Capítulo 1

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Alzando el brazo, miró la luz brillante de los focos entrando en su preciosa celda. ¿Cuántos años había pasado en aquel lugar? ¿Por qué ahora estaba quedando libre? Con mechones rubios, de un color oscuro y sucio, el prisionero dio un paso que lo puso cerca de la libertad. Allí de pie miró a todos los demás prisioneros de aquel lugar. Sus ojos no mostraron nada cuando vio a uno de los guardias tirado en el suelo, sobre su propia sangre y con los ojos completamente blancos. El hombre no volvería a ver a su familia, era un hecho incorregible.

El prisionero dio un segundo paso. Estaba sobre los escombros, observando como los cientos de prisioneros de Tártaros escapaban lentamente, como si fueran corderos siguiendo a su predicador. Lo encontraba completamente divertido. Pasó la lengua por sus labios y los sintió agrietados a pesar de la lluvia. Podía olerla, sentirla y verla, aunque todo estaba demasiado luminoso para él. Durante los últimos años había estado encerrado en la celda de máxima seguridad de aquella cárcel de alta seguridad donde había estado desde que podía recordar.

Tártaro era la prisión de máxima seguridad que estaba situada en Japón. Siendo una de las localizaciones más importantes del país, Tártaro fue construida de un modo que nadie pudiera entrar: gruesos muros, vigilantes apostados en cada perímetro, armas de tecnología punta con la que inutilizar a cualquier asaltante, trampas que se activarían con un botón...Tártaro no era un lugar para que las personas jugaran. Si las defensas no detenían a los asaltantes, los pasillos intrínsecos lo harían. Construida como una prisión con niveles por debajo del nivel del mar, la prisión de máxima seguridad Tártaro debía ser un laberinto para retener a asaltantes y presidiarios que intentaran huir. O al menos ese era el principio de la prisión...

El hombre observó Tártaro con dos orbes de color azul ligeramente cubiertos por mechones gruesos de color amarillo. Aquel tono rubio, anteriormente dorado, ahora se mostraba oscuro, sucio y enredado cuando debería mostrarse desordenado y algo arreglado, como una pequeña melena de un león. Los cuidados higiénicos dentro de aquel lugar fueron completamente escasos.

[Si. Si. Seguidme hacia la libertad. La sociedad de héroes ha caído. Todo esto es para el alzamiento de las personas ocultas en la oscuridad. Vuestros ojos verán lo que la sociedad os depara. ¿Cogeréis el futuro que yo os prepararé? ¿O dejaréis eso a un lado para quedar bajo el peso de una sociedad podrida?]

El hombre sintió sus oídos temblar ante aquella voz. Sonaba gruesa, cansada y vieja, con un ligero toque realmente tenebroso, oscuro, como si fuera de alguien sumamente malvado. Aunque eso sería poco probable. ¿Cómo Tártaro había caído ante los villanos? Giró la cabeza sobre su hombro. Las torres de la prisión estaban en llamas, con columnas de humo escapando de las mismas, fundiéndose en el cielo oscuro de tormenta que estaba descargando sobre sus cabezas. Hacía tiempo que no olía un suelo húmedo ni sentía la tierra bajo sus pies.

Solo ha podido ser un ataque interno.

Conocía perfectamente la prisión. Había estado en ella por los últimos diez años (si su mente calculaba bien) y aunque fue encerrado en lo más profundo del Tártaro (casi parecía ser un titán de la mitología griega), había podido aprender todo lo posible de la misma. Pasó mucho tiempo analizando Tártaro con cada una de sus escasas salidas. Era prácticamente imposible que alguien accediera a la misma del exterior sin un equipo realmente preparado e incluso eso terminaría en un fracaso. Para que Tártaro cayera como lo había hecho, se necesitaba de un ataque desde el interior de la misma prisión y, si era posible, con apoyo del personal de la misma.

―Así que así lo han logrado―el hombre fijó sus ojos sobre el resto de sus compañeros presidarios. El mono característico de color naranja había sido su única ropa por años y ninguno de ellos parecía preocuparse por eso. Estaban demasiado centrados en la figura central de aquel pequeño acto de teatro―. Cabeza patata...

TártaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora