Capítulo 0: Un inicio catastrófico

9 6 1
                                    

Debería ser un delito gravísimo que... No, no un delito, sino un pecado capital. Sí, eso es.

Debería ser un pecado capital que los padres decidan cambiar a sus hijos de colegio sin siquiera preguntar o, por lo menos, avisar de ello. Es decir, amo mucho a mi mamá, aunque es verdad que a veces me molesta cuando comienza a pellizcarme las mejillas, y por supuesto que también amo a mi papá, aunque no puedo negar que hay ocasiones en las que me gustaría tener una varita mágica o poderes para hacer que deje de hablar por al menos unos minutos. 

Bah, en fin, la cuestión es que a pesar de que los amo, no puedo dejar pasar esto que han hecho sin importarles lo que yo pudiera querer, o tan siquiera pensar.

¿Cómo esperan que comience de cero? ¿Cómo esperan que simplemente me olvidé de mis amigos y toda la vida que tenía en nuestra antigua ciudad? No es justo, no es justo, no es para nada justo.

Y precisamente cuando por fin me había decidido decirle a Jessica que me gustaba... Bueno, es verdad que tomé la decisión de posponerlo un poco más porque ese hubiera sido un paso demasiado importante para mí y para nuestra amistad, y, además, todavía somos muy pequeños para estar hablando de estas cosas. En realidad, solo lo iba a hacer porque Max me estaba insistiendo demasiado y ya estaba cansado de escucharlo repetirme sin parar que no sea tonto y aproveche mi oportunidad...

¡Ah, esto no ayuda! Pensar en ellos me hace extrañarlos mucho más. No puedo creer que ya ha pasado más de una semana desde la última vez que los vi, todavía puedo sentir las lágrimas de ambos cuando me dieron ese último abrazo. Lloraron porque me iba, por mí. Quizá eso es lo que menos me esperaba, me tomaron por sorpresa, pero unos segundos después, sin previo aviso, mis lágrimas también inundaron mi rostro.

Ay, no. ¿Yo llorando frente a todos? ¡Qué vergüenza! Tengo que encontrar ese vídeo que mis padres aprovecharon para grabar y hacerlo desaparecer de la faz de la tierra.

El camino hacia mi siguiente clase parece nunca acabar, no entiendo por qué cada materia se da en diferentes aulas, y mucho menos comprendo por qué cada una se encuentra a pisos de distancia. ¿Cómo esperan que preste atención a los profesores si de tan solo intentar llegar a clases toda mi energía se consume? No deberían reprochar a los estudiantes cuando es su propia culpa.

Verdad, en receso tengo que ir a secretaría para averiguar sobre los clubes y retirar el uniforme de deporte. Ojalá haya algo nuevo que me llame la atención, ya me aburre correr detrás de un balón para estar pateándolo y tampoco quiero estar sumergiéndome en el agua por tanto tiempo.

Mierda, tengo hambre. Me pregunto qué hará esta vez papá para el almuerzo. Me gustaría una pizza con mucho queso... o una hamburguesa doble con mucho queso y papas o... ¡Ya sé! Quiero macarrones con mucho pero mucho queso. Sí, sí, eso sería geni...

¿Ah? ¿Por qué tantos gritos?

Apuro el paso hacia la multitud de estudiantes que están aglomerados cerca de las casillas para entender qué está sucediendo, y cuando ya estoy a tan solo un par de pasos, se escucha por todo el pasillo un fuerte sonido metálico que hace a una chica correr en busca de algún docente.

Regreso mi atención al centro del círculo mientras me hago paso para poder quedar en frente, permitiéndome tener una vista clara de lo que ocurre. Los puños vuelan de un lado a otro provocando sonidos secos que me hacen estremecer, diviso una cabellera azabache siendo arrinconada contra los casilleros por parte de un rubio que parece haber perdido la razón, ambos rostros tienen manchas de sangre, y es ahí cuando decido actuar por el sentido del deber que siempre me arrastra a meterme en asuntos que no son de mi incumbencia.

¿Pero cómo es posible que nadie haga algo para separarlos?

Llamo la atención de una chica a mi lado y le extiendo mi maleta, ella parece que la toma por inercia porque su expresión indica que no entiende qué estoy haciendo. Me giro sin decir nada y me acerco con rapidez al centro de la riña.

—No, espera, es peligroso —gritan a mi espalda con preocupación.

Ignoro las voces que me llaman y me interpongo en medio de ambos chicos, me giro hacia el rubio porque de reojo veo que el otro cae al piso rendido. Estoy listo para recriminarle por su comportamiento.

—No deberías andar lanzando...

La última imagen que logro percibir es la de unos ojos grises cargados de ira, pero brillantes por las lágrimas contenidas, y, un segundo después, su puño impacta en mi rostro y caigo en la oscuridad.

La última imagen que logro percibir es la de unos ojos grises cargados de ira, pero brillantes por las lágrimas contenidas, y, un segundo después, su puño impacta en mi rostro y caigo en la oscuridad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 13, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Un enredo destinado a sucederWhere stories live. Discover now