4. Césped asperjado

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La noticia de los exámenes comenzando me tomó desprevenida. Y de no ser por Huening, quien se sentaba a mi lado, hubiese soltado mi almuerzo por la sorpresa de recibir dicha nueva en un momento tan inesperado.

—¿Cómo que los exámenes comienzan esta semana? —interrogué, alterada por lo que había escuchado.

—Lamento decírtelo, pero así es. Sunyoung me lo dijo y sabes bien que ella está en el consejo estudiantil —explicó para, justo cuando yo ya había perdido el apetito, poner nuevamente sobre mis manos el recipiente de fruta que mi madre me había enviado, el que estuvo apunto de caer al suelo.

Cerré el envase y miré mis pies, mentalizándome sobre la realidad que caía sobre mis hombros— estoy en grandes problemas.

Esas dos palabras bastaron para que Huening soltara una pequeña risa.

—No te rías, es serio —bufé—. Por más que intente, no logro entender ni una sola palabra de lo que dice el profesor de matemáticas. He estado salvando esa materia con la calificación mínima pero ahora no creo poder llegar más lejos.

—¿Más lejos? —repitió dudoso— yo creo que eres más capaz de lo que te imaginas, Eun. Sólo es cuestión de que des un poco más de ti.

—Todo sería más fácil si tuviese tu cerebro o el de Darim. Sólo ustedes pueden pasar la materia como si fuese pan comido —él rio nuevamente ante mi comentario y bajó la mirada para pensar.

—¿Sabes? Te ayudaría a estudiar si es que no tuviese que ir a la academia de música después de clases. Mis padres me matarían si falto injustificadamente... pero estoy segura de que Darim te apoyaría si le pides, ya que nunca tiene nada qué hacer.

Noté un poco de ironía en su hablar y yo sonreí— ¿Qué dices? Darim siempre está muy ocupada saliendo con su novio o haciendo sus deberes.

—Aun así, insisto que deberías preguntarle —comentó él, prosiguiendo a comer del estofado de hoy. Ambos estábamos sentados en unas pequeñas gradas frente a una cancha de fútbol al aire libre. El lugar estaba solo y no había mucho ruido, más que el que se escuchaba a la lejanía, así que habíamos optado por pasar nuestro tiempo libre aquí. Darim, como siempre, pasaba tiempo con su novio en lo que restaba del descanso—. O podrías intentar preguntarle a Taehyun. He notado que cada que lo llaman para resolver ejercicios en el pizarrón los termina en tiempo récord y, míralo por el lado bueno, podrías preguntarle desde ahora que él está viniendo para acá.

Volteé inmediatamente, creyendo que Tarhyun verdaderamente estaba caminando hacia nosotros. Y en realidad, el sí caminaba acercándose, pero no específicamente hacia nosotros, sino que a la cancha al aire libre que estaba al frente, junto a un gran grupo de chicos que no paraba de hacer ruido. ¿Cómo es que él había hecho amigos tan rápido?

¿Cómo lo viste? —pregunté, bastante sorprendida por la agilidad de sus ojos.

—Viene con Beomgyu —respondió él, acomodando los lentes sobre su rostro. ¿Qué tenía qué ver eso con la pregunta que le había hecho?

Decidí dejarlo pasar al mirar que, efectivamente, él también estaba allí, sosteniendo una pelota de fútbol mientras le daba indicaciones a los demás, incluyendo a Kang que asentía animadamente.

—No sabía que Taehyun jugaba —comentó Kai, mirando la escena. Yo quise decir que tampoco lo imaginaba, pero opté por quedarme callada, observando cómo poco a poco más alumnos se acomodaban en las gradas para observar el pequeño partido.

No entendía por qué el futbol era un deporte tan llamativo y reconocido en todo el país, no entendía por qué los demás gritaban y aplaudían ante sólo unos chicos pasándose la pelota entre ellos en un simple campo verde. No lo entendí hasta que enfoqué mis ojos en una persona.

ditto | kang taehyunWhere stories live. Discover now