Capítulo 47

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En la Tierra de los Elfos los muertos no se enterraban, se cremaban y sus cenizas iban a parar a la tierra. Se plantaba un árbol o una flor en honor al difunto y se le hacían rituales una vez al año, celebrando su vida más que su partida y esperando su reencarnación.

La tumba de Hake no era la excepción. En el Prado del Sol se encontraba un pequeño lugar lleno de girasoles altos y hermosos, que daban sombra a pequeñas flores violetas y rosadas. Había un pequeño caminito de piedras blancas que dividía a ambos y dónde los demás podían caminar para visitar las tumbas. Katsuki sintió un nudo en la garganta y se acercó despacio, casi con miedo, hacia los girasoles. Podía sentir como si en cualquier momento Hake saldría detrás de las plantas a asustarlo y vería esa enorme sonrisa infantil en un rostro adulto.

Pero eso no sucedió —muy a su pesar— en cambio, se sentó en el suelo y miro en el suelo una placa de piedra, "Hake Kaminari, Líder de Gadia, Elfo de corazón noble y bondadoso". Puso la mano sobre la placa y el nudo en su garganta se volvió más intenso, más doloroso.

—Hola, Hake —susurro —Vine a verte. Perdón...por irme.

El viento movió los girasoles en su dirección, llevando su aroma fresco hasta su nariz y en silencio, esperando que nadie lo viera, el mago lloro recordando a la persona que intento ser como un padre para él y a la niña que le brindo su amistad sin prejuicios y confianza.

El viento movió los girasoles en su dirección, llevando su aroma fresco hasta su nariz y en silencio, esperando que nadie lo viera, el mago lloro recordando a la persona que intento ser como un padre para él y a la niña que le brindo su amistad si...

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— ¡¿Por qué mierda soy un niño?! ¡Uhg, odio esto! ¡Devuélveme mi forma! ¡Devuélveme mi forma!

Hake reía sin disimuló en lo que un pequeño Katsuki lo golpeaba inútilmente y tiraba de sus ropas. Estaba con la misma edad que tenía al momento de matar a su padre y eso no le gustaba un carajo, encima, era más pequeño que Nino y su magia se sentía algo débil, por lo cual, no podía utilizarla para atacar al Líder de Gadia.

Estuvo un buen rato insultado a diestra y siniestra al elfo de cabello rubio, reclamando por la bendita flor que le hizo tocar y escuchando las risas de los demás miembros del Clan de los Elfos. Finalmente, termino por cansarse y Hake sin ningún tipo de dificultad lo cargo en brazos para llevarlo hasta unos troncos que parecían servir para que se sentará. Lo apoyo en uno y empezó a arreglar sus ropas, las cuales le habían quedado inmensas.

El tacto del elfo era cálido y suave, tocaba sus brazos con cuidado, como si tuviera miedo de lastimarlo si lo hacía muy bruscamente. El cenizo no estaba cómodo con que lo tocaran tan familiarmente pero se sentía bien cuando el rubio lo hacía. Así que se quedó quieto y no protesto.

—La Flor de la Inocencia revela tu verdadera forma y hace que tus emociones se liberen. Es lo más útil para tratar tus heridas, Katsuki, no lo tomes a mal —pidió el rubio terminando de arremangar una de las mangas del cenizo y mirándolo a los ojos  —Siendo un niño deberías estar más cómodo diciendo lo que te agrada y desagrada, ¿no? Aunque, bueno, ya eres un niño de por sí.

Todo tiene un precio [TodoBaku]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang