Dos mundos y dos personas completamente diferentes que son unidas por azares del destino. Se caían mal, no se soportaban pero se dieron cuenta que se necesitaban para sentirse bien. Pero no todo lo que brilla es oro y sabe que debía luchar contra vi...
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—¿Te gustó tu regalo de cumpleaños?— preguntó el pelinegro al pecoso junto a él.
—¿Ese era mi regalo de cumpleaños?— apoyó su codo en el colchón y sostuvo su cabeza en la palma de su mano.
—Una parte de él, en realidad— tocó los chupetones en el cuello del pecoso y sonrió.
—¿Cuántas partes tiene?— lo miró confundido.
—Dos o quizá tres— le sonrió guiñándole el ojo.
—Quiero ver la segunda parte— demandó y Hyunjin elevó una ceja en su dirección, incrédulo—. Por favor— rodó los ojos.
Hyunjin no pudo evitar sonreír con dulzura por lo que Félix había dicho, ya está más que comprobado que le gusta que el pecoso le ruegue.
—En mi armario— y Félix bufó.
—¿Me vas a hacer agacharme en el suelo otra vez como el día que me pediste que seamos novios?— se quejó.
—Eso te pasa por morderme la polla hace unos minutos— se encogió de hombros y lo miró—. Corre, ve, anda a buscar tu regalo— casi lo echó de la cama y Félix se removió hasta el borde del colchón, sufriendo por el dolor en su espalda baja y trasero.
—A la próxima no seas tan brusco— cojeó hasta el armario del pelinegro.
—Tú eres el que pide más, yo sólo cumplo tu capricho— sintió su entrepierna endurecer por la imagen que tenía de él.
Deslizó su mano por el interior de las sábanas hasta tocar su miembro, comenzando caricias suaves en toda su extensión y suspiró mientras seguía viendo a Félix dando pequeños brincos para ver en las gavetas donde no alcanzaba, fijándose en su gran y golpeado trasero rebotar cada que daba un brinco, incluso el más mínimo, jadeando extasiado ante la lujuriosa y excitante imágen frente a él. Siguió los movimientos sobre su miembro hasta que el pecoso se giró hasta él con una bolsa de regalo en la mano derecha y con la otra lo señalaba incrédulo.
—¿Te estás masturbando justo ahora?— se acercó a la cama y tomó asiento junto a él.
—¿Quieres terminar por mí?
—A ver, quítate— se arrodilló entre sus piernas, deslizando la sábana hasta que nada lo cubría.
—¿En tu cara o en tu boca?
—Boca.
—Me muerdes otra vez y ésta vez no sólo te voy a nalguear— advirtió.
—Hablas como si no te gustara hacerlo.
—No me re...
Soltó un profundo gemido cuando Félix lo tomó todo en su boca, jugando con sus testículos y succionando el glande como sabía que al mayor le gustaba. Alzó la mirada cuando su cabeza fue empujada con poca fuerza al igual su cabello, queriendo sonreír por la mueca de placer que descansada en el rostro de Hyunjin más lo errática de su respiración.
