Capítulo 1

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Narra Cassandra

Mi día había comenzado como todos los demás, despertar, bañarme, vestir presentable y asistir a la universidad, la misma rutina de siempre.

La primera clase de hoy se había suspendido según lo que dijo el jefe de grupo, por lo que hasta esta clase vería a todos mis amigos, lo cierto es que aquí en la universidad solo tenía amigos hombres, estudiaba una ingeniería y a pesar de que en un inicio sí había más mujeres poco a poco el grupo se fue reduciendo y tanto hombres como mujeres se salieron de la carrera.

—Hasta que llegas, creí que no ibas a aparecer hoy porque seguramente estarías muerto en tu cama por haberte desvelado o tal vez cansado por la fiesta de ayer —le comento a mi mejor amigo Axel, está al inicio del pasillo y a un par de lugares de donde su butaca y la mía se ubican.

Axel camina hacia mí, me saluda agachándose un poco para darme un beso en la mejilla, toma asiento detrás de mí y casi al mismo tiempo el resto de los chicos ingresan por la puerta junto con el profesor.

La clase da inicio mas no logro prestar atención pues llega una notificación a mi celular dando las noticias del día, en este caso el seguimiento de la misma noticia, un lote de alimentos enlatados que parece ser ha salido mal y ha causado que muchas personas se enfermen.

Desde hace unas semanas en uno de los extremos del país se informo que había todo un lote dañado debido a un aparente roedor que cayó en este, pocos días después se supo que este roedor provenía de un laboratorio que experimenta con animales para poder obtener al fin la cura a diversas enfermedades, la noticia pronto corrió por todo el país y aunque se exigieron más explicaciones el gobierno dijo que el roedor no era peligroso, que solo se recogería ese lote y se les sería dada a las personas una compensación monetaria.

Justo como se supuso las personas se dejaron comprar y no volvió a haber reclamos a excepción de pocos casos aislados, esto solo se mantuvo así hasta que las personas comenzaron a enfermar, primero padecían de fiebre alta, luego simplemente entraban en un trance o algo parecido y atacaban a los demás, tiene un nombre científico, pero solo recuerdo eso poco.

—Señorita Cassandra, ¿su celular es más interesante que mi clase? —cuestiona el profesor de cálculo.

—No, lo lamento, profesor, me distraje por un momento —respondo guardando mi celular rápidamente.

—¿Puede compartir con el resto lo que estaba viendo en su celular?

—Es el seguimiento de las noticias de los últimos días, profesor. La enfermedad que parece ser rabia es sumamente contagiosa y se ha esparcido rápidamente, se reporta un aumento incontrolable de casos y el gobierno planea levantar una cuarentena para que se disminuyan estos mismos y sean tratados —digo con un tono suficientemente alto para que me escuche, este maestro es así, si le interesa lo que le acabo de decir me dejará en paz.

APOCALIPSIS: El nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora