Corre

132 24 16
                                    

Leo: No hagas movimientos bruscos, lo ponen muy nervioso.

Tammy: Lo dices como si lo conocieras mejor que a mi.

Leo: Ha sido el único con el que he podido hablar en las últimas dos semanas, por supuesto que he aprendido algunas cosas de él.

Tammy: ¿Espera, como que dos semanas?

De repente y antes de que Leo pudiera contestar el bramido volvió, esta vez mucho más fuerte y con el ciervo rascando el suelo con su pata delantera derecha.

Leo: Oh no, va a correr.

Tammy: Que? Pero si no me he movido en lo absoluto.

Leo: Eso ya no importa! ¡Tammy corre!

Sintiendo el peligro que se avecinaba Tammy se lanzó y recogió la tazita de Leo antes de seguir corriendo en una dirección distinta para no seguir en el frente del ciervo.

Leo: Levantame! ¡Yo te aviso si se acerca!

Tammy: Estamos en medio del puto bosque! ¡No debería poder seguirnos!

Leo: ¡Una vez lo vi matar a lo que parecía un orko con esa embestida, además, ¿No viste lo fácil que corto esos árboles?!

Habiendo perdido la discusión a base de una lógica innegable, Tammy sostuvo a Leo sobre su cabeza con la mano derecha y con la izquierda sostenía la escopeta que se negaba a alejar de ella. Leo, estando en lo alto de la cabeza de Tammy se horrorizo al ver como cada vez más cerca de ellos los árboles caían uno tras otro sin parar.

Leo: Ahí viene! -Grito asustado en un intento desesperado por prevenir a su amiga del monstruoso por venir.

Antes de que la Tammy pudiera pensar en algo o decir alguna palabra su cuerpo se movió por su cuenta, lanzando a su cremoso amigo a un lado mientras que ella se detenía en seco dejando caer la escopeta, daba media vuelta y con toda la fuerza de su cuerpo levantaba los brazos y se preparaba para el impacto.

Cuando el golpe llegó Tammy sintió como sus brazos casi se rompían del impacto, pero aún así estos lograron resistir aún cuando su cuerpo fue empujada hacia atrás por casi veinte metros, dejando profundas marcas de arrastre en la tierra.

Ella misma se sorprendió al darse cuenta de la, aunque aún desconocida, gran hazaña que acababa de lograr.

Antes de que el sorprendido ciervo pudiese reaccionar Tammy aprovecho la oportunidad para conectar su rodilla contra la barbilla del animal. Desconcertado, se tambaleó durante unos momentos aún sin entender que estaba sucediendo, pero cuando alzó la mirada Tammy ya no se veía por ningún lado.

Su oído superior captó el sonido de pasos detrás suyo los cuales parecían pertenecer a su presa actual. Dicho y hecho, dándose la vuelta encontró que era ella, parada sobre los restos del extraño artilugio que había utilizado para atacarlo.

Tammy no tuvo tiempo de prepararse para una segunda embestida cuando ya estaba sobre volando el cuerpo del ciervo después del impacto. Cayó al suelo con un ruido sordo y de no haber sido por la armadura, quizá con una columna rota, pero por suerte eso no había pasado. No teniendo más tiempo para pensar Tammy rodo a un lado cuando una nueva carga de la criatura amenazó con acabar con ella.

No podía tomar su escopeta, esta había sido destrozada durante la primer embestida cuando la dejó caer y tampoco sentía que el animal le fuese a dar tiempo suficiente como para sacar algo más de su mochila y aprender como funcionaba, por lo tanto estaba acorralada. O se deshacía de él ahora y buscaba a Leo lo antes posible, o se arriesgaba a tomar un arma que seguramente fallará al usar y posiblemente terminase muerta.

Las aventuras de la gata y el perroWhere stories live. Discover now