thorpe. Un idiota, pero no podía negar que se llevaban bien.

-Un gusto volver a verte, Thorpe.- Dicho eso se sentó al lado de el.

Más alumnos llegaban con el pasar de los minutos, una persona en particular llamo su atención, era la primera vez en su vida que ma habia visto, pero había algo en ella que llamaba su atención, más bien, la atención de muchos en esa aula.

-¿Te drogaste o algo?- Su pregunta provenía de la curiosidad de ver a la pelinegra viendo a una persona en específico.

-¿Cómo supiste?- la broma era evidente.

La primera clase comenzó, dando a conocer al tutor del salón, el señor Longbotton. Después de incómodas presentaciones, en la cual, la única que logro llamar su atención fue la de la chica de antes. Llegó el momento de cambio de clases, y para su mala suerte olvidó el libro que le tocaba, por lo que tendría que dar un viaje a su casillero.

Ella se consideraba atrayente de mala suerte. De alguna u otra forma siempre terminaba envuelta en algún lío, conflicto, regaño o discusión.

Una voz interrumpió sus pensamientos.

-Fijate por dónde vas, fenómeno.

Claramente esa persona era la primera sin cerebro que se encontraba, que mala suerte.

-Fijate tu y no estés jodiendo, ciega.- Intentado seguir su camino fue jalada de el gorro de su sudadera, provocando que volteara.

-¿Quien te crees, eh? Te daré una lección.- Después de un golpe fallido, la "salvación" apareció.

-¿Que haces Yoko?- Y de nuevo, la rubia de antes.

-¡Esa idiota me empujó!- Gritó de una forma infantil

La rubia la volteo a ver unos segundos, analizandola, para después desviar la mirada a la otra persona en el pasillo, antes de suspirar.

-Deja a la pobre...- Volteo a verla esperando algo, no cual, no entendio. Así que tenía que aclarar- ¿Tu nombre?

-Que mierda te importa.- Ella la vio otros cinco segundos que parecieron minutos, y volvió a ver a la otra persona.

-Un gusto que mierda te importa, soy Enid.

Wednesday prefirió no tomarle importancia, pero igual algo en el fondo de ella seguía teniendo interés por la rubia enfrente de ella.

-Yoko, vámonos, pareces una niña infantil.- La mencionada asintio más por obligación que por ganas, y antes de irse, vio de una mala manera a la pelinegra, lo que salió mal por qué ella le regreso la mirada diez veces peor.

-¿Fuiste a hacer el libro o que?- Xavier siempre diciendo estupideces.

-No, fui a visitar a tu mamá.- La cara del chico cambio a una seria, antes de empezar a reírse.

-Que buena broma.- Pero Wednesday no dijo nada.- ¿Es broma no?, ¿Lo es?

-Si, ya callate.

Wednesday estaba pensando en como tendría que pasar cinco años de su no agradable vida en ese colegio, soportando a gente poco inteligente como la chica de lentes anterior. Sería un verdadero infierno.

-Sigues drogada, ¿Verdad?

-No, estoy pensando en tu mamá.- Y después de eso recibió un golpe en la cabeza, pero para que Xavier no terminara con un brazo roto, mejor no le dió importancia

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Sus clases continuaron de manera normal, si es que así se le puede llamar a ser un intento de adolescente acosada por la chica de antes, tres palabras: no lo logro. Por alguna razón que ni Wednesday comprendía, la rubia amiga de ella siempre la defendía, cómo si lo necesitará. Pero valoraba el no tener que molestarse en mostrar quien sería la acosada, sería un fastidio absoluto. Y eso había sucedido solo en la primer semana. Aun era tiempo para elegir no estudiar y mejor volverse parte de una mafia.

Feelings;  WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora