Otra Mariposa

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Los últimos días habían sido nuevas experiencias para Julieta, quien empezaba a agarrarle un gran cariño al reino Camelot.

Enterarse sobre la magia de Merlín y Morgana había sido una gran sorpresa, pero no una cosa mala.
De hecho, la sirvienta siempre había estado interesada en todo lo increíble de este mundo y era una chica muy curiosa además. Disfrutaba de ver a los ojos de Merlín pasar de azul a dorado en un pestañeo, o el sonido de ese extraño idioma que usaba Morgana para sus hechizos.

Ya que no hay dudas de que también se había hecho buena amiga con la Lady Morgana, quien se sentía casi como una hermana mayor.

Morgana no se lo había dicho directamente, pero Julieta sospechaba enormemente que ella sentía algo por su sirvienta Guinevere.
Ya que ella misma era una sirvienta y se llevaba muy bien con su reina, pero la forma que Morgana miraba y hablaba de Gwen no tenía nada que ver.

También sospechó que Gwen le correspondía.

Julieta había pasado mucho tiempo con el caballero Lancelot, quien también compartía su curiosidad y atracción por la magia. Después de hablar un poco con él, se dio cuenta que era un hombre muy amable y sin duda con un corazón de oro. No lo admitió exactamente, pero creía estarse enamorándose otra vez.

Julieta le contó a Morgana de esa vez que le rompieron el corazón y le comentó que estaba comenzado a sentir algo por el caballero. Morgana hizo un ademán de estar bastante aliviada por eso, aunque la sirvienta no entendía porque. La vidente le aseguró que si Lancelot era algo, era el hombre más fiel de este mundo y que no se preocupara por salir con el corazón roto.

Aunque Lancelot era un caballero de otro reino, y Julieta solo era una sirvienta. Pensó mucho tiempo sobre el tema y decidió que le contaría a Merlín.

Ahora mismo caminaba por el castillo en búsqueda del hechicero ya que hoy debería haber llegado de la cacería.

Julieta se dirigía a la cámara de Gaius para ver si Merlín se encontraba por allí.

Al abrir la pesada puerta de madera y sentir el otro aire de la habitación del médico, sintió algo extraño en el estómago al instante.

Un creciente aleteo, como de una única mariposa, se movió en su interior hasta subir al lado izquierdo de su pecho e intensificarse justo sobre su corazón, antes de desaparecer.

La rubia frunció el ceño un poco aturdida por el sentimiento, pero una voz le interrumpió.

-¡Julieta!-, saludó la juvenil voz proveniente del hechicero. Luego se apuró para ir donde estaba ella y darle un cálido abrazo, el cual correspondió.

-Ay, Merlin. ¿Como estuvo todo?-, preguntó la sierva olvidándose del raro sentimiento anterior y estando feliz de ver a su amigo.

Merlin abrió los ojos ampliamente y levantó las cejas, inflando el pecho.
-Hay tanto que contarte...- respondió con un aire de suspenso.

Julieta sonrió por el dramatismo del pelinegro.
-Yo también tengo que decirte algunas cosas.

-¡Genial! Puedo hacer mis tareas luego, me interesa más saber las cosas que estuviste haciendo.-

La rubia río ante su broma y lo agarró del brazo para dirigirlo a su habitación.

***

-¿Pero entonces te gusta?- preguntó el hechicero con una cara de sorpresa, luego de que la sierva le contara toda su historia con el caballero.

Julieta se mordió el labio, sin dar respuesta.

-¡Oh dios, Julieta, te gusta Lancelot!- exclamó Merlín en una sonrisa, siendo callado por la chica para no ser escuchado en todo el castillo.

-Si, bien, lo admito. Es el hombre más increíble que conocí en mi vida...- admitió, aún que ese no sería su palabra final.

-¿Pero...?

La chica suspiró, torciendo el labio.
-Vivimos lejos... y el es un noble caballero, mientras yo soy una simple sirvienta.-

-¡Oh, no! No te atrevas a hablar de títulos. Créeme, a Lance eso es lo último que le importa. Si no me crees, pregúntale a Gwen. Ellos dos estuvieron juntos por un tiempo.-

Julieta lo miró con cara de incrédula, luego como si hubiera entendido todo y todo tuviera sentido ahora.
-¡Así que por eso Morgana reaccionaba así!-

-¿Que? ¿Así como?- preguntó Merlín confundido.

Julieta le dedicó una risa.
-No importa, te cuento luego. Primero quiero saber lo importante que te dijo tu príncipe azul.- dijo en modo de broma.

Merlín le dio un codazo amistoso, acostándose sobre la cama de su amiga.

-Dios, está mal de la cabeza. No se que le pasa últimamente.- empezó el hechicero con un profundo suspiro.

-Pero dime que pasó. ¿Que tanto puede haber sucedido en dos noches?

Merlín exhaló una risa, estando en silencio un largo rato.
-Me habló sobre la magia.-

Julieta levantó las cejas, sin saber como reaccionar.

-¿Y supongo que no dijo nada bueno?- intentó adivinar la chica, ya que por la expresión de su amigo no sabría decir otra cosa.

Entonces Merlín levantó cabeza rápidamente, con los ojos bien abiertos y negando frenéticamente.

-¡Julieta, me dijo que la magia era hermosa!- dijo, como si él mismo no se lo creyera. -¿Y sabes que más hizo?-
Merlín se puso frente a frente de Julieta y colocó sus manos sobre sus hombros.

-Me agarró así de los hombros,- indicó, apretando su agarre. -Y me grita; "¡La magia no debería estar prohibida!"- dijo Merlín con los ojos abiertos. -Y me lo dijo a mi, como si hubiera descubierto los secretos del universo.-

Merlin volvió a sentarse, aunque su expresión aún estaba incrédula.

-Se para, y le grita al cielo; "No me molesta la magia."- Merlín repetía palabra por palabra, ya que no podría olvidar ese grito en su vida. -Y para terminar con confundirme, grita a quien sabe dónde que la magia le parece hermosa como un regalo. O una maravilla.-

Julieta lo mira igual de confundida, pero una sonrisa empieza a crecer por su rostro.

-¿Y luego que? ¿Le preguntaste que le pasaba?

-Entonces se durmió como si nada. A mitad de la noche se despierta y dice mi nombre, y me empieza a decir que todo lo que había dicho era cierto y que cuando él fuera rey, la magia sería legal. Julieta, nunca estuve tan cerca de contarle sobre mi secreto.-

La chica lo miró, pensando en qué responder. -¿Que te detuvo?-

-Tantas cosas. Aunque la principal fue porque estuve tanto tiempo pensando en sus palabras, que volvió a dormirse.

Julieta se acomodó sobre su cama, mirando a Merlín a los ojos.

-¿Y no sería tiempo de que lo hicieras?- preguntó delicadamente.

-¿Que cosa?- dijo Merlín confundido.

-Decirle que tienes magia, ¿No crees que merece saber?- le explicó, sin quitar sus ojos sobre él.

Merlín no respondió, pero pensó.

¿Y si Julieta tenía razón?

Avec tout mon cœur -MerthurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora