Introducción

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Levanto la vista del libro que estoy leyendo sentada en el césped de la universidad al escuchar la risa tan inconfundible de él, Dylan. Inconscientemente me quito las gafas y le miro fijamente sabiendo que nunca se dará cuenta de lo mucho que le miro a escondidas de él y del mundo. Me fijo en su forma despreocupada de pasarse una mano por su pelo despeinado mientras que con la otra se acerca el cigarrillo a sus labios provocando que me fije en esa sonrisa que vuelve loca a media universidad. Tampoco quiero pasar por alto los magníficos hoyuelos que aparecen de la nada en su rostro con cualquier tipo de mueca que hace pero sobre todo cuando sonríe.

Suspiro sin que nadie me vea sabiendo lo mucho que me gustaría poder estar más cerca de su risa pero... no pidamos cosas imposibles, ¿no crees Amy? Me digo como si no me lo hubiese repetido ya mil veces.

Vuelvo la vista a mi libro intentando que mi pequeño secreto siga estando a salvo. Me pierdo de nuevo entre las letras y a su misma vez mis dedos se pierden por la infinidad de páginas que tengo entre mis manos. Nadie tiene ni la menor idea de lo mucho que me hacen desaparecer estas hojas, de lo mucho que me gusta el olor a libro nuevo o el tacto de cada página entre mis manos haciendo que desaparezca un segundo de la mierda de vida que tengo.

–¿Otra vez por aquí? – escucho una voz y alzo la mirada. Le sonrío a Alison, es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón; ya la iréis conociendo– ¿Otra vez estás con "Romeo y Julieta"? – pregunta mirando mi libro mientras que se sienta a mi lado– Al final te lo sabrás de memoria –me sonríe y me ofrece un poco de su almuerzo que acabo negando con un simple movimiento de cabeza.

–A veces... –susurro mirándola de reojo– tengo el presentimiento o la ilusión de que cualquiera de las veces que me lo lea el final llegará a ser distinto –digo refiriéndome al libro y me fijo en como me mira con una sonrisa pintada en la cara.

–Pero eso nunca pasa –admite y asiento.

–Es triste –le respondo– Pero es un amor muy bonito el que viven –miro hacia delante al escuchar de nuevo aquella risa que parece ser mi debilidad– Un amor que pocos viven y que quien lo vive no lo entiende –susurro.

Escucho una pequeña risa a mi lado y la miro.

–¿No crees que ya va siendo hora de hacer algo? –pregunta y me hago cómo la que no entiende nada– Vamos... –me susurra dándome un golpecito en el hombro– No eres la única que sabe que te gusta –me dice y la miro horrorizada– Quiero decir... –se ríe– Te conozco, sé que te gusta.

Suspiro y juego con el libro entre mis manos.

–¿Y qué? –digo alzando la mirada buscándole inconscientemente– Alguien como él nunca se fijaría en alguien como yo.

–¿Como tú? –dice irónica– ¿Increíble? –pregunta y ésta vez me río yo.

La miro y niego con la cabeza, ¿siempre me verá con tan buenos ojos?

–Insignificante – pronuncio mirando a mi alrededor habiendo localizado ya a Dylan, sonrío de la nada– Invisible –digo para después morderme unos segundos el labio– No es el tipo de chico que se fijaría en alguien como yo –me paso una mano por el pelo nerviosa intentando apartarme un mechón de la cara– Ni siquiera sabe mi nombre y dudo que le interese saberlo.

–¿Por qué dices eso? –pregunta sin entender.

–Mírame –le ordeno y lo hace– ¿Crees que teniendo de la mano agarrada a semejante bellezón como es Karen que tiene un buen cuerpo y unas buenas tetas se fijaría en un ratón de biblioteca con un cuerpo como el mío? –intento sonreír fingiendo que algo como eso no me afecta pero es totalmente mentira, joder, pensar así de mi duele.

Nos quedamos ambas en silencio y veo como ella mira hacia donde yo miraba, hacia él.

–Pero ella no tiene lo que tú –susurra convencida y la miro fijamente para que se explique– Un gran corazón.

Dejo de mirarla y me río irónica despertando la curiosidad de un par de personas.

–Alison en la sociedad en la que vivimos –digo abriendo de nuevo el libro queriendo volver a él y así terminar esta conversación– lo de tener buen corazón ya no se lleva ni enamora a nadie –admito y se calla. Un silencio que dice mucho y ella sabe que con él me está dando la razón porque sabe que de nada sirve eso de tener corazón.

Intento perderme de nuevo entre las páginas que hacen que me olvide un poco de todo y me fuerzo a sonreír levemente para no preocupar a nadie, parece que ya me sé de memoria eso de fingir que todo va bien. Y si os soy sincera después de ésta conversación con Alison no puedo volver a perderme en el libro porque solo puedo pensar en una sola cosa... ¿alguien en su sano juicio llegaría a querer a alguien como yo?

Cierro los ojos unos segundos. Puede, pienso. Pero nunca él.

¿Continuará?



"Nadie en su sano juicio se enamoraría de alguien como yo..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora