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Arte

¿Había pasado cinco horas haciendo un cuadro sin sentido?

Si.

El joven castaño se levantó del piso y se dio cuenta del desastre que había hecho en la sala de su casa.

¿Cuando se inspiró tanto en desordenar todo?

Miro sus manos y su ropa la cual estaba manchada por todos lados.

Sacar eso iba a ser más difícil de lo que pensó.

Ni loco iba a tocar la pintura con las manos sucias. El cuadro era un desastre de pintura, pero aún así había quedado perfecto y no quería arruinarlo.

Se acababa de sacar un peso de encima y se sintió más tranquilo al terminar aquella pintura tan magnífica.

Desde pequeño le había encantado el arte, en todos los sentidos. La música, la actuación, la decoración...

Él sabía que era la mejor pintura que había hecho en su vida, y la única que se quedaría para siempre. Sería su reliquia.

Suspiró agotado pero satisfecho. Debía comenzar a recoger todo porque sabía que pronto llegaría su hermano mayor.

—Y entonces ese mamaguebo me dijo que me callara y yo me empute y le cayeron rayitos.

—¿No crees que te pasaste un poco?

—Solo El Profeta puede juzgarme.

Juan soltó una muy leve risa por las anécdotas tan raras de su hermano.

Definitivamente TortillaLand no era un pueblo común, pero era increíble.

—Juan

—¿Uhm? —El nombrado se asomo un poco a la orilla para observar al mayor desde arriba de la litera.

—¿Quien es el del cuadro? —Drako volteo a un costado mirando la pintura que estaba semi cubierta por una tela gris.

Juan alzó un poco la cabeza mirando la misma dirección que su hermano.

—No lo se. —Tenía suficiente confianza como para contarle a Drako lo que le había estado pasando. —¿Recuerdas que te conté que en mis sueños había estado viendo un rostro confuso? mi cerebro estaba en automático, así que mientras tú y papá estaban en la misa, decidí intentar pintarlo lo más parecido que recordaba.

—Pero no me dijiste que era tan feo. —Comentó Drako reprimiendo una risa para no hacer escándalo.

—Oye no seas tan hijo de puta. —Arrugo el entrecejo y volvió a acostarse como estaba antes mirando el techo.

—Hasta mañana Juan. —Sabia que el menor estaba siendo sincero y que le gustaba mucho desahogarse sus sentimientos sin tener que demostrarlos.

Prefería explotar sus sentimientos cuando actuaba, cuando eran muy intensos pintaba y cuando se sentía vacío tocaba el piano.
O bueno, eso es lo que Drako sabía gracias a haberlo casi criado en su adolescencia.

Siempre supo que su hermano era único en su especie.

Él era casi igual a su madre.

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Me gusta esta historia, siento que es muy de chill (por ahora)

Juan cubito y Drako tienen más lore que iré explicando poco a poco ya que luego me quedo sin ideas así que prefiero ir lento y seguro.

Me da miedo que se confundan: Drako no está comparando a Juan con su madre ya que la madre de Drako no es Xena.

(¿pueden corregirme porfavor?)