pxey (tres)

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Los primeros rayos de sol se estaban asomaban por los orificios de la tienda. Neteyam fue el primero en despertar, ya que Ao'nung unas horas atrás le había prometido enseñarle a montar en un ilu y mejorar su técnica de respiración.

Se apresuró hasta llegar a las orillas de la playa, para finalmente esperar al metkayina y comenzar por fin su aprendizaje.

—Tu respiración debe ser lenta y tranquila,  solo relájate— Le indicó el chico celeste mientras miraba a Neteyam, que se encontraba sentado a su lado.

Neteyam intentó seguir sus indicaciones y recordar lo que les dijo Tsireya semanas atrás.

—Lo estás haciendo mal Neteyam, tienes que respirar profundo, pero haciendo presión sobre tu estómago.— Acercó su mano con lentitud, hasta un poco más abajo de su pecho y empezó a guiarlo en sus respiraciónes –Tus latidos tienen que ser lentos, intenta calmarte...—

Neteyam podía sentir el tacto del otro joven sobre su piel, y aquello hizo que su  cuerpo se erizara y estremeciera por las sensaciones nuevas. Era la primera vez que tenía un contacto tan íntimo con otra persona que no fuera de su familia.

—Neteyam, pone atención o no te enseño nada— Advirtió Ao'nung que veía como el joven de ojos verdosos se perdia entre  sus pensamientos por un segundo.

—Oh, lo siento, continúa porfavor—Le respondió un poco avergonzado por la situación.

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Neteyam había tomado la mano de Ao'nung y luego se encaminaron hacia el bosque que quedaba más atrás del arrecife, donde tenían a sus ikrans.

— Acércate, no tengas miedo, es más fácil que montar un ilu. Yo te llevaré conmigo y no te dejaré caer— Neteyam subió al lomo de su ikran para acomodarse, para luego extender su mano hacia Ao'nung para que él se subiera detrás suyo.

— Mawey tsirey, él es un amigo — Murmuró mientas acariciaba el cuello del ikran, buscando que se calmara.

—¿Estás seguro de que no me voy a caer?— Le preguntó el metkayina un poco asustado, ya que esta era la primera vez que se montaba en una de esas criaturas.

—Estarás bien, mientras te agarres fuerte—

Ao'nung se sostuvo de Neteyam por la cintura para no caerse mientras emprendían el vuelo. El chico podía sentir todo el viento fresco en su rostro y, aunque al principio estuvo asustado debido a la altura, él sabía que si sostenía a Neteyam este no lo dejaría caer.

Ambos volaron por encima de toda la isla de Awa'atlu. Desde arriba todo se sentía diferente, y podía admitir que después de tanto tiempo, finalmente había podido sentir la libertad que había añorado desde hace muchísimos años.

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Ya era de noche y ambos chicos estaban fuera de sus tiendas. Se encontraban sentados dentro de una pequeña cueva, la cual se había vuelto el lugar de sus  reuniones nocturnas.

—Ya sé porqué te gusta volar, Neteyam—
murmuró sonriendo —Es porque finalmente eres libre, es como si tu cuerpo se volviera increíblemente ligero—

—Así es, solía hacerlo a menudo cuando vivía en mi tribu, ya sabes... Por las responsabilidades y eso—

—Debe ser difícil ser el hijo de toruk makto— Intentó empatizar con la situación del joven, ya que no quería que las cosas se tornaran incómodas para ambos.

—Mi padre ya no es toruk makto, tú eres hijo del próximo Olo'eyktan, así que tú mas que nadie debería entender (Líder del clan)—Le respondió de una manera sútil, acomodando su cuerpo más cerca del otro chico.

—¿Fue muy difícil dejar tu hogar?— Miró al omatikaya con duda sobre si había sido buena idea preguntar aquello. La respuesta era obvia, pero realmente tenía curiosidad de saber los detalles.

—Fue demasiado difícil, extrañó mucho a todos, pero en especial a mi abuela, ella era la única persona que tenía esperanza en mí...— Suspiró mientras miraba al heredero metkayina.

—Yo también tengo esperanza en tí, Neteyam, ya no estarás solo — Le sonrió y llevó sus manos hasta las de Neteyam para finalmente entrelazar sus manos —Es enserio, también eres un genial hermano. No te presiones demasiado, lo haces genial— Sus palabras demostraban sinceridad.

—No quiero decepcionar a mi padre, aunque a veces la presión es demasiada— Sus palabras se escucharon como un susurro, el cuerpo de Neteyam se encogió en su lugar, a causa de la pena que sentía. Se miraron por un rato sin decir nada, hasta que Neteyam decidió levantarse de donde estaba — Ya es demasiado tarde, ¿no lo crees?— Suspiró nuevamente y extendió su mano hacia Ao'nung para que este se levantara también.

—Ole ngati kameie, Neteyam (Te veo)— Neteyam se impresionó por las palabras dichas del chico, pero rápidamente cambió su expresión a una sonrisa.

—También te veo, Ao'nung...—
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El metkayina llegó a su tienda, que era un poco más grande a comparación de las demás, y vió a su hermana Tsireya que lo estaba esperando despierta.

—¿Qué haces afuera tan tarde?— Preguntó en un susurro —¿Estabas con Neteyam? Acabo de verlo entrando a su tienda— Su voz era tranquila y dulce, pero se escuchaba preocupada. —¿Están saliendo o algo así?— Ao'nung suspiró y negó con su cabeza.

—No, no estamos saliendo. Solamente conversamos y ya, no te preocupes, ¿si?— Dijo por último y se fue a acomodar en su hamaca para descansar.
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𝐙𝐎𝐍𝐆𝐓𝐒𝐄𝐍𝐆Où les histoires vivent. Découvrez maintenant