¿Sabor? ¡Amargo, porfavor!

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"El dulce es algo que todos aman y buscan, pero con el tiempo la gente se harta y al final lo terminan odiando. Por mientras, el amargo es odiado por muchos, pocos saben valorar a este sabor. ¿Con cuál te quedas?"

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Chester quien ya estaba harto de todo el azúcar del lugar, fue hacia un lugar que no conocía, terminó perdiéndose.

— Genial! estoy perdido, jaja! — Se reía de su desgracia, lo tomaba con humor, al final era un bufón de palacio, no se tomaba nada en serio — No hay nadie en este lugar... Bueno, mejor para mí.

Había que admitir que el lugar era hermoso, era muy diferente que CandyLand, el lugar del que provenía, los árboles eran ásperos... No como allá donde los árboles eran pegajosos y suaves, con colores fosforecentes, el aire también era otra cosa que adoraba, era puro y agradable de respirar. Era el lugar que tanto buscaba para relajarse.

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Chester estuvo recorriendo el lugar, asombrandose con lo hermoso que era, luego cayó en cuenta de que se estaba haciendo de noche y no sabía como regresar al palacio.

— ¿Qué hago? ¡En cualquier momento podría salir un oso o un asesino! No quiero que donen mis órganos — Se estaba poniendo nervioso, sólo deseaba estar en el palacio junto a Mandy... —

Mandy era la princesa de CandyLand, vivía junto a ella en el palacio, se llevaban "bien" según palabras de Chester, ¡hasta la consideraba una amiga!
Pero algunas veces Mandy renegaba por las bromas gastadas, hoy no fue la excepción.

— Tal vez no debería de haber hecho esa broma... — pensó — Neh, es su culpa por ser tan amargada.

Siguió caminando con la esperanza de encontrar el camino de vuelta, cosa que no consiguió, lo único que logró fue agotar sus pocas energías y obligarse a descansar un rato.

Estaba frustrado, nada en su día estaba saliendo bien, sólo quería descansar de todos sus problemas y obligaciones, como consecuencia terminó perdiéndose.

Pesé a todo eso agradecía estar en un lugar hermoso en el que podría reflexionar un rato.

Su rol en el palacio era ser el bufón, hacer reír a la princesa y aconsejarle;sin embargo, Chester no estaba contento con eso, quería a Mandy pero no era capaz de aconsejarle, ni él mismo podía lidiar con su vida, le faltaba bastante por vivir y aprender.
Cuando era pequeño su único sueño era ser como esos superhéroes que venían en los cuentos que su madre le leía todas las noches, quería ayudar a la gente, pero sólo consiguió ser un patético payaso.
Nada en su corta vida salió como él quería.

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Ya había pasado un rato desde que Chester empezó a reflexionar sobre su vida, ya era de noche y la única luz que alumbraba el hermoso bosque provenía de la luna.
Chester había decidido descansar mientras se recostaba en un árbol, de pronto escucho algunos pasos, se puso alerta por si era algún asesino, no iba a negar que siempre fue un miedoso, aunque no era el caso.