Capítulo Dos

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Apenas pude moverme.

¿Era real?

Mi cabeza se quedo en blanco.

Pensé que el hecho de que Uriel eligiera la misma carrera que ella era algo lindo, que si escogía su universidad era por el buen plan de estudio que ella nos manejaba con emoción todos los días... por supuesto que nunca considere algo como esto... Quiero decir, tenia ahorros destinados para apoyarlo con las colegiaturas y que él consiguiera comprar el auto que tanto anhelaba.

¿Cuánto tiempo llevarían así? ¿Cuánto tiempo tenían viéndome la cara? ¿Cuánto tiempo mi amor por ellos había sido unilateral?

Salí del departamento y sin darme cuenta de en qué momento, me encontraba marcando su número.

Para ser honesto, esperaba que fuera mentira, que todo fuera un engaño pese a lo que acababa de ver. Ella era todo para mí y Uri era mi amado hermano menor... Si me decían que era mentira, les creería.

-¿Hola? – Respondió somnolienta al quinto timbrazo.

-Hola...- Hable en un hilo de voz.

-Ah, hola amor, ¿Cómo estás? – Saludo alegre, pude imaginarla sonreír.

-Bien. Solo quería escuchar tu voz... - Confesé sintiéndome completamente idiota por ponerla a prueba.

-Ah, era eso- Soltó una risita divertida.

-¿Qué haces?- Investigue tragando el nudo en mi garganta.

- Yo debería preguntar, ¿No estás en el trabajo?

Dude.

Dude y volví a dudar.

-¿Amor? – Insistió en la línea.

-No. – Decidí golpeando mi cabeza contra la pared. – Yo... Estoy en el edificio.

-¿Qué? ¿P-porqué tan temprano? – Cuestiono alarmada.

Mi cabeza comenzaba a doler, soportar la impotencia en los puños resulto inútil. Necesitaba desahogarme o iba estallar.

-Solo porque sí.

-¡Voy saliendo de la uni...! – Explico abriendo de golpe la puerta del departamento frente a mí.

Su playera estaba mal abotonada y su cabello que solía mantener atado, se encontraba libre enredado con descaro entre su ropa y la mochila que aferraba a su pecho manteniéndolo aprisionado.

Sus llamativos ojos color cielo se encontraron con sorpresa con los míos, que no hicieron más que rectificar lo que era obvio.

-Hola – Sonreí dejando caer la mano con la que sujetaba el teléfono. Ella aún lo mantuvo en su oído y el chico a sus espaldas se mantuvo quieto examinándome sin pestañear. – Feliz aniversario.

Los ojos de ambos se abrieron como platos antes de que Uri desviara la mirada hacia el suelo y Sahara continuara intentando buscar cómo explicarse.

-Iván nosotros no... No es lo que piensas – Aclaro Uriel acercándose más para quedar delante de Sahara.

-No, claro que no lo es. Porque es completamente normal que los hermanos duerman con las novias del otro, ¿cierto? – Encare de mala gana.

-No dormimos juntos, deja que te explique - Avanzo Sahara preocupada.

Retrocedí impidiendo que la mano que estiraba para alcanzarme me tocara.

-Explícate entonces. Porque hace cinco minutos eso es lo que vi.

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