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•Sábado 2 de septiembre de 2006

Merlina dio vueltas en su cama, sin conciliar el sueño. Se quejó un sinfin de veces con morfeo y bufó otras tantas, preguntándose por qué ella, a su corta edad de 10 años, aún no habia caído rendida tras un largo dia lleno de juegos. Había escuchado a su madre decir muchas veces que tras quedarse sin energías, dormiría como un angelito, pero ahi estaba ahora, casi las 4 de la mañana y sin poder pegar el ojo.

Quizás la razón por la que se encontraba tan eufórica era por que se habia enterado de que el fin de semana siguiente Tyler visitaría su casa después de mucho tiempo. Luego de que el se fuera a new york en febrero, realmente habia llegado a pensar que no volveria a verlo. Esperar la llegada del próximo sábado la estaba poniendo más ansiosa que nunca y se estaba obligando a recordar que dentro de pocas horas tenia que levantarse para visitar la casa de sus tios.

Cerró sus ojos fuertemente, mentalizándose, contando ovejas para lograr dormirse, y volvió a abrir sus ojos con molestia cuando la oveja 149 tropezó con la cerca y cayó sobre sus compañeras, haciéndole reir de tal manera que terminó la cuenta.

Ah ¡ser una niña con insomnio era tan dificil! Quizás sería más fácil colocarse en la ventana y ver las estrellas, al menos ellas no le fallarían tal y como lo hicieron las ovejas.

Se levanto poniendose sus pantuflas de tigre, y caminó rápidamente hasta su ventana. A medida que estaba más cerca de esta, pudo percibir un pequeño murmullo desde el exterior y terminó caminando a hurtadillas para luego mirar cautelosamente hacia afuera. Porque, ¿quién podria estar a esa hora en la calle? Sus ojos se agrandaron con sorpresa al verificar una pequeña figura a escasos metros de su casa, apoyada contra el poste de luz de al frente.

Sus dedos se movieron de manera automática hasta el seguro de la ventana, quitándolo para abrirla. Su madre le había dicho cientos de veces antes que jamás debia de dejar esa ventana abierta durante la noche, pues aunque vivían en un sector tranquilo, no podian tentar a la suerte. Además, como los Addams habitaban en una casa de un solo piso,más precavidos debian ser. Pero ahí estaba la pequeña ahora, abalanzándose sobre el marco de su ventana para mirar pasmada a la niña desconocida que conservaba la mirada baja mientras cantaba con voz dulce una desconocida canción.

𝓣𝓮𝓷𝓲𝓪 𝓾𝓷𝓪 𝓿𝓸𝔃 𝓫𝓸𝓷𝓲𝓽𝓪. Merlina sonrió embobada mientras le escuchaba con atención. Si aquella niña cantara para ella, seguramente gozaría de un sueño precioso. O, en otro extremo, quizás estaria tan afanada escuchándole, que ni siquiera lograría dormir por ponerle atención.

Eran las 4 de la mañana y la desconocida dejó de cantar. Y cuando alzó su cabeza, topándose con los ojos curiosos y brillantes de Merlina, esta última comprobó una cosa más: su voz no era la única preciosa en ella.

Y quizás Merlina sí estaba durmiendo. Quizás, después de todo, hace tiempo habia caído en brazos de morfeo. Porque inocentemente, con su corazón latiendo por montón, sólo pudo catalogar a la chica frente a ella como un ángel; Morfeo le habia enviado un ángel en compensación por su insomnio. Y el ángel le miró, en silencio, con ojos, azules como el mar; con ojos cubiertos de diminutas lágrimas que brillaban de tal forma, que sólo se podrían comparar a las estrellas.

-¿Por qué estás llorando?- Pregunto Merlina

Y era un poco extraño,pensó. Porque tenía decenas de preguntas más que hubiera preferido hacer. Quería saber su nombre, su edad, por qué estaba en la calle a esas horas, cómo era posible que sus padres le dejaran salir de noche siendo que a ella le tiraban las orejas para obligarla a entrar a casa apenas comenzaba a oscurecer. Pero no, ahí estaba, preguntándole la razón de sus lágrimas, por que no comprendia por qué alguien que no parecía estar triste, estaba llorando.

La niña le miró, un poco aturdida, aparentemente sin poder creer que alguien más ahí, además de ella, también estaba despierto. Giró su cabezita, observando las solitarias calles, y se atrevió a caminar hasta aquella que no dejaba de mirarle desde su ventana. Se paró de puntillas, haciéndole notar a Merlina que era más baja que ella y sus rostros quedaron frente a frente mientras ambas permanecian igual de curiosas.

-¿Por qué no estás durmiendo?-Pregunto la más pequeña

-Tú tampoco estás durmiendo-Su ceño se frunció.-¿Por qué estas llorando?-insistió.

-Mamá ha olvidado mi cumpleaños

Merlina abrió la boca, sin saber qué decir. ¿De verdad una madre podria olvidar el cumpleaños de su hija? Su madre la regañaba seguidamente, cierto, sobre todo porque ella era era una niña demasiado traviesa, ¡pero ella jamás habia olvidado su cumpleaños! Y tampoco lo haria en el futuro, pondría sus manos al fuego por ello.

-¿Cuál es tu nombre?- preguntó, intentando no sentirse mal por las lágrimas que aún cubrían sus ojos.

-Enid Sinclair

-Bien- Aclaro su garganta, recibiendo una mirada indagadora de la contraria -Cumpleaño feliz- Comenzó a cantar. -Te deseo yo a ti- las lágrimas se deslizaron por el rostro de la niña.
-Cumpleaños a ti,Enid Sinclair, ¡que los cumplas feliz!

Merlina terminó de cantar, esperando no haber elevado mucho la voz o definitivamente estaria en problemás con su madre. Miro a la niña, esperando una reacción positiva, y temió un poco cuándo la vio retroceder un paso lejos de ella. Su respiración se cortó un segundo más tarde cuando ahí, justo donde estaba de pie la luz de la luna la bañó en toda su magnitud, convirtiéndola en un ser casi celestial. La niña secó sus lagrimas con los puños de su chaleco, intentando dejar de llorar, y el corazón de Merlina fue envuelto con dulzura cuando finalmente la contraria le enseño su preciosa sonrisa.

-Muchas gracias- Su voz sono muy feliz cuando hizo una media reverencia y continuó secando sus lágrimas-Disculpa por llorar- Agregó apresuradamente.

-¿Por qué te disculpas?- Preguntó sin comprender; ella jamás se había disculpado por llorar.

-A papá no le gusta que llore- Contestó apenada. Su labio inferior formó un puchero inconsciente cuando volvió a mirarla.

-Está bien, somos las únicas aqui- Le tranquilizó.

Enid parpadeó y miró al cielo un momento. Merlina se sintió encantada cuando esos grandes ojos volvieron a detenerse en ella.

-Por cierto, ¿Cuántos años cumpliste?- Se atrevió a preguntar. Enid miró sus manos, alzándolas timidamente para enseñar 9 de sus dedos. -¡Eso quiere decir que eres menor que yo! Cumplire 10 este año- Golpeó su pecho con orgullo; Le gustaba ser la mayor,-Me llamo Merlina Addams - Se presentó.

-Merlina Addams...- Repitio en voz baja su nombre pareciéndole vagamente familiar.

-No, no, ¡no! Merli, tu debes llamarme Merli -Indicó.- Ya que yo soy mayor que tú, seré tu hermana mayor.

Enid parpadeó, preguntándose por qué aquella desconocida se tomaba tal atribución e incluso le daba confianza para llamarla Merli. No era como si ellas fueran a volverse a ver, ¿Cierto? Pero incluso si abrió su boca queriendo expresar sus dudas, volvió a cerrarla al ver la sonrisa de la contraria.

Merlina le sonreia como alguien que acababa de hacer un amigo; como la clase de persona que deseaba darte una bienvenida.
Y para Enid, siempre reservada y solitaria, era agradable la idea de reencontrarse con quién ella deseaba al menos una vez.

 Y para Enid, siempre reservada y solitaria, era agradable la idea de reencontrarse con quién ella deseaba al menos una vez

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Niña de la luna (Wenclair) (MRL+END)Where stories live. Discover now