; stepmom I.

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→ Mommy Kink.

→ G!P.

→ Lenguaje muy obsceno, evitar aquellas palabras si no las disfrutan.

→ LisaTop.

Todas esas noches que la observé en aquel pasillo oscuro, con la excitación a flor de piel, hoy cobran factura

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Todas esas noches que la observé en aquel pasillo oscuro, con la excitación a flor de piel, hoy cobran factura. Los gemidos opacados, su mano sobre su falo moviéndose arriba a abajo sin detenerse.

Una maldita voyeur.

El decir que quería que sus suaves y gruesos labios tocaran los míos era poco; quería que me poseyera como se le plazca, que me use para su beneficio. Ser su perra dispuesta.
Y lo conseguiré. Tarde o temprano tendrá que caer, pues si su fuerza de voluntad es grande, su polla también. Y vaya que lo es.

Sólo tengo que encontrar el momento adecuado.

...

— Oye... M-Mamá.

Mierda. ¿Tan difícil era no excitarme llamándola así?

— ¿Sí, cariño? — Preguntó sin siquiera mirarme, estando ocupada en su pila de papeles y ordenador.

— ¡Mírame!

Comenzaba a perder la paciencia. Volteó a mirarme, y cuando lo hizo, su expresión incrédula me hizo sonreír.
Llevaba un vestido apretado color vino escotado en V, tenía un tajo desde el muslo hasta el tobillo, unos tacones de igual color y el cabello con ondas hecho a un costado. Mi maquillaje era leve pero resaltaba mis rasgos.

— ¿Me veo bien, mami?

Joder. Mis bragas se hacían agua de tan solo soltar aquella deliciosa palabra de mis labios.

Se levantó de su lugar, era notoriamente más alta que yo. Su cuerpo se estacionó frente a mí, y su mano acarició mi mejilla. Las suaves yemas de sus dedos me hicieron temblar bajo su toque, e inevitablemente pude imaginar esas mismos largos y finos dígitos tomándome del cuello mientras empujaba sus caderas contra mí con violencia.

— Eres tan hermosa, nena... Me recuerdas a tu madre.

Suspiré y cerré los ojos.

— No me has preguntado a dónde iré así.

Rió, produciendo un sonido blanco que emanó desde su garganta.

— Bien, pequeña genio, ¿A dónde vas tan arreglada y con el permiso de quién? — Alzó una ceja.

— A una fiesta, es de mi amiga Gina...

Mentí. Me había producido por dos horas y media sólo para dar el golpe final ésta vez, y me aseguraría de tenerla entre mis piernas.

— ¿Es muy lejos? Puedo llevarte si quieres.
— Me miró a los ojos de una forma tan protectora, que a la vez lograba aumentar mi excitación cada vez más.

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