Comienzo de la obra

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El  lobo

Otra vez la misma historia, todo parece una coincidencia inevitable para llegar a la misma escena.

Veo a lo lejos a una caperucita roja, me escondo detrás de los arboles de aquel profundo y misterioso bosque como siempre.

-Vaya ¿Qué traes en esa canasta? Pequeña- digo tal cual  es mi argumento

-Llevo comida para mi abuelita que se encuentra muy enferma- ella me responde con naturalidad, me acerco a ella sin saber muy bien él porque, ella se asusta, sale corriendo y tomo el camino incorrecto, yo la sigo con sigilo, pero mi corazón late más fuerte y rápido, no sé cómo ha pasado eso pero quiero conocerla, quiero tocarla, quiero hablar con ella, pero es imposible.

Porque ella es caperucita roja y yo el lobo feroz.

No puedo conocerla, no puedo tocarla, no puedo hablar con ella, pero está bien, nuestro encuentro es un argumento más del guion que nos guía a nuestro final, el cual nunca cambia. Que no daría yo por conocerte, tocarte y hablarte, pero nuestro destino nunca cambiara ¿Por qué tienes que ser tú? Porque ¿Por qué soy yo?

Me escondo en un árbol  hoy, como siempre, para vigilarte.

Qué triste no poder ser dueño de tu sonrisa, de tus lindos ojos azules cual cielo, de tu cabello rubio como la miel, tu piel blanca como la nieve, en fin la obra debe continuar hasta llegar al final.

Ella me ha robado dos cosas importantes mis horas de sueño y mi corazón pero no puedo acercarme a ella. Tenemos que seguir como caperucita roja y el lobo feroz.

El lobo se enamoro de Caperucita RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora