Capítulo Veinticinco

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El Tutor

Capítulo 25


Advertencia: Menciones de abuso físico y verbal.


Eren POV


En el momento en que sonó la última campanada, corrí como loco hacia mi casillero. Estaba emocionado por mi cita con Armin, aunque todavía no tenía idea de a dónde íbamos.

"Hola, Jaeger", gritó la voz de Jean, y me giré para mirarlo a él y a Marco cuando se acercaron a mi casillero.

"¿Cómo te va?, ¿te sientes... bien?". El chico más alto estaba buscando pistas en mi rostro, incapaz de ocultar su genuina preocupación. Sonreí, asintiendo con seriedad porque me sentía bien. Por primera vez, mi estómago no estaba en nudos de preocupación por la inminente ira de mi madre.

"Sí. Me siento muy bien", respondí. "De verdad".

"Es bueno escuchar eso". Jean estalló en una sonrisa de alivio. "Lo sabía. Armin es maestro en hacerte feliz".

Me reí, pero todavía estaba sonriendo, con mis mejillas sonrojadas. "Sí, lo que sea", me reí, cerrando mi casillero y comenzando a caminar hacia las puertas dobles. "Supongo que lo es".

"Eso es muy dulce", dijo efusivamente Marco.

Los tres caminamos hacia afuera, charlando entre nosotros. El sonido de una bocina llamó nuestra atención, y me di la vuelta para encontrar una vista que me sorprendió y deleitó: el pequeño auto blanco de Armin junto a la acera, mientras el rubio saludaba desde el parabrisas con entusiasmo. La puerta del auto se abrió y Armin salió hacia donde estábamos, sonriendo. Llevaba jeans morados y un suéter que parecía haber pertenecido a su abuelo, junto con botas tácticas azules que le había ayudado a elegir en línea; radiante como siempre.

"¡Hola chicos!". Armin saludó a Jean y Marco. "¡Me alegra verlos de nuevo!". Se volvió hacia mí, su sonrisa cada vez más amplia. "Hola, Eren".

"¿Estás aquí para rescatarme?", bromeé, tomando las manos de Armin en las mías. Sus ojos brillaron de felicidad mientras asentía.

"Viene a recogerte de la escuela... como si estuvieran casados", dijo Marco con la más pequeña de las sonrisas. Nos hizo sonrojar a los dos, con Jean riendo en voz baja.

"Los dejamos solos", dijo el chico de cabello color arena, pasando un brazo alrededor de los hombros de Marco. "No te diviertas demasiado". Me guiñó un ojo y yo fruncí el ceño ante la implicación, extendiendo la mano para darle un empujón que esquivó astutamente. "¡Nos vemos mañana!" La pareja se despidió al unísono, ya atravesando el estacionamiento.

Acomodado en el asiento del pasajero, dirigí mi atención al chico rubio mientras avanzábamos por la calle. "¿A dónde vamos?", interrogué.

"Ya verás", me dijo Armin. Cuando resoplé en protesta, él solo negó con la cabeza. "¡Estaremos allí pronto!".

Decidido a confiar en él, esperé con impaciencia nuestro destino. Observé mientras conducíamos por la ciudad, pasando por las tiendas que había conocido toda mi vida, pero a las que nunca presté mucha atención. Y luego nos detuvimos frente a una de ellas, una pintoresca tienda con cortinas azul claro en las ventanas y un toldo azul pálido debajo de un letrero escrito en cursiva: The Wallflower*.

"Es la panadería de mi abuelo", anunció Armin mientras estacionaba su auto, pasando un mechón de cabello detrás de su oreja. "He querido traerte aquí hace tiempo, solo se me olvidaba".

El Tutor *Eremin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora