PROLOGO

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Érase una vez...

La historia de mi mundo.

Hace milenios, concretamente 105 millones de años, se formó lo que hoy conocemos como nuestro hogar. Cinco dioses procedentes de las estrellas mas brillantes del firmamento, hicieron del planeta oscuro y polvoriento que había quedado tras el meteorito; un lugar donde vivir.

Hicieron de ese lugar algo mágico, gracias a la ayuda de la naturaleza con la cual seguimos agradecidos. Estos dioses eran nada más y nada menos que Ember, el Señor del Fuego y Rey de los Dioses; Atenea, la Soberana de las Aguas; Gaia, la Madre de la Tierra; Bayu, el Dios de los Vientos y el quinto Dios, enigmático y oscuro; Éter, el Dios del Espacio, cuyo papel en esta creación nunca estuvo muy claro.

Estos cinco seres divinos forjaron los elementos de la naturaleza, tejieron la trama de la vida y dieron origen a la estrella de David, nuestra morada ancestral. Tras años del nuevo comienzo, otros seres divinos comenzaron a aparecer y la magia floreció. Hombres y mujeres considerados humanos comenzaron a manipular los elementos, otorgando magia a sus manos. Los dioses, sin mucha demora decidieron forjar el "Mundo Elemental" y de esta forma separar a los dotados con un don de los meros humanos; ya que la mezcla de estos dos grupos suponía un desequilibrio para la estrella de David.

Todo parecía ir bien y los años pasaron... Sin embargo, como siempre sucede, la paz dio paso a la tormenta. Una tormenta que cambiaría todo. Cuando los dos mundos, el elemental y el no mágico, vivían en armonía bajo el reinado del Dios Ember, Éter se alzó en cólera. Con un séquito de brujas y magos que compartían sus oscuros anhelos, intentó derrocar a Ember y sumir al mundo mágico en la noche eterna de su poder, a este levantamiento lo conocemos como "La primera guerra estelar". Pero fracasó estrepitosamente; su rebelión, aunque inútil, dejó cicatrices en la estrella de David, excluyendo a Éter del poder que una vez poseyó dentro de esta. Pero su furia no se extinguiría fácilmente, y muchos compartieron sus deseos de venganza.

Pasaron eras donde todo parecía volver a ser como antes pero, una vez más, las sombras de la traición se alzaron. Éter lideró una segunda rebelión (la segunda guerra estelar), desafiando a sus hermanos divinos. Aunque los dioses consideraban un sacrilegio encerrar a su propio hermano, no dudaron en hacerlo esta vez. Éter fue encerrado en la oscuridad, y su destino quedó velado para siempre. Pero sus seguidores enfrentaron las consecuencias, y sus descendientes cargaron con la sombra de su pasado. Todos fueron quemados como traidores, mientras que otros huyeron, llegando incluso a que algunos lograran llegar al mundo no mágico. Pero los peor parados fueron los hijos, los hijos de estos traidores quedaron huérfanos y a la suerte; hasta que sus poderes comenzaron a aflorar y los dioses se vieron obligados a intervenir.

Cuando los dioses intentaron integrar a los descendientes de seguidores de Éter en la Academia Dastella, junto con los demás alumnos de los cuatro elementos, los hijos de los seguidores comenzaron a experimentar cambios en su magia y sus poderes. Podían controlar múltiples elementos habitualmente dos, pero solo para usarla como magia negra. Desde entonces fueron llamados "dark iniuriam" y fueron excluidos y denigrados por el resto de sus compañeros.

Ante la falta de alternativas, los directivos del instituto, en colaboración con los dioses, decidieron crear una nueva casa elemental dentro de la institución, dando vida a cinco casas en total. Las cuatro casas elementales coexistieron junto con la casa iniuriam, destinada a aquellos cuya magia se torcía hacia la malevolencia. Los demás estudiantes, pertenecientes a las casas elementales, los consideraron "inius", hijos e hijas de traidores. Y todos llevaban la marca que lo demostraba; un aro que rodeaba el antebrazo derecho de la persona y que se ramificaba como un árbol, dependiendo del poder que poseías.

La academia DastellaWhere stories live. Discover now