Capítulo 25

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Habían pasado semanas desde la última vez que Luca me escribió, desde ese día voy a todos sitios nerviosa, ir a trabajar es un auténtico martirio para mí, cada vez que abren la puerta, el corazón se me detiene. De todas formas, no creo que Luca se presentase aquí y menos sabiendo que Alan y yo estamos juntos.

Las cosas con Alan marchaban bastante bien, seguía siendo el mismo chico dulce, cariñoso, atento y protector que conocí.

Yo seguía yendo al psicólogo, las cosas iban un poco mejor, alguna vez que otra tuve la necesidad de vomitar, lo hice a escondidas de Alan, casi siempre era porque me acordaba de las palabras de Luca, o me acordaba de mí madre.
Me pregunté muchas veces en como Luca se había enterado de lo mío con Alan, al principio pensé que fue Noah quien se lo dijo, pero ella me juró que no le había dicho nada.

Mi amiga se vio varias veces con Luca, él la llamó para hablar y explicarle todo, le dijo que no me preocupase, que me dejaría tranquila, pero que pensase en que habría un día en el que nos encontraríamos y que ese día él no agacharía la cabeza.

Cuando me contó que lo vio, sinceramente me moría por saber como estaba, si había cambiado, me moría por preguntarle a mí amiga por qué lo hizo, si él le contó todo, pero evite todo eso, lo evite por mí, por él y por Alan.

Estaba limpiando cuando Alan me llamó bastante serio, me puse nerviosa, temía que supiera que había estado vomitando alguna que otra vez. Me indicó que pasara a su oficina, entro él primero y al rato entré yo, con paso lento, iba nerviosa y buscando una excusa para decirle.
Entré y Alan me agarró con fuerza por la cintura, me pegó contra él con fuerza, sonreía y restregaba su casi dura erección por mí barriga, Alan era mucho más alto que yo, y mí barriga llegaba a esa altura.

- Preciosa, no imaginas lo que te estoy echando de menos hoy. -comenzó a besarme el cuello.
- Como nos pille el jefe verás. -sonreí como tanto le gustaba.
- No me importa correr ese riesgo si se trata de besarte. -comenzó a besarme lento y pausadamente. - Vuelve a sonreírme así cariño.

Sonreí como Alan quería, lo volvía loco con mí sonrisa, decía que pagaría por verme sonreír todos los días.

Alan empezó a desabrocharme los botones de la camisa, mientras me tenía acorralada contra la pared, Alan tenía un cuerpo grande, musculoso y estar así entre sus brazos hacía que me sintiese muy pequeña a su lado.
Cuando iba a desabrocharme el pantalón Noah entró al despacho sin tocar.

- Joder! Lo siento. -mí amiga se tapó los ojos con las manos.
- Dios Noah, ¿no sabes llamar? -Alan me abrochaba los botones de la camisa.
- Tienes razón, es que, Mara, te están buscando.

Me tensé al escuchar la frase de mí amiga, pensé en Luca, tuve que apoyarme con fuerza sobre la pared porque notaba que me caía al suelo, miré a mí amiga y me relajé en seguida al no notar en su mirada preocupación.

- ¿Quién me busca?.
- Pues una tía que esta bastante buena.

Salí de allí, imaginándome quién podía ser, otra vez ella, otra vez esa perra que me hizo daño con sus palabras.
Cuando salí la pude ver, estaba jodidamente espectacular, llevaba un vestido ajustado que hacía que resaltasen sus perfectas curvas.

- Paola, ¿qué haces aquí? -dije a su espalda.
- Vaya, yo también me alegro de verte, ¿Mara?
- ¿Qué quieres?. -la miré con odio.
- Solamente he venido para saber como estas.
- Estoy muy bien, sino tienes nada más que decirme, adiós.
- Solamente venía a decirte que me das mucha pena, sabía que Luca te dejaría tarde o temprano.
- Cállate Paola, no quiero escucharte, vete de aquí.
- Solo tienes que verte Mara, das asco.

Aguanté, aguanté las ganas de pegarle un puñetazo, se lo estaba ganando, pero no quería ponerme a su altura, la mejor patada es la que no se da, y eso haría, me di la vuelta y me fui. Iba directa al baño, iba a joderla, a cometer un error cuando mi ángel de la guarda apreció.

- Mara cariño, ¿quién era esa?
- Alan, menos mal. -lo abracé con fuerza.
- ¿Qué pasa preciosa?. -me cogió la cara para mirarme.
- Iba a ir al baño Alan.

Alan me abrazó con fuerza, mi ángel estaba a mi lado siempre, no tenía dudas de que él era mi salvación.

Me fui a casa, tenía ganas de pasar una noche a solas, quería pensar en todo lo que me había pasado en todo este tiempo, desde que conocí a Luca, mí vida dio un giro, habían pasado cosas bonitas, porque a pesar del dolor que Luca me causó, he de reconocer que a su lado viví momentos increíbles; recuerdo el primer baño que nos dimos juntos, su primer beso, la primera vez que me hizo el amor, la manera de tocarme, nuestros momentos de jugar a la video consola, las vacaciones en Almería, sus regalos, las fotos que nos hicimos, y sobre todo su primer y último te amo..

Luego pensé en Alan, él me había dado muchísimo en poco tiempo, no quería equivocarme con él, no quería hacer las cosas mal y herirle. Quería a Alan, y estaba dispuesta a olvidar a Luca, tarde o temprano lo conseguiría, siempre lo querré, porque había sido alguien muy especial para mí, pero Alan podrá hacerme más feliz que todos esos recuerdos que tengo de Luca. Mí padre lo consiguió con mí madre, no la olvidó, pero aprendió a vivir con su recuerdo, y haciendo que Alicia le diera más que el dolor que tenía.

Esa noche decidí atiborrarme a comida, comí con ansia y desesperación, pensé que vomitar por última vez no me haría daño. Quería dejar de hacerlo, y esto sería como una despedida.

Salí del baño y me sentía bien, me juré que sería la última vez, las palabras de Paola me había dolido un poco, y esa era mí manera más cobarde de afrontar las cosas, siempre que las cosas se ponían mal, yo vomitaba, pero estaba segura que esta mierda acabaría, lo más importante es que fui yo quien se dio cuenta del problema, yo pedí ayuda, no soy como mí madre, ella nunca lo reconoció y eso me hace sentir bien.

Me tumbé en la cama y busqué una foto que tenía de Luca, la saqué y me quedé mirándola durante horas. Alan y él, eran la noche y el día, aunque tenían muchas cosas en común.

Rompí la foto en mil pedazos y otra vez noté esa sensación. Mi corazón latía con demasiada fuerza, las piernas empezaron a flaquearme y se me erizó el vello, y justo en ese momento mí móvil sonó.

~LUCA: Es media noche y tu recuerdo se hace más fuerte, los días pasan y no puedo verte, eso hace que no pueda dormir por las noches. ¿En qué piensas por las noches?
~MARA: Pienso en todo Luca.
~LUCA: ¿Piensas en mí? Porque tú te has convertido en mí todo Mara, eres mí insomnio, mis pesadillas, mis mejores sueños..TODO!
~MARA: Mentiría si digo que no pienso en ti y que te he olvidado. Mentiría si te dijera que ya no te amo, pero Alan está sanando el dolor que tú me causaste, y se lo debo TODO a él.
~ LUCA: Quizás tienes razón y tenemos que continuar con nuestras vidas, pero escúchame Mara.. Una vez que lo hagas, quizás así, podré continuar..

Confié mi cuerpo en tus manos [EDITANDO]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang