Capítulo diecisiete.

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La conversación con mi compañera de clases no fue incómoda como pensé, ella me saludaba todo el tiempo pero realmente pocas veces le presté atención.
Camila era una chica bonita y ahora me daba cuenta de que no era tan superficial como su apariencia dejaba ver.

- Es aquí. - Señaló una puerta color negro.
Realmente no habíamos caminado mucho, pero definitivamente no habían sido cinco calles. - ¿Quieres pasar?

-No, ya es tarde. Mejor entra y nos vemos después.

-En agradecimiento, ¿Puedo invitarte a comer mañana? - Propuso entusiasmada.

- No es necesario, solo fueron unas calles.

- Por favor. - Insistió.

- Mañana trabajo, tal vez el domingo antes de reunirnos con los demás está bien. - Accedí sintiéndome mal al rechazarla.
Solo iba a ser una comida, no había nada de malo con eso.

Camila se despidió y entró contenta a su casa.
Me encontraba a al menos cuarenta minutos del apartamento, la casa de mis padres quedaba más cerca, saque mi teléfono con la idea de enviarle un mensaje a Iván para avisarle que no llegaría a dormir pero justo su nombre brilló en mi pantalla.

- ¡Samy! -Saludó animado.
Permanecí en silencio intentando descifrar si lo que escuchaba era correcto.

- ¿Bebiste? - Cuestione curioso.

- Poquito - Río bajo.

- Véte a dormir- Pedí mientras caminaba de vuelta a la estación.
Me hizo feliz que aún estando en un estado dudoso pensara en mi, pero él realmente no era una persona de buen consumo, lo sabía de primera mano.

- Diego y Ricky están en mi cuarto, Leo se durmió en el sofá, estaba pensando dormir contigo. ¿Puedo? - Pregunto disimulando un bostezo.

-La puerta está abierta.

- Quiero dormir contigo. - Agregó en apenas un susurro y enseguida la llamada se cortó.

Sentí que mi corazón dio un vuelco, era obvio que me sentí tentado, pero me había controlado perfectamente ya dos meses, había aprendido a no darle importancia a sus palabras , a no mal interpretarlas a mi favor.
Entonces guarde mi teléfono y me dispuse a ir a casa de mis padres, no iba a echar por la borda la relación que teníamos ahora.










...











Abrí los ojos encontrándome a mi mismo en un lugar al que pocas veces había tenido acceso, el cuarto de Sam.
Era mucho mas oscuro que el mío, tenía cortinas que apenas dejaban entrar la luz, supe que ya era de día por el reloj led que brillaba sobre su escritorio lleno de libros y papeles.
Al saberme solo en la cama supuse que se había levantado antes, pasaban de las once y Sam era una persona madrugadora .
Había dormido demasiado bien como para ser real, pero en cuanto me levante el punzante dolor en mi cabeza me recordó que la noche anterior no me había portado muy racional.

Salí de la habitación de Sam con la esperanza de encontrarlo en la sala pero en cambio mis amigos desayunaban sobre la barra de la cocina.

-¿Que onda? - Saludo Ricky dejando su plato sobre el fregadero para caminar hacia mi. - Pensamos que dormirías más, ¿Hicimos mucho ruido?

-Para nada, ¿ Y Sam ? - Pregunté acercándome para comprobar lo que Leo y Diego degustaban con gusto.

-¿Tu roomy? Me levante temprano y no lo vi salir - Contestó Diego.

-Yo dormí en la sala y nunca lo oí llegar- Se unió Leo.

Dude de ni cordura pero definitivamente había hablado con él la noche anterior.
Avance de vuelta a su habitación buscando mi teléfono pero no lo encontré, los chicos intentaron llamarle pero enviaba a buzón, concluimos en que probablemente se había quedado sin batería y aunque buscamos optamos por continuar más tarde o el día se iría en eso y por ahora teníamos un proyecto que terminar.

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