Encuentro

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Tammy: ¿Cuánto falta?

Leo: Deberíamos poder verla pasando esa colina.

Tammy: Eso dijiste la colina pasada.

Leo: ¡No es mi culpa que hubiera otra colina más grande que no podíamos ver en el camino! -En está ocasión no hubo respuesta de Tammy. - ¡¿Sabes qué?! ¡Detente! -Exigió, pero no hubo respuesta de su acompañante. - ¡DIJE DETENTE!

Tammy: ¡¿Y para qué chingados quieres que me detenga?! -Pese a todo, se detuvo.

Leo: ¡Has estado muy extraña los últimos dos días y no entiendo porque!

Tammy: ¡¿De verdad no lo sabes?! -Enojada se quitó la mochila y la arrojó a un lado con Leo encima. - ¡Te diré porque! ¡Porque pudiste haber muerto si algo llegase a aparecer, por eso estoy molesta!

Leo: ¡¿Y qué querías que hiciera?!¡¿Que te dejará ahí sola sin saber cuándo otro animal igual o más peligroso aparecía y te mataba?!

Tammy: ¡Al menos así estarías a salvo!

Leo: ¡¿Como demonios voy a estar a salvo?! ¡Soy un perro hecho de semen por el amor de dios, ni siquiera puedo dar dos pasos antes de colapsar del cansancio!

Tammy: ¡¿Porque no entiendes que me preocupo por ti?! -Lagrimas comenzaron a salir de sus ojos amarillos. - ¡No me lo perdonaré jamás si dejo que te pase algo!

Eso sirvió para apaciguar la ira de Leo, quien decidió ser sincero con su amiga.

Leo: Tammy, ¿Nos conocemos de hace cuánto? ¿Ocho años casi? En este tiempo te has convertido en alguien muy importante para mí. Más que una amiga en este punto ya eres como mi familia, y no podré soportar vivir sabiendo que te deje a morir sola, en un mundo que ni siquiera es el nuestro. Si te vas a ir de esa manera, al menos quiero estar ahí contigo.

Tammy no soporto más, las lágrimas caían sin parar y sus rodillas se rindieron. Paso a paso se acercó a la mochila hasta poder abrazar la taza de Leo, llorando junto a su cuerpo mientras este la abrazaba.

Leo: Está bien, tranquila, estoy aquí para ti. -La tranquilizó mientras frotaba su cabello.

Tammy: Leo... -Dijo entre sollozos.- Estás pegajoso

Leo: Lo sé. Lo sé.

La gran ciudad amurallada de Cadia.

Conocida por ser una gran fuente de toda clase de artículos que iban desde lo material hasta lo esotérico, pasando por la mano de obra. Desde la barata hasta la que usaba collares. Al ser una de las más importantes ciudades comerciales de la región sur del continente estaba abarrotada de gente, y fue justo al lugar que Leo y Tammy llegaron.

Debido a que salieron literalmente del bosque detrás de la ciudad tuvieron que dar un giro hasta llegar a una de las puertas de acceso, lo cual les tomó casi dos horas.

Después de llegar a la puerta se encontraron con una enorme fila de personas y carruajes aguardando para entrar a la ciudad, cosa que ellos no buscaban. Tammy se acercó a uno de los guardias en busca de ayuda, el cual sorprendentemente parecía medir al menos medio metro menos que ella al igual que las personas a su alrededor.

Tammy: Disculpe. -Pregunto amablemente.

Guardia: A la fila.

Tammy: No, es que yo quiero...

Guardia: A la fila. -Interrumpió el guardia antes de que pudiera terminar.

Tammy: Es que mi amigo y yo...

Guardia: A la fila! -Gritó el guardia enojado. - ¡A menos que quieras entrar ahí y entretenerme será mejor que tomes tu lugar en la fila! -Señalo a la oficina insinuando algo bastante subido de tono.

Las aventuras de la gata y el perroWhere stories live. Discover now