CAPÍTULO III: Encuentro Caótico.

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El chico alto, de ropas oscuras y negros cabellos se levantó molesto, toda la noche estuvo lloviendo y el sólo pensar que podría haber una gotera en su casa que pudiera mojarlo le aterraba, por lo que no había dormido bien. Siempre es muy cuidadoso con el agua, sabe mejor que nadie que apenas el más mínimo contacto con esta sustancia y su piel comienza a quemar, como si de ácido se tratara.

Mientras espera que el sol estuviera en lo más alto y que pudiera secar el pasto y el suelo por completo, se dedicó a buscar algo de comer. Al terminar de desayunar y poner en orden la cocina se asoma por la ventana, todo parece en orden, así que decide salir y caminar un poco, tal vez encuentre algo interesante; algún material, animales, comida o incluso algún ser.

Mientras camina mira el cielo, se ve azul, con nubes claras, pero sabe que con toda el agua del suelo y el calor del sol no tardarán mucho en llenarse de nuevo y volver a desatar una tormenta. Caminaba tan ensimismado en el cielo y sus pensamientos que no notó que se dirigía a un arroyo de aguas cristalinas, estuvo a punto de caer en ellas, pero por suerte regresó a la realidad justo a tiempo.

Mira el arroyo calculando su anchura, sabe que intentarlo cruzar sería suicidio, por lo que decide recorrer alguna otra zona antes de que empiece a llover de nuevo. Apenas había logrado dar la media vuelta y avanzado un par de pasos cuando tropezó con algo que lo hizo caer.

Se regañó mentalmente a sí mismo pensando que se trataba de una roca o algo por el estilo, pero su sorpresa fue muy grande cuando se dio cuenta que se trataba de un pequeño chico agachado frente a él, parecía que estaba recogiendo algo del suelo, pero al ver el accidente que había causado se había quedado quieto, como si de esa manera pudiera pasar desapercibido.

El chico de cabellos oscuros no podía apartar su magenta mirada de aquel pequeño ser, le causaba ternura su actitud, pero a la vez se sentía confundido, ¿de dónde había salido? Nunca había visto a alguien más por la zona. El pequeño al sentir la mirada del otro sobre de él se dio cuenta que su plan de pasar desapercibido no estaba funcionando, por lo que optó por pasar al "Plan B".

—Lo lamento, no era mi intención provocar que te cayeras —se disculpó apenado a la vez que se levantaba para pararse frente al más alto—, sólo recogía algo que vi —explicó a la vez que estiraba su mano para ayudarlo, pero el más alto se levantó por su cuenta.

—Da igual, no pasó nada de todas maneras —dijo sacudiendo un poco su ropa antes de comenzar a caminar de regreso a su casa, ya habían sido muchas emociones para un solo rato. Había estado a punto de caer al agua de aquel arroyo, después fue derribado por un enano de ropas verdes y grandes ojos azules, no quería saber que sería lo siguiente si seguía fuera de casa.

—¡Espera! —parecía que el pequeño no lo dejaría ir tan fácil, ya que corrió hasta pararse frente al mayor impidiéndole seguir su camino— ¿No lo viste? —preguntó dirigiéndole una mirada seria, como si de algo importante se tratara.

—¿De qué hablas? —preguntó prestándole más atención, al tenerlo de frente se dio cuenta que no era muy alto, ni siquiera le llegaba al hombro, y su rostro reflejaba inocencia, aquello le llevo a pensar que estaba hablando con un niño.

—Es algo pequeño, pero se notaba y estaba en el suelo —comenzó a explicar como si fuera muy urgente que encontrará aquello que buscaba—. Juro que lo vi entre el pasto —insistió cuando vio la expresión incrédula del mayor.

—¿Algo pequeño?, ¿en el suelo? —preguntó de regresó, el pequeño asintió con la cabeza—. No estarás buscándote a ti mismo, ¿o sí? —preguntó en broma mientras continuaba caminando hacia su casa, de nuevo restándole importancia a las palabras del menor. El chico de verdes cabellos cruzó los brazos a la vez que hacía pucheros, no le gustaba ser ignorado por el mayor, comenzó a seguirlo esperando llamar su atención de nuevo, pero no encontraba la forma, para cuando pensó que no obtendría ayuda ya era muy tarde, se habían alejado demasiado del lugar donde se encontraron.

Una Vida Pixeleada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora