Capítulo 12: Tomar Distancia

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Alejandra's P.O.V

Pude ver cómo una estrella fugaz pasaba frente a mis ojos y cuál niña chiquita pedí un deseo.

Solo quería tener paz, ese era mi deseo.

— ¡Bu! — gritó alguien apareciendo de la nada a mi costado.

— ¡Ah! — pegué un brinco y agarré mi pecho viendo como la persona encargada de que casi me diera un infarto reía.

— Lo siento, no pude evitarlo — dijo Pedri sin dejar de reír mientras se sentaba a mi lado.

— Casi se me sale el corazón — llevé mis manos a mi cara.

— Te vi desde lejos y no lo pude evitar — rió — ¿Qué haces corriendo cuando las explotaron en el entrenamiento? — preguntó.

— Es que yo... — me quedé pensando y finalmente volteé a verlo. Él examinó por completo mis ojos que estaban totalmente hinchados por tanto llorar.

— ¿Qué te pasó? — preguntó acercándose un poco para asegurarse de la condición de  mis ojos.

— Nada — contesté seca y volteé para el otro lado — Me entró mucho polvo a los ojos mientras corría — mentí.

Él delicadamente giró mi cabeza con su mano para verme fijamente, yo suspiré.

— Eso no es por el polvo — dijo suavemente haciendo que yo bajara un poco mi cabeza.

Odiaba dejar que la gente me viera vulnerable.

— Estoy bien — sonreí con un poco de dificultad.

— Esos ojos no dicen lo mismo — dijo con compasión.

— No fue nada — le sonreí.

— Ale, puedes confiar en mí — tomó mi mano para darle pequeñas caricias haciendo que las mariposas en mi estómago se alborotaran — Siempre que necesites — sonrió levemente.

— En verdad, estoy bien — le sonreí, no quería hablar del tema. Él no respondió, pero no quitaba su mirada de mí — No fue nada — insistí.

— Bien... — suspiró sin dejar de hacer caricias en mi mano.

— ¿Cómo estuvo tu entrenamiento? — pregunté cambiando de tema.

— Me cansé — admitió — Pero el suyo estuvo más fuerte que el nuestro — abrió los ojos — Nosotros estábamos sufriendo su entrenamiento solo de verlas — ambos reímos.

— Ni me lo digas — sonreí — Yo acabé muerta — negué con la cabeza.

— Juegas muy bien, nos impresionaste — sonrió — Fue un golazo — mencionó.

— Muchas gracias... — sonreí.

— A ver que día jugamos juntos — levantó sus hombros — Pero si juegas como entrenas, me la pondrás difícil — reí.

— ¿Estabas concentrado en tu entrenamiento o en el mío? — bromeé.

— Que te digo... — rió — Apareciste de la nada en el equipo y no teníamos ni idea de como jugabas — se encogió de hombros — Además, después del sábado — comentó haciendo referencia a la fiesta — No pensamos que fueras a tener ese nivel — admitió.

— ¡Ya me habían juzgado, madre mía! — me hice la enojada, pero él sabía que era de broma así que se rió — ¡Y te da risa! — reclamé "enojada".

— Dramática — me dijo de broma, yo le hice cara de indignación y me paré para seguir el rollo de enojada — ¡Ven! — dijo riendo mientras yo empezaba a caminar a la salida.

Contra Las Reglas; Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora