Capítulo 7

33 3 8
                                    


Esther Pov

He venido a este centro comercial incontables veces desde que soy una niña, ya sea en compañía de mi madre o con Nat. Y justamente hoy me lo tengo que encontrar en la misma librería.

Por fortuna vengo decentemente vestida y mis rizos cooperaron el día de hoy.

Repito mi último pensamiento y quiero golpearme.

¿Desde cuando me preocupo por como luce mi aspecto para un chico?

Por lo regular con que me guste a mí y me sienta cómoda, con eso me basta y me sobra.

Lo que, sí me sorprendió, fue verlo en compañía de una niña. No sabía que tuviera una hermana pequeña.

Lo miro detalladamente y es en verdad muy apuesto. Me gustan mucho sus ojos color negros.

—Por cierto, te envié una solicitud de amistad— comenta Nat una vez que todos estamos fuera del local.

—No he checado mi cuenta—responde y lo miro algo nervioso.

—Claro—comenta Nat simple, sabiendo perfectamente que la mía la aceptó apenas segundos después de que se la envié.

—¿Y planean hacer algo más aquí? —pregunta desviando el tema.

—No lo sé— respondo.

—¿Qué tal si vamos por una hamburguesa? —propone Nat.

—¡Si! —Chilla Lana emocionada.

—Lana— llama su atención Frederick —ese plan de ir a comer hamburguesas es para ellas solamente, tu y yo podemos hacer otra cosa—

—No necesariamente— contestó Nat —Pueden venir con nosotras. No es ninguna molestia, ¿cierto, amiga? —me pregunta.

—Claro— respondo sin saber muy bien de que podemos hablar con Frederick, solo espero que Nat en ningún momento nos deje solos.

—¡Si! — chilla emocionada Lana otra vez y tira de Frederick hasta que comienzan a correr en la dirección del área de comida.

—¿Qué fue todo eso para empezar? —le pregunto cuando nos quedamos solas.

—¿A qué te refieres? —se hace la desentendida.

—¿Por qué lo invitaste a comer con nosotras? —le pregunto.

—Quiero saber porque a mi aun no me acepta en Facebook—responde simple. —Además, ¿Por qué compartiste eso de nuestros novios literarios? —me pregunta —¡Eres más que reservada con ese asunto y nadamas lo pregunta la niña y como si fuera el precio de la fruta tú lo dices! —

La verdad ni yo misma tengo respuesta para esa pregunta.

—Creo que porque nunca es tarde para tener una nueva adepta a nuestra secta de lectoras—comentó como si nada.

—Finjamos que te creo entonces amiga—responde Nat.

¡Maldición!, no dejara este asunto por un largo rato.

Caminamos hasta la zona de comidas en total silencio y vemos el tumulto de gente que hay en el lugar, me sorprende que podamos encontrar una mesa donde sentarnos.

—¡Aquí estamos! —grita Lana arriba de una silla sacudiendo sus brazos.

—Me agrada— comenta Nat.

—Si, es muy linda—contestó.

—Lana, bájate de ahí— le pide Frederick— ya nos vieron— señala lo obvio cuando estamos por sentarnos.

Nuestro Segundo LlamadoWhere stories live. Discover now