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~Último sábado de ese verano.

Como lo prometió, Jimin había vuelto y en esta ocasión lo hizo a tiempo, tocando el claxon para evitar salir del auto empezó a sonreír en cuanto la rubia apareció en la puerta...

-Vamos -gritó sacando la cabeza por la ventanilla- hoy no voy a dejar que te escondas aquí.

-Pero quiero quedarme -respondió del mismo modo adornando su rostro con una dulce sonrisa.

-¿De verdad? -ladeó la cabeza con curiosidad, la rubia asintió- no me mientas -le dijo casi en ruego y ojos de rondello bajó la mirada- ven -abrió la puerta del vehículo y salió de el- todo irá bien, lo prometo -le ofreció una mano- lo que sea que ocurra yo me responsabilizaré -dio un par de pasos hacia ella y aguardó- tienes que acercarte, solo unos cuantos pasos, por mi...

Ninguna entendió por qué pero era obvio que a pesar del fin de semana pasado ambas tenían que tomar una decisión...

-Min... -tragó saliva y esperó un poco más.

Aun insegura, ojitos castaños negó con la cabeza pero al ver que la pelinegra no se movía de su lugar sonrió y...

-Es demasiado riesgo -habló mientras se le acercaba- pero ¡Maldita sea! Lo vales -se le tiró a los brazos y fue sostenida a tiempo fuertemente.

-Te quiero -puntualizó besándole abrasadoramente.

Subieron al auto riendo, experimentando la alegría del romance, la euforia de ser correspondido, la diversión de la juventud y la libertad del viento de Jeju. Jimin condujo como de costumbre a una velocidad moderada pero con una sonrisa en el rostro que le hacía sentir a su copiloto que iba a más de 100 km/h mientras ella entonaba cada canción que sonaba en la radio. Estaban enamoradas, eran correspondidas e iban a celebrarlo; "Macho Grill" era el destino, un restaurante de comida mexicana al que les daba tiempo de llegar comer y de ahí divertirse un poco más.

-¿Te das cuenta que despreciaste lo que cociné para ti?

-No desprecié nada -respondió sin dejar de sonreírle- lo comeré en la cena, ahora solo almorzaremos y celebraremos con una cerveza que finalmente ¡Estás en libertad! -Min rio ante la actitud híper de la otra chica.

-¿Por qué estás más contenta que yo?

-Porque a partir del lunes solo habrá cuarenta minutos entre tú y yo, no ocho horas, no más ferri, no más conducir sola, solo cuarenta minutos para poder verte, para poder abrazarte, para besarte.

Si Minjeong hubiera dicho que aquello no le derretía el corazón y le hacía querer comérsela a besos habría estado mintiendo vilmente, entonces...

-Estaciona ahí adelante -ordenó mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

Obedeciendo sin entender Jimin se orilló y detuvo el auto tan solo para que al voltear pudiera sentir como la rubia se apoderaba de sus labios haciéndole perder el aliento mientras se pegaba a ella e introducía la lengua con ardor, sin poder evitarlo, Jimin jadeó sosteniéndola por detrás de la cabeza y dejándose hacer, hoy Minjeong parecía ser otra...

-Te quiero -le dijo a ras de labios- cada día en la isla sin ti ha sido una tortura -confesó casi con dolor- no pienses que porque no me quejaba no estaba sufriendo -le besó la mejilla izquierda a ojos cerrados- no creas que no te echaba de menos...

Todavía Te AmoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon