Enamorado de un personaje [MichiDou / KokuDou](+18)

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Douma corría por un prado lleno de flores y mariposas mientras reía alegre en su vestido de novia mientras se quitaba el velo y saltaba encima de su prometido.

El pelinegro de seis ojos reía alegre abrazando su cintura mientras repartía dulces besos por sus mejillas.

Al separarse del abrazo se tomaron las manos y caminaron felizmente por el prado hasta llegar a una hermosa cabaña junto a un lago. En la puerta de la cabaña había un lobo negro acostado custodiando la cabaña con un zorrito platinado acurrucado como bolita entre sus patas delanteras que lo abrazaban mientras el zorrito ronroneaba disfrutando el calor del lobo que lo cuidaba.

El pelinegro cargó en brazos a Douma cual princesa y entró a la cabaña llevándolo hasta una cama matrimonial llena de flores con luces de colores y estrellas en el techo.

Sonrió tontamente sintiendo como lo besaba con tanta suavidad y cariño y abrazó su cuello correspondiendo sus besos y caricias, sintiendo esas seis dulces miradas observarlo con tanto cariño que sentía como si fuera un sueño.

La ropa fue despojada de ambos con suavidad y sus cuerpos comenzaron a moverse en sintonía. El pelinegro ingresó con cuidado en su interior y Douma gimió con entrega su nombre.

Ambos se abrazaron y comenzaron a moverse en conjunto, haciendo el amor una y otra vez esa hermosa y especial noche para el ahora matrimonio.

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Douma sollozaba abrazando una almohada, sintiendo su cuerpo sucio de sudor, sangre, semen y las manos de ese hombre.

El castaño de escaso cabello se limpiaba el pene con una sonrisa complacida mientras veía el desastre que había hecho en el cuerpo del ojiarcoiris. -Nos vemos cuando vuelva del trabajo mi amor.- Se inclinó sobre el y besó sus labios. -Te voy a extrañar mucho mi niño.-

Cuando la puerta cerró, Douma se permitió romper en llanto aferrándose a la almohada. Así había sido durante toda la semana que llevaba allí.

Minutos más tarde, el mayordomo de la mansión, Raúl, entró a la habitación. -¡Joven Douma!- Corrió hacia el preocupado y limpió sus lágrimas. -Tranquilo, tranquilo. Ya pasó.- Lo cargó con cuidado en brazos viendo aún más preocupado como de su entrada correaba una gran cantidad de semen y sangre. -Vamos a bañarlo y curarlo.-

Douma sollozaba temblando en la tina mientras Raúl lo bañaba con cuidado. -Menos mal que aún quedó crema de la vez que vino el médico. Aunque esta vez sangró más de lo normal, voy a llamarlo para que vuelva a curarlo.-

-No quiero que me cure, Raúl.- Volteó a verlo entre sollozos. -Quiero morirme.-

-Oh no.- Raúl acarició con cuidado sus mejillas. -Joven Douma, no diga esas cosas. Usted tiene toda una vida por delante.-

-¡¿CUÁL VIDA?!¡MI VIDA SE ARRUINÓ DESDE QUE MI PADRE ME ENTREGÓ A ESTE MALDITO VIEJO VERDE!¡¿Y POR QUÉ QUIERES AYUDARME TANTO?!-

-Porque una vez tuve un hijo... Y tu me haces acordar a él.- Sonrió con tristeza y acarició su mejilla. -Y no se arruinó, usted tiene una larga vida por delante. No se como, pero voy a sacarlo de aquí antes de que sea demasiado tarde.-

Douma sollozó sonriendo y se abrazó al pelinegro de ojos verdes. -¡Gracias Raúl!-