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Mientras escribía los capítulos, me di cuenta de que la personalidad de Oscar, en esta historia en particular, es muy parecida a la de Steven Grant. PD: Lo extraño mucho 🥹

Advertencia: contenido gráfico, sensible y sexual.

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02.

"La maldición de Alice"

El sol caía por detrás de las cercas de su patio trasero, el viento aparecía solamente para mover la falda de Alice mientras caminaba por los bordes de la piscina y la admirada con esmero, deseando zambullirse alguna vez, prometiendo volver solo por ella un fin de semana en que estuviera libre. Su vecina había aparecido por su puerta un poco más tarde de lo que pensó, casi a la hora de la cena, donde se suponía que Emily no podía comer cosas dulces; pero allí estaba ella, disfrutando de las galletas de chocolate que le había hecho Alice.

— Deja algunas para tu madre — demandó Oscar con un toque de burla en su tono de voz, en cambio, su hija solamente se limitó a fruncir el ceño a la vez que apretaba la caja de dulces en su pecho.

— Puedo traer más — se ofreció la amable mujer, pero él negó con la cabeza lentamente.

— Está bien — murmuró, todavía fijando sus ojos en su hija en un intento de intimidarla —. Solamente no quiero que se acueste a dormir con dolor de estómago.

Ni siquiera con aquel comentario dejó de comer, la niña estaba decidida a terminar con la caja en ese mismo momento solo para molestar a su padre, desafiándole más allá de lo lógico. El reto de miradas entre padre e hija se intensificó y mientras los segundos pasaban, Alice se propuso a terminar con la broma de una vez, pues sabía que Emily iba en serio, con aquella mirada severa en un intento de transmitir su descontento.

Alice llamó la atención de la niña cuando se acercó a los asientos donde descansaban. — Él tiene razón.

Fue entonces que la pequeña tartamudeó en la severidad de sus ojos oscuros, iguales a los de su padre. Tragó duro y bajó la cabeza ante la mirada de la vecina; por otro lado, Oscar levantó la ceja, confundido por la interacción que surgía ante su vista. Estaba claro que su hija seguía enojada y es que aún mantenía esa expresión dura en su rostro, pero también demostraba que no tenía intención de hacer enojar a nadie, menos a su nueva amiga. La preadolescente agradeció por el gesto, cerró la caja y volvió a la casa, pues prometió guardar las galletas en la cocina y luego prepararse para dormir.

— ¿Cómo hiciste eso? — susurró Oscar una vez a solas, dejando en evidencia su asombro.

— ¿Qué cosa? — preguntó ella y se sentó en una de las reposeras, justo al lado de él.

— Eso — señaló con el dedo hacia la casa, donde su hija había desaparecido —. Ella te hizo caso.

Una pequeña risa surgió en ella por las expresiones de él, sin poder evitar divertirse por la situación. — A veces, los niños creen que pueden relacionarse mejor con otras personas que con sus padres, les entregan su confianza porque de alguna manera los admiran y desean ser como ellos.

𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 𝐖𝐎𝐌𝐀𝐍 ━━ Oscar Isaac © +18 | one shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora