-Cuando el corazón grita- (omegaverse)

-Suaves latidos-

Hakkai nunca fue un niño como los demás, es algo que sabía desde hacía mucho tiempo, lo descubrió de la peor forma posible.

Era tranquilo, amoroso y alegre, cualquiera cerca suyo tendía a contagiarse de tales buenas vibras, incluso en el pre escolar y sus primeros años de la primaria siempre fue de tener muchos amigos. Todo cambió cuando manifestó su segundo género.

Su madre no podía saberlo, nunca le habían dicho que su preciado hijo tenía una condición rara que saldría a la luz en el peor momento, el peor lugar y de la peor manera. Un fallo hormonal causaba que sus feromonas fuesen intensas e incontrolables, atrayendo a cualquier alfa sin necesidad de que estuviese tan cerca, siendo muy similar al olor de un omega en celo.

Esto se manifestó cuando estaba solo, esperando a su madre fuera de la tienda, comiendo un helado en lo que su hermano volvía de comprar unas bebidas en la máquina expendedora ya que el pequeño casi sufre un golpe de calor cuando jugaban en el parque cercano.

Un tipo enorme se acercó a él peligrosamente, jadeando sin control con las peores intenciones, aumentando la velocidad hasta tomarlo por los hombros cuando este estaba de espaldas viendo unos autos pasar

El pequeño se asustó y pegó un alarido que alertó a todos los de la tienda y a su hermano mayor, quien dejó todo para golpear al tipo sin el mas mínimo control. Su madre corrió asustada junto a la del medio, agachándose para abrasar fuertemente a Hakkai con el cuerpo tembloroso.

Terminaron por quedarse allí hasta que la policía que apresentara, lamentablemente el niño no dejaba de llorar, estaba aterrado, el tacto, la mirada y el hedor que desprendía ese señor, no podía sacárselos de la cabeza por mas que quisiera. Tuvieron que dejar todo de lado para correr rápidamente al hospital mas cercano.

No dejaban de ser acosados por alfas peligrosos que buscaban el origen de tal aroma, de no ser por la ayuda de sus hermanos que lo protegían, las cosas no habrían terminado tan bien para la familia Shiba.

Al llegar le hicieron unos análisis al menor para descubrir el origen de su problema y de paso dejar en claro que efectivamente, se trataba de una manifestación de su omega.

Su condición era muy extraña, no tendrían nada para su tratamiento en cualquier establecimiento, todo lo que tenían para ofrecer eran unas pastillas que lo ayudarían a atenuar el olor de manera temporal, sin embargo deberían ir a un establecimiento mayor en Tokyo para darle un tratamiento mas adecuado y eficiente.

Esto dio como resultado un collar especial que servía para atenuar de manera mas eficiente y de paso protegerlo de posibles mordidas indeseadas, esto acompañado de unas inyecciones sería suficiente para no poner en riesgo su vida, su fertilidad ni alterar sus ciclos de celo.

Lamentablemente en todo ese tiempo que estuvieron diseñando uno para él tuvo que pasar por situaciones igual o mas escabrosas que su primer encuentro, haciendo que terminara por temerle a los alfas pese a que su hermana Yuzuha era uno de ellos, de igual forma afectó a la relación con su familia, volviéndolos sobreprotectores, nadie quería que por un descuido le pudiera pasar algo.

Hakkai comprendía lo que hacían sus hermanos por él y estaba agradecido mas no lo veía como razón suficiente para no dejarlo vivir. Un tarde en la que salieron todos juntos de compras el niño escapó, todos estaban alarmados y preguntándose cómo lo había logrado sin dejar rastro, incluso Taiju se culpó repetidas veces por descuidarlo nuevamente pese a haber prometido hacer mejor las cosas.

El rapado llegó entre lágrimas a un parque cerca de su hogar, estuvo escondido en uno de los juegos, pensando en qué estaba haciendo y cómo podría tener una vida normal si simpre estaba junto a sus hermanos y no era capaz de acercarse a un alfa como se suponía debía hacer cualquier persona normal, ni siquiera podría cumplir lo que su amada madre deseaba para él, que encontrara a su destinado y formara una feliz familia.