Cap 4

1.4K 139 23
                                    

El pasar de las semanas fueron lentas para felix, en esas semanas no había consumido ningun tipo de alimento más que agua y algunos chicles de sabor para saciar su hambre.

Las burlas hacia el rubio se intensificaron con el tiempo, recibía un acoso constante y masivo, uno en dónde lee no podía descansar ni lograba poder despejar su mente, las burlas hacia su persona vagaban por su mente día y noche y eso lo consumía hasta hacerlo llorar del estrés.

Llegó un día en dónde le llegó la idea de poder descansar para siempre, sus pensamientos lo hicieron llegar a pensar en suicidio, pero no lo hizo, no quería morir siendo un gordo, morirá hasta ser completamente delgado.

En estos momentos se encontraba sentado en una mesa de la cafetería de su universidad, pero sin ningún plato de comida frente a él. Estaba hambreado, si, pero no comería ni un bocado.

Su vista estaba postrada en aquella gente que comía felizmente, deseando
poder hacerlo él también, esas personas eran delgadas, podían comerse la cafetería entera y no subirían ni un gramo. Ellos merecían ser felices, ellos verdaderamente merecían devorar esa comida que tragaban con tanta satisfacción.

Felix ansioso comenzó a morder sus uñas, su estómago rugía de hambre, pero no le haría caso, si comía al menos una pequeña porción de todas formas subiría de peso en ese mismo instante, no quería eso.

Su pierna comenzó a moverse rápidamente de arriba hacia abajo, quería probar la comida que servían aquel día en la cafetería, ver comer a los demás no servía de mucho. Se paró abruptamente y camino hacia la salida, no quería estar ahí, lo hacía pensar en comida, había jurado nunca volverlo a hacer y falló.

—Que te pasa felix, no morirás de hambre... —Susurro para si mismo.

Al pasar de las horas, sus estudios habían dado por finalizado. Lix salió de la escuela tomando camino hacia su casa, solo..., siempre era
así, minho nunca lo esperaba para ir juntos, y lo entendía, no quería arruinar su reputación por un hermano como él. Solo deseaba una buena hermandad con su "honnie".

Al llegar a casa miro a su familia comiendo la cena, a sus padres y sus dos lindos hermanos.

Felix se quedó parado en la entrada esperando a que le dieran su tan soñada bienvenida.

—Llegué...—

Sin embargo, nadie lo saludo.

Deprimido y cabizbajo, fue escaleras arriba dirigiéndose a su habitación.

Al entrar, se tiró a su cama, soltando en llanto.

Su respiración comenzó a agitarse, por su mente vagaban distintos platillos haciendosele agua la boca, tragó saliva fuertemente, eso no podía estar sucediendo.

No, no, no...

Se levantó rápidamente de la cama, tirándose del cabello fuertemente mientras sus lágrimas caían como cascadas de sus ojos. De su boca salían gruñidos llenos de ira y desespero, estaba tan enojado con si mismo.

—¿Qué te pasa, felix...? —Se pregunto entre sollozos.

Comenzó a pegarse fuertemente en la cabeza, intentando olvidar todos aquellos deseos de comer.

Completamente molesto con él mismo, fue hacia el baño, en el cual se encerró y cayó al piso. Desesperado, abrió el cajón de las afeitadoras de su padre, rápidamente desarmo el producto, quedando solamente con las cuchillas.

Sin pensarlo, paso las navajas por sus brazos, comenzando a hacer cortes los cuales desprendían gotas de sangre.

Perspectiva de felix:

El dolor recorría por todo mi ser, quería más dolor, lo necesitaba, lo merecía.

El ardor de mis brazos se intensificaban, era una sensación... única.

No podía parar de pasar las navajas por mis brazos, estaba logrando de deshacerme de aquellos pensamientos de hambre.

Dolía, pero también me gustaba, porque era mi castigo, porque me lo merezco. Pero me sentía tan bien, sentí una calma, una liberación.

Mis brazos estaban llenos de cortes, llenos de sangre...

No podía ni siquiera recordar mis
pensamientos antes de esto, solo me
concentraba en el dolor, y nada más.

Mis ojos ardían, ardían por el llanto, los sentía pesados y adoloridos. Pero seguí llorando, nada me importaba, solo quería pasar por dolor, es lo que siempre tuve que sentir desde el día en que nací.

No merezco nada bueno.

Solo siento dolor e indiferencia.

Mis manos temblaban, no había espacio mis brazos estaban destruidos
Solamente observé mis piernas, estaban limpias.

No me contuve y pase la cuchilla por ahí, hice cortadas más grandes y largas.

Ya no tenía lágrimas..., solamente suspiré con satisfacción al momento de sentirme castigado.

Lo seguiré haciendo..

——

HOLAAA, estoy feliz por poder adaptar esta historia.
Si no es molestia ¿podrías dejar tu voto?

HYUNG, ¿AHORA SOY LINDO? |hyunlix [ADAPTACION ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora