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NARRADOR OMNISCIENTE.

Yoon-Gi estaba seguro de que su plan iba a la perfección, como tenía en cuenta que decir algo sin prueba en sus manos; sería algo tan estúpido de su parte. Cosa que lo frustraba aun más.

Sabía perfectamente que dedicarse a seguir a la castaña, era tonto.

Por lo mismo tanto, no lo hacía, aunque la idea cruzó más de tres veces su cabeza. En su cabeza estaba el plan perfecto, pero primero tenía que conseguir ese dinero, SeokJin no diría nada sin antes tener cierta cantidad en sus manos.

Yoon-Gi se encontraba sentado en la silla de su oficina, pensativo más que nada. Le enfurecía que la castaña esté pretendiendo a alguien; su furia cada vez era más grande. Porque había estado años detrás de aquella chica, desean.

No quería que le entraran cosas malas sobre él en su cabecita, aunque Jennie jamás le dio falsas esperanzas, más bien, era amable con él. Y le dejó claro más de una vez que una amistad es lo único que le puede ofrecer.

La cabeza del muchacho no trabajaba así. Él quería mucho más, presumir de que había sido el primero en estar con Jennie Kim. En tener su piel y hacerla suya; porque eso era lo que motivaba al chico a seguir.

Y si para eso tiene que casarse con Jennie, a él no le importa.

Se había imaginado un sin número de veces a la castaña sin ropa, y es que, más de una vez tuvo la oportunidad de verla en la alberca de la casa perteneciente a la castaña; y se quedó con la boca abierta. Tampoco es un secreto que tomaba a meretrices imaginando que era la castaña.

No podía tenerla, Jennie no era tan fácil como él lo pensó. Se imaginó que era cuestión de un par de flores y ya la iba a tener donde quería. En su cama.

Todo le resultó patas para arriba.

Y su cuerpo no es lo único que desea, sino también su dinero, lo ansía tanto como a ella. Quería dos cosas que Jennie no estaba dispuesta a darle.

Deseaba que la castaña un día se desnudara para él y le pidiera una buena noche de sexo. O mejor aun, se ponga la lencería más sexy y que ambos pierdan la cabeza. Pero eso era un deseo que Jennie, no le iba a cumplir.

—Vaya, pero si es Yoon-Gi —Jungkook entró a la oficina del susodicho—. Pensé que eso de andar en prostíbulos se había convertido en tu nuevo pasatiempo

—¿Qué haces aquí, payaso? —se cruzó de brazos, molesto ante la aparición de Jungkook.

Esos dos no se soportaban.

Yoon-Gi en muchas ocasiones dijo que si tuviese la oportunidad de deshacerse de él, sin pensárselo lo haría. Era una constante comparación por parte de sus padres, y eso le agotaba mentalmente. Lo odiaba, pero al mismo tiempo tenía noción de que Jungkook sabía cosas.

—Sólo vengo a traerte esto, tus padres suponían que se te olvidaría, y sí —se sentó frente a Yoon-Gi, dejando caer los papeles sobre la mesa—, se te olvidaron.

—Eres irritante —Yoon-Gi los tomó—. Ya te puedes largar —Jungkook lo miraba con una sonrisa socarrona, dejando algo confuso a Yoon-Gi—. ¿De qué te ríes?

—De lo patético que puedes hacer a veces —chasqueó la lengua—. En serio, ¿buscas evidencia para obligar a que los padres de Jennie...?

Lo interrumpió, —¿Tú cómo sabes eso?, ¿SeokJin te dijo algo?

—Vaya, que fácil lo admitiste —se mofó—. SeokJin no me dijo nada directamente, pero soltó un comentario que me hizo suponerlo. Soy Jungkook, sé todo sobre todos.

Trust. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora