03: enriquecido de amor

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El cuarto de estudio personal para Chan era un santuario de arte de todo tipo, un lugar en donde la vista se perdía entre los cuadros, colores y hojas, de tantos objetos llamativos no sabría qué admirar primero porque siempre había algo nuevo que llenaba un pequeño espacio de las estanterías o libreros, a menos que su prometido entrara o estuviera sentado en el banquillo al centro haciendo sus labores.

Solo entonces toda la atención caería solamente en él, como una abeja con una flor; atraído por su belleza y dulzura, su presencia era magnifica y prepotente.

Sí, Chan estaba terriblemente enamorado del castaño de ojos cafés que sacaba la punta de su lengua al estar concentrado en su trabajo, demasiado metido en sus apuntes como para notar que lo veía desde un sillón individual. Si le dieran a elegir entre toda su fortuna y el chico que capturó su corazón en una irrompible caja, estaría en bancarrota pero felizmente al lado de su más grande amor.

ㅡCariño ¿cómo te va, ya casi?

ㅡLos detalles, es lo únicoㅡ dijo en un tono desinteresado.

Llevaba toda la mañana encerrado en ese cuarto con tazas rodeándolo, botellas y refrescos, algunas hojas estaban hechas bolitas en el basurero y otras pedazos en el suelo. Realmente no tenía ánimo ni interés.

ㅡEso es buenoㅡ manteniendo un distanciamiento considerable, sus pasos se dirigieron a la pared de cristal, observando la calle, las copas de los edificios y el cielo celeste pintado con nubes blancas. Era un buen día.

ㅡ¿Necesitas algo? Me pone nervioso que estés aquíㅡ murmuró con cierto tono irritado sin dirigirle la mirada.

ㅡTe estoy esperando cielo, podemos ir a almorzar, le di lo que quedaba del día a Guri Yeo ¿te parece?

El castaño rió con un deje de molestia.

ㅡNo puedo creerlo, le das el día así como así, no estoy en condiciones de salir, tengo demasiado trabajo por parte de la oficina, los diseños y los modelos que están en crisis tal parece, ve tú solo si quieres pero ahora no me molestes.

Los labios de Chan se apresaron en sus dientes y con una sonrisa suave ocultando su evidente dolor, fue hasta él, dejándole un beso en la mejilla siendo bastante cuidadoso.

ㅡNo quise molestarte, nos vemos más tarde, buena suerte, te amoㅡ un sonidito afirmativo fue lo único que escuchó.

Si era sincero, extrañaba recibir palabras dulces, besos largos que no lo dejaban irse, pero comprendía que era el trabajo de su novio y eso lo estresaba, no lo culpaba, además se había esforzado mucho para llegar hasta dónde estaba y por eso ponía demasiado empeño.

En su Mercedes-Benz rojo, se podían escuchar canciones pop, hits lanzados recientemente, mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde su pequeño corazón no pudo evitar llenarse de celos cuando vio en las banquetas que paseaban parejas con alegría, desbordantes de cariño. Aunque más que celos, era tristeza, profunda tristeza abarcada por sus recuerdos pasados.

No supo en qué momento su relación había comenzado a dejar partes perdidas que por más que regresara a sus pasos no los encontraba y eso lo desesperaba, desconocía en momentos al chico que desayunaba con él en silencio, que dormía a sus espaldas y no en sus brazos, Minho solía reír con otros por compromiso y eso le causaba gracia antes no obstante lo hacía ahora con él, parecía estar con él por compromiso y no porque lo sintiera, ese solo pensamiento aterraba de sobremanera al rubio, pensar en un fin para su relación en la que trabajó con esmero desde que lo conoció para ganar su confianza, su aceptación, su amor.

Amor.

¿Cuánto habrá repetido ya esa palabra llena de carga, de la que depende su felicidad?

Chan era un hombre feliz claro que sí, pero lo era aún más con Minho a su lado, era como completarlo de cierta forma, una en la que solo él podía entender, personas ajenas le llamarían dependencia emocional pero no era así, simplemente Minho pintaba mejor su vida.

youniverse,, minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora