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"Sé que no soy esa persona a la que realmente amas. Supongo que por eso nunca me he rendido, porque podría darte todo lo que quieras, las estrellas y el sol, pero aún así no soy suficiente."

Cristian se sentía bien, se sentía realmente bien que su vida empezará a retomar el rumbo que había perdido en esos meses, las cosas empezaban a tomar sentido nuevamente, los días eran soleados y lindos para él.

Ya no sentía la necesidad de huir cada vez que veía a su ex pareja siendo feliz con alguien más, porque él empezaba a serlo.

Lisandro, pensar en él lo hacía sonreír de una manera diferente, le había dando su hombro para llorar, fue ese abrazó cálido que lo esperaba después de un día difícil, le dio la calma que necesitaba en aquellas noches en las que no podía dormir, Lisandro volvió hacer que su corazón latiera como no lo había hecho nunca.

Los pequeños gestos que había tenido el contrario con él no eran la gran cosa, pero para Cristian se sentía diferente, el simple hecho de que Lisandro cancelara salidas con sus amigos para estar con él tomando mates mientras hablaban, o simplemente quedarse en su casa y ver sus películas favoritas.

Esas pequeñas cosas hicieron que Cristisn empezará a sentir cosas por Lisandro, la manera en la que su amigo empezaba a colarse en su corazón era muy básica pero certera.

Después de un día difícil, ver a Lisandro sonreír podía arreglar todo lo malo que pasó.

Hoy era uno de esos días donde las cosas no había salido, su rendimiento había vuelto a ser el de antes, pero su equipo perdió el partido de aquel día, fueron pequeñas fallas que se pueden evitar en el próximo. Al llegar a su casa después de aquel juego, sintió la necesidad de llamarlo, llamar a Lisandro y saber cómo estaba, que hacía, preguntar sí podía venir donde él.

Pero al llamarlo él no contestó, suspiró dejando el teléfono a un lado, para mirar el techo. Ese último tiempo se había acostumbrado a la compañía del contrario que ahora que estaba ocupado, no sabía que hacer, se levantó de la cama para ir hacerse algo sencillo de comer.

Su teléfono empezó a sonar en su habitación, dio un pequeño trote para ir a verlo, el identificador de llamadas brillaba con el nombre de él, sonrió para contestar rápido.

— ¿Me llamabas? — Preguntó desde el otro lado de la línea.

— Sí — dice volviendo a la cocina.

— ¿Pasó algo malo? ¿Te sientís mal? — Preguntó, su voz sonaba preocupada.

Cristian sintió como sus mejillas se calentaban un poco avergonzado al escuchar la preocupación en la voz de Lisandro.

— No, boludo. Sólo te llamaba para saber como estabas — se sintió un tonto al escuchar como su voz sonó un poco tímida, con su puño dio pequeños golpes a su corazón que empezaba acelerarse.

Lisandro ríe bajito, sus ojos se iluminaron. — Eu... Hoy termino temprano el entrenamiento ¿Querés que salgamos? Pero como una cita —pregunta rascándose la nuca.

A pesar de que era una llamada no pudo evitar ponerse un poco nervioso.

— ¡Sí! Digo, sí... — se golpeó la frente al sonar tan entusiasmado.

Lisandro vuelve a reír bajito, tomando eso como una buena señal para dar el segundo pasó. 

— Está bien, pasaré está noche por tí.

La llamada finalizó y Cristian no pudo evitar ponerse feliz, después de comer vio la hora en su teléfono, para ir buscar que ponerse, se sentía un exagerado, pero quería verse bien, no era nada malo.

*

Se miró en el espejo mientras se colocaba el reloj, no podía negarlo, se sentía nervioso, era la primera vez que Lisandro lo invitaba a salir en una cita. Escucho el timbre de la puerta, la frecuencia cardíaca de su corazón se elevó, trató de calmarse, dio un suspiró y fue abrir la puerta.

Pero no era Lisandro.

Se sorprendió al ver a Sonny parado afuera de su puerta, estaba confundido, no entendía la razón del por que él estaba ahí.

Lisandro subió al ascensor, para ir al piso donde vivía Cristian, al fin había tenido la valentía de pedirle una cita al contrario, ya había pasado un tiempo, creía que ya era hora de intentarlo con el contrario.

Se había dado cuenta como Cristian había mejorado en cuanto a su personalidad, ya no se sentía tan triste como solía estar los primeros días, su sonrisa se mostraba más y su alegría volvía a ser genuina y por lo que había visto, volvió a jugar cómo antes. Estaba feliz por él.

Cuando la puerta del ascensor se abrió, salió de este y camino por el pasillo para ir al departamento de Cristian, pero se detuvo.

Sintió su corazón romperse al ver a Cristian abrazando a Son, suspiró, era un idiota al pensar que el contrario había superado a su ex pareja. Negó dando un suspiró, se apoyó en la pared, pensando si acercarse o no.

Relamio sus labios para empezar acercarse a ellos y carraspeo su garganta. Cristian se soltó de lo brazos del otro mirando a su amigo.

— Lisandro — trago saliva.

— Ya estoy aquí por ti — su voz suena ronca y dura inevitablemente.

Cristian asintió tomando sus llaves y su teléfono. — Lo siento por tí, me tengo que ir — dice haciendo una mueca.

Lisandro tomó la mano de Cristian, para jalarlo lejos de Son, iban en silenció. En un silencio que hacía que Cristian se pusiera en silenció, no entendía porque quería explicarle las cosas a Lisandro, el porque no quería que malinterpretara las cosas.

— No pienses mal, por favor — dice estando en el auto, Lisandro muerde su labio. — Me vino a contar sobre la enfermedad de su mamá, y sé que ya rompimos lazos hace mucho, pero su madre nunca me hizo nada malo y me trató con cariño el tiempo que estuve con él — dijo rascándose la nuca. — Me sentí mal por él... Por eso lo abracé.

Lisandro negó suspirando por sexta vez. — No quiero que vea una oportunidad en eso.

— Y no lo habrá... Lisandro — Cristian toma su mano, para que suavice su ceño fruncido. — Yo... Yo quiero intentarlo contigo — dice, tomando por sorpresa al contrario.

Ocasionando que detenga el auto en un frenazo.

— ¿Qué? — pregunta sorprendido.

— Qué me gustas — Cristian lo ve directamente con un brillo singular en sus ojos.

Lisandro sentía que su corazón iba a estallar en cualquier momento.

_

Perdón por la tardanza, el próximo capítulo es el final.

Espero les guste, nos vemos.

bad omensWhere stories live. Discover now