Capítulo XXII: La Espada de Finsternis

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Los tres chicos voltearon en dirección a aquellas voces.

Eran nada más ni nada menos que Koyuki y Ryusei, quienes corrían a toda velocidad para poder alcanzarles.

— ¡¡No nos dejen aquí!!—

Gritó el rubio mientras agitaba sus brazos con desesperación.

— ¡Ella va a encontrarnos! —

Tsubaki miró al peliverde, como si le pidiera convencer a los otros de no seguirles en semejante viaje tan peligroso.

Pero claro, tal parecía que Sakuya era demasiado idiota pues no entendió nada del mensaje del pelinegro.

— ¡Pues rápido tontos! ¡Debemos llegar lo antes posible!—

Tsubaki suspiró.

Sería un largo viaje.

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Después de un pequeño recorrido por el palacio de Mond (que para Kuro se sintió como una eternidad), este se detuvo enfrente de una enorme puerta la cual tenía varios dibujos tallados en esta.

Principalmente se trataba de la luna en la parte más alta mientras varios conejos se encontraban en las orillas.

Y justo en medio, el dibujo de una espada era lo que más resaltaba.

— ¿Qué es este lugar?—

Kuro preguntó.

— Este es el santuario del arma con el que se supone el guardián protege a su gente. Pero claro, hace años que no es abierto—

Mond respondió mientras el conejo Shuuhei abría la puerta con una llave...bastante curiosa.

— Vamos—

Apenas Mond puso un pie dentro del cuarto, todo este se iluminó.

En el techo se podía ver el cielo nocturno lleno de pequeñas y brillantes estrellas, y como todo el resto del palacio, sus paredes eran blancas.

En medio de dicho santuario, se encontraba una espada clavada en una especie de pedestal.

Mond los llevó hasta está y claro, las miradas curiosas de Kuro y Youtaro no tardaron en observarla a detalle.

— ¿Qué se supone que es esto?—

Mond iba a responder algo como "no es obvio, es una espada" pero fue interrumpido por Gear.

— La espada Finsternis es...como dijo Mond, la encargada de proteger a los habitantes del reino protegido por la Luna, pero solo ciertas personas pueden blandirla...y bueno, Mond no fue elegido—

Una verdad soltada sin pudor alguno.

— ¿No puede? Pero...¿por qué?—

De nuevo el príncipe preguntó.

— Sencillo, por qué antes el solía....!!—

Pero fue callado por el conejo Tsurugi, quien le cubrió la boca con sus manos mientras le sonreía.

— ¡Información clasificada!—

Gear empujó a Tsurugi con tal de que esté le dejara de cubrir la boca.

Era una actitud muy extraña pero era comprensible si se trataba de información muy importante y secreta.

— Para ser digno de blandir la espada debes entrenar. A diferencia de otros casos, esto será más sencillo y en unos meses podrás tener la espada. Pero ...¿sabrás usarla con sabiduría? Eso depende de ti —

Nubes y Estrellas (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora